Paula 1128. Sábado 17 de agosto 2013.

Durante la investigación para realizar este Especial Aniversario, la práctica de yoga durante años, incluso décadas, apareció como un común denominador entre mujeres mayores y en óptimas condiciones de salud. Aquí, cuatro beneficios clave.

Junto con las arrugas, a nivel físico lo más notorio del proceso de envejecimiento es la pérdida de flexibilidad de las articulaciones y la reducción de la masa muscular, lo que produce un acortamiento de la columna vertebral y puede generar artritis. Para contrarrestar el deterioro, se recomienda la práctica de yoga al menos 3 veces por semana y meditar 20 minutos diarios.

1.- Protege las articulaciones: el desgaste de cadera y de rodilla son las principales causas de discapacidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ambas son enfermedades degenerativas que comienzan en el cartílago y pueden afectar el hueso. La práctica de yoga previene el desgaste articular al aumentar el rango de movimiento de las articulaciones y darle patrones de movimiento que no se suelen utilizar en la vida cotidiana. Los cartílagos de las articulaciones se nutren del líquido sinovial –fluido rico en ácido hialurónico que se encuentra en las articulaciones para prevenir la fricción– y las posturas de yoga que trabajan las articulaciones lo liberan fácilmente.

2.- Combate la osteoporosis: mujeres sedentarias, en edad menopáusica o que han tenido baja ingesta de calcio, son las principales víctimas de la disminución del contenido mineral en los huesos de hasta 1% al año. Eso es la osteoporosis, que genera dolores, fracturas y deformidades óseas. La práctica de yoga estimula las glándulas paratiroides que regulan la producción de calcio. También fortalece los músculos y los ligamentos que ayudan a sostener la estructura esquelética y estimulan la actividad de los riñones, donde se activa la vitamina D, que facilita la fijación del calcio en la sangre.

3.- Fortalece la columna: los yoguis afirman que la juventud es determinada por la flexibilidad de la columna. Para conseguirla se requieren vértebras fuertes que no se atrofien ni se acorten con el paso de los años. Ejercicios de estiramiento combinados con una correcta respiración generan espacios a lo largo de la columna que permiten una mejor circulación del fluido espinal, lo que contribuye también a una mejor irrigación sanguínea hacia el cerebro. Posiciones que fortalecen y flexibilizan la columna también ayudan a corregir la postura y prevenir daños vertebrales.

4.- Minimiza el estrés oxidativo: con el yoga se controla la producción de radicales libres retardando el envejecimiento. Cuando se produce un desequilibrio entre los sistemas oxidativos y los mecanismos antioxidantes, se generan grandes cantidades de radicales libres y disminuye la velocidad de neutralización de estos. Obesidad, aterosclerosis, diabetes, trastornos neurodegenerativos y cáncer, entre otras, están vinculadas a la cronicidad del estrés oxidativo. Los ejercicios respiratorios del yoga y la meditación reponen la pérdida de oxígeno en las mitocondrias, generando un equilibrio entre la producción de oxígeno reactivo y su consumo.

*Colaboraron con este artículo los instructores de yoga Gustavo Ponce, fundador de Yogashala (www.yogashala.cl), y Carolina Ramírez, dueña de Yogalab (www.yogalab.cl).