Chilenos crean mascarilla reutilizable para imprimir en 3D

Cuatro millones de descargas tuvo la mascarilla de la empresa Cooper3D, que esperan sacar en el mercado local en dos semanas más a un precio de $24 mil. Ellos esperan lograr fondos privados o públicos para bajar ese precio y combatir el contagio por Covid-19.


Cincuenta países y cuatro millones de descargas en las primeras 48 horas. Ese fue el impacto que tuvo Copper3D tras lanzar el martes 17 de marzo la campaña “Hack the Pandemic”, una propuesta de código abierto done usuarios de todo el mundo pueden descargar el diseño de una mascarilla reutilizable, que ocupa materiales anti-microbianos y anti-virales, para evitar contagios por coronavirus.

El diseño es parte de un innovador polímero para impresoras 3D, que cuenta con nanopartículas de cobre que permiten crear prótesis y órtesis antibacteriales. Una idea que nació cuando Daniel Martínez, Andrés Acuña y Claudio Soto cursaban el Magíster de Innovación de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibañez y cuya tecnología, antes de alcanzar impacto mediático durante la emergencia sanitaria, ya había llamado la atención de instituciones como la NASA en sus investigaciones para evitar la contaminación interplanetaria.

Martínez, kinesiólogo de profesión, dice que la startup dedicada a la fabricación, desarrollo y comercialización de materiales antimicrobianos fue el motor de la tesis de sus socios, en su último año como estudiantes de magíster. “La industria de la impresión 3D es un área muy competitiva y entramos con una propuesta nueva que no existía en ese minuto, que es la de materiales microbiales, básicamente como una mezcla de un polímero con un antibiótico”, apunta.En palabras simples, Copper 3D imprime modernos objetos con material que combate microbios, y que puede ser utilizado en áreas médicas para combatir infecciones o la proliferación de enfermedades.

Con sus excompañeros y actuales socios, a quienes describe como “apasionados por la salud y la tecnología”, tras aprobar con nota 7 su estudio académico, decidieron materializar su creación en una empresa con base en Chile, apuntando a la tendencia internacional de utilizar este tipo de impresoras para entregar soluciones a profesionales de la salud.Ante la dificultad del campo, reconoce que pasaron por “montón de problemas”: “En algunos centros clínicos pudimos observar y nos dimos cuenta que los dispositivos médicos impresos en 3D tenían algunos problemas, los pacientes sufrían con el rash cutáneo, irritación, y luego sufrían algunos grados de infecciones por hongos y bacterias”, enumera.

Daniel Martínez continúa en su explicación: “Los objetos impresos en 3D son geometrías complejas y eso, puesto en la piel de una persona, la deja muy expuesta a una carga bacteriana. Estos problemas llevaron a buscar solución a ese problema y una manera de hacerlo era intervenir el material”.Al comenzar este proyecto en el país con mayor exportación de cobre en el mundo,  realizaron pruebas con aditivos en base a nanopartículas del metal, hasta que el equipo llegó “a un material que mezclaba muy bien los distintos polímeros, lo llevamos al laboratorio y dio como resultado un producto antimicrobial”.

Los pasos siguientes fueron crear un filamento adaptado a impresoras 3D e imprimir objetos para analizar su efectividad. “Cuando logramos comprobar que se podía diseñar material que se comportaba como un antibiótico, nos dimos cuenta lo que habíamos logrado”, recuerda.

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Los tres socios de la startup chilena Cooper 3D.[/caption]

Reconocimiento mundial

Tras formalizar la empresa en enero de 2018, Daniel Martínez reconoce que el primer año fue lento, pero que “agarró mucho vuelo” tras lograr resultados. Desde Chile como “casa matriz”, decidieron unirse a la industria de la impresión 3D, apuntando a mercados de Norteamérica, Europa, Asia Pacífico y Medio Oriente.

Respecto a trabajar desde el sur del continente, el profesional argumenta: “La solución se crea en Chile, pero lo divertido es que hasta ahora no habíamos vendido nada acá. Los fundadores vivimos acá, pero  nuestros consumidores están afuera, la impresión 3D en Latinoamérica todavía no da el salto”.

El impacto que logró Copper 3D en esta industria de alta innovación, con una fuerte competencia de empresas y conglomerados, fue cuando su trabajo llamó la atención de la NASA, para quienes comenzaron a trabajar. La agencia espacial norteamericana llegó a la start up chilena para encontrar una solución a los problemas microbiales en la Estación Espacial Internacional.

“Tenían el problema de harta carga bacteriana, porque en una estructura cerrada en el espacio, las bacterias se pueden transmitir con mayor facilidad. Más encima, el sistema inmune de los astronautas se ve alterado en misiones espaciales mayores a 6 meses”, explica Martínez, quien luego complementa que su aporte fue investigar y crear productos con el polímero de nanocobre, material que sería enviado a las cápsulas espaciales, ya que en órbita cuentan con impresoras 3D.

El desarrollo de dispositivos médicos los llevó a conseguir clientes y distribuidores en los cinco continentes. Incluso, en noviembre de 2019 fueron invitados a presentar en el congreso más importante de Impresión 3D de India, que organiza la 3D Printing World, donde recibieron el premio como “Company of The Year” en el segmento Materials–Medical. Daniel Martínez fue nombrado miembro honorario de la Asociación India de Impresión 3D.Con reconocimiento en mano, 2020 vislumbraba un exitoso camino para sus creadores, hasta que la pandemia del Coronavirus comenzó a afectar en territorio nacional.

“Tuvimos una reunión por la contingencia y nos preguntamos cuál iba a ser  nuestra posición ante el Coronavirus. Ahí fue donde nació la idea de buscar soluciones a los temas que afecta el covid-19, como son las mascarillas”.Las mascarillas N95, sin stock en las principales capitales del mundo, los llevó a innovar con el polímero a base de cobre, buscando resolver uno de los tantos problemas que afectan a los centros clínicos.

Entonces lanzaron la campaña “Hack the pandemic”, liberando el diseño para que impresores 3D del mundo fabriquen mascarillas de manera masiva y las hagan llegar a poblaciones en riesgo. “Hay muchas de estas máquinas en el mundo que no se ocupan y sólo en Chile hemos logrado reunir 550 impresoras 3D para comenzar a trabajar en los próximos días”, explica Martínez.

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Mascarilla 2.0

Tras alcanzar un impacto mundial de cuatro millones de descargas, Copper 3D comenzó a trabajar de inmediato en la segunda versión de la mascarilla reutilizable, lavable y también fácil de imprimir y ensamblar.Ante el impacto, reconoce que el polímero a base de cobre está agotado a nivel mundial y esperan prontamente mayor producción, para lanzar el producto en el mercado chileno, esta vez bajo sus directrices, para que cumpla con los estándares de calidad, ya que conocieron casos en que la mascarilla fue impresa con material convencional.

“Podríamos no haber diseñado nada, pero las personas más expertas en el material somos nosotros, sabemos cómo funciona, entendemos qué tipo de productos se pueden hacer y no queremos esperar a que otros encuentren la solución si estamos nosotros”, dice el empresario.En esta nueva versión, arreglaron el tema de aislación y sellado al contrario del primer modelo. “Estamos contentos con los resultados y sabemos que se va adaptar como la versión oficial, esta va a ser la mascarilla que será el diseño dominante en  temas 3D”, afirma.

Según sus estimaciones, esperan salir al mercado en las próximas dos semanas con las mascarillas, que tendrán un precio cercano a los $24.000. El actual director de innovación de Copper 3D reconoce que es un costo elevado, por lo que están buscando inversores públicos o privados para asegurar que el acceso a la mascarilla a toda la población y centros médicos. Pero hasta el momento, Martínez dice que aún no hay propuestas concretas.

“A nosotros nos encantaría hacer 18 millones de mascarillas para todos los chilenos y que impacte en la salud pública nacional, pero nosotros somos una empresa chica y no podemos echarnos encima solo esta responsabilidad gigantesca, necesitamos ayuda y articular una red de apoyo para poder hacer un trabajo considerable. No es el momento de lucrar”, asegura.Ante el cuestionamiento de si la mascarilla tiene validez científica, sus creadores aseguran que cuenta con un 99,9% de efectividad, ya que ha sido probado con cepas antiguas del SARS, familiar del covid-19, que se ven afectadas cuando entran en contacto con cobre puro o aleaciones de cobre.

De todas formas, la empresa ya está en contacto con el Instituto de Salud Pública (ISP) para realizar una serie de pruebas para evaluar si efectivamente el material logra inactivar el coronavirus.

La mascarilla es el primer paso de una serie de innovaciones relacionadas al virus,  ya que actualmente trabajan en el diseño de una pieza llamada “H Connector”, ubicada en los ventiladores mecánicos, para seguir implementando soluciones que puedan combatir con eficacia la pandemia.

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