“A lo largo de mi vida, me he enfrentado a tsunamis y hasta King Kong, pero nada me había preparado para la menopausia”, dijo la actriz Naomi Watts en una entrevista, cuando a sus 36 años de edad, ya preparada para tener familia, le dijeron que tenía menopausia precoz. El diagnóstico, que la dejó en shock, la concientizó sobre el poco acompañamiento e información que existe para las mujeres en esta etapa de la vida y cómo a partir de ella, van perdiendo visibilidad y desapareciendo de los medios y la publicidad. En el libro Manifiesto por la menopausia, una guía que busca desterrar la idea de que la menopausia es una enfermedad o una etapa de declive en la vida de la mujer, la ginecóloga canadiense Jennifer Gunter, hoy columnista del New York Times, desmantela el origen de esta realidad denunciando que el silencio que rodea la menopausia en nuestra sociedad patriarcal es “para echarse a llorar”. “Por lo visto, no hay nada tan ignominioso como el cuerpo de una mujer que envejece y buena parte de nuestra sociedad trata la menopausia, más que como una fase de la vida, como una fase de la muerte. Como una especie de pre muerte”. De hecho, si buscamos imágenes de menopausia en google, lo que encontramos son rostros sofocados sufriendo de dolor o mujeres muy mayores en actitud pasiva, como si se estuvieran retirando de la vida. Por lo mismo, la mayoría de las mujeres viven esta etapa en silencio y con muy pocas herramientas y apoyo para sobrellevar los cambios físicos y emocionales que implica, ya que la cultura occidental ha mirado la menopausia desde un aspecto negativo, como si perder la función reproductora fuera perder un valor esencial de ser mujer.

No ocurre lo mismo en otras culturas. La medicina china, por ejemplo, al periodo posterior a la etapa fértil de una mujer, la llama “la segunda primavera”, por la renovación de energía y el florecimiento que esta conlleva. Y así decidió verlo Naomi Watts, resistida ante la idea de tener que desaparecer del mapa. Hoy, a sus 54, la actriz británica se ha convertido en uno de los rostros líderes de la reivindicación de la menopausia, incluso creó la Stripes, una marca cosmética centrada en mujeres con menopausia que brinda productos especiales como probióticos, gel vaginal hidratante y bruma facial refrescante. “Envejecer es un privilegio, un momento para que nos sintamos orgullosas de nuestras experiencias acumuladas y para sentirnos empoderadas, sin disculpas”. Yendo un paso más allá, habla de esta etapa para ella como una enorme liberación “¡No más periodo! ¡Adiós al síndrome premenstrual! Somos mujeres hechas y derechas. Más sabias. ¡Y más expertas!” dice bailando en un video de instagram. A esta tendencia se han sumado no solo otras celebridades como Michelle Obama y Gwyneth Paltrow, sino miles de mujeres líderes de opinión y profesionales de la salud que quieren impulsar una mirada distinta; la plenipausia. Es decir, comenzar a vivir la menopausia de manera plena, como una nueva etapa de cambios y empoderamiento, y no como el fin de la vitalidad y sexualidad de la mujer.

¿Cómo se están viviendo las chilenas esta etapa?

La psicóloga clínica Emilou Marguirott explica ante todo que efectivamente las mujeres en la menopausia -que básicamente se define como el periodo en la vida de la mujer en el que los ovarios dejan de producir hormonas y se detienen los periodos menstruales- pueden verse afectadas por signos y síntomas como los bochornos, osteoporosis, alteraciones genitourinarias o lubricación vaginal deficiente, por lo que evidentemente tiene un impacto respecto de cómo estaban acostumbradas a habitarse mujer. “Es esta etapa de transición, que se denomina síndrome climatérico, cuando muchas mujeres buscan ayuda para mejorar su calidad de vida ante los cambios fisiológicos, hormonales y emocionales que afectan el ánimo. En este último punto, hay que considerar que los niveles de serotonina disminuyen en la menopausia provocando labilidad emocional, alteraciones en el ciclo de sueño y vigilia, y disminución de la libido. Por ello, se puede observar que las mujeres se ven afectadas con síntomas de ansiedad y depresión inclusive. Por esto mismo, la menopausia ha sido tradicionalmente vista con una noción más ligada a la enfermedad e incluso a la vejez, producto del malestar y los cambios”. Según la experiencia de la matrona Ximena Encinas, en consulta las mujeres en general se sienten afectadas no solo por los síntomas físicos, sino por este mismo factor: que se percibe como el término de juventud o vitalidad por un fin al periodo reproductivo. “Lamentablemente la menopausia es entendida como un deterioro y déficit de varios aspectos no tan solo el biológico. Es vista como vejez y culturalmente como un menoscabo de la vida. El tratar de “viejita” a una mujer con todas las competencias intelectuales y de autovalencia la invalidan y no se pondera el ser de experiencia, sabia y competente que es. Así lo vivió también Ximena, con un poco de pena desde su simbología cultural. “Pero fue transitorio, después viví la comodidad de no ocuparse más del tema del cuidado mensual y desde liberar una sexualidad sin riesgo a embarazo”. Desde lo físico, cuenta que como sufría mucha sudoración nocturna que no lograba controlar, inició una terapia hormonal de reemplazo. “Me empecé a hace sentir muy bien y me sorprendió que fuese así como el viagra femenino ya que tiene un efecto positivo en el ánimo y la activación de la libido”.

Lo mismo señala Emilou; la menopausia es una etapa de cambios que en ocasiones se vive con emociones dificiles y experiencias incómodas, pero que bien acompañada pueden llevarse de una manera amable y empoderadora. “Es fundamental ir de la ansiedad a la calma y transitar la experiencia explorando las sensaciones y experiencias con curiosidad y libre de juicios. Hay una frase que dice “a que lo que resistimos, persiste”. Cuando las pacientes dejan de resistir a los cambios inevitables que trae la menopausia, permiten que los síntomas y signos de esta etapa ocurran, tengan su curso y desde la aceptación reportan mayor habilidad para calmarse, auto generando una actitud más amable, suave y abierta ante su propia ansiedad y malestar. A su vez, esta habilidad les va permitiendo discriminar qué aspectos de su experiencia tienen que ver con sus sensaciones corporales u orgánicas y cuáles tienen que ver con las creencias limitantes y muchas veces automáticas que tienen acerca de esta etapa o sobre los mismos síntomas. La invitación es a parar, escuchar el cuerpo con mucha consciencia, reconectando con los nuevos ritmos, haciendo actividades que resulten agradables, descansar e ir transformando la experiencia de cambios hormonales de algo negativo a una experiencia de encontrar tiempo para sí mismas y simplificar la vida. Hay mujeres que consideran el climaterio como la puerta a una etapa madura de sus vidas, deseando abordarlo de manera muy consciente, desde una mirada que ofrece la oportunidad de vivir la mejor etapa de sus vidas. Estas últimas mujeres están enfocadas en poner límites, soltar lo que ya no les aporta a una buena calidad de vida y recuperar la vitalidad y sostener la alegría en sus días, es decir, creen que es un periodo de autoconocimiento y crecimiento personal a través del autocuidado y el amor propio.”

¿Cómo transitamos de la menopausia a la plenopausia?

“Sin duda con educación” dice Ximena. “La información, el conocer los elementos que pueden ayudar a minimizar los efectos producidos por el déficit. Desde antes hay que educar a la juventud al respeto y valoración de esta etapa y definitivamente a la seguridad personal. Favorecer desde siempre el amor propio, valorar y saber la importancia de una sexualidad sana y activa que se puede seguir teniendo. Saber que incluso se pude disfrutar mucho más. También cuidar el bienestar a través del control con matrona o ginecóloga y proteger desde la salud mental hasta la salud biológica”. Emilou lo resume en una palabra “¡psicoeducación!”.

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