Megasequía en Chile: el rostro del empleo en las zonas afectadas

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Ilustración: Gaspar Álvarez.

La crisis hídrica en el país lleva más de una década y este invierno se ha agudizado. Se calcula que tres de cada cuatro empleos en el mundo dependen en mayor o menor medida del agua. Til-Til, Illapel y Petorca son claros ejemplos de los efectos, donde la falta del recurso provoca la pérdida de cosechas, impulsa la migración forzada y aumenta la falta de oportunidades. Autoridades y expertos hablan de la crisis y de posibles soluciones.


Queda a menos de 60 kilómetros hacia el norponiente de Santiago y parece difícil de creer la realidad por la que atraviesa Til-Til. Hace un par de décadas atrás, el pueblo contaba con ríos que cruzaban las distintas localidades de la provincia, e incluso balnearios donde turistas llegaban a acampar a la zona. Esos lechos hoy están completamente secos, y siguen vigentes como cicatrices tristes para quienes viven en los pueblos.

La comuna de la Región Metropolitana es uno de los sectores más golpeados por la mega sequía que viene afectando al país, y reflejo de que esta situación no está tan lejos de las grandes ciudades. Declarada oficialmente por el Ministerio de Agricultura como zona de escasez hídrica, cuenta con amplios sectores en los que ha ido creciendo su falta de disponibilidad del recurso. Un hecho que afecta directamente al rubro de los pequeños agricultores, al impactar en productos característicos de la ciudad como es la tuna y la aceituna, que por lo general requieren bajos requerimientos de agua, pero se les ha vuelto imposible sostener ese tipo de producción, teniendo que elegir entre una sola opción: riego o consumo personal.

“Antes, alguien con poco cuidado podía tener tunales, pero ya vemos que con mayor frecuencia se secan”, relata Tomás Marín, gerente de Pro Til Til, corporación empresarial conformada por ocho empresas que tienen presencia en la localidad, entre ellas Polpaico o AngloAmerican, y que conforman esta organización para hacer un trabajo por el desarrollo y la calidad de vida de la comunidad. Marín agrega otro dato frente a la compleja producción, explicando que quienes tienen emprendimientos asociados a alimentos, en muchos casos perdieron sus sistemas tradicionales de agua potable o alcantarillado, lo que se traduce en no tener resolución sanitaria para poder comercializar formalmente los frutos. Una situación que afecta al 30% de los hogares de la comuna, y ha provocado bajar los niveles de producción, la motivación a la formalización y en general los niveles de venta de los productores locales.

“El agua es una columna vertebral para sostener la vida como para sostener también la producción y el desarrollo”, resume Claudia Galleguillos, Líder Estrategias Hídricas de Fundación Chile, manifestando que si bien en el año 2000 comenzaron a manifestarse los primeros síntomas, es en la última década que los reiterados informes de la megasequía, sumados a la información científica hacen eco frente al informe expuesto por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por su sigla en inglés), que para la experta llegó a sepultar y a corroborar la información. “Muchos nos dijeron que éramos alarmistas, pero la verdad es que toda la información científica apunta hacia allá” recalca la profesional, recordando que en 2015 informes internacionales situaban a Chile dentro de los 30 países del mundo con mayor riesgo hídrico, siendo la única nación latinoamericana.

Galleguillos toma un informe de las Naciones Unidas para explicar que el agua y el empleo están intrínsecamente relacionados a varios niveles, desde lo económico hasta lo social. Se calcula que tres de cada cuatro empleos en el mundo dependen en mayor o menor medida del agua, por lo que la escasez limita el crecimiento económico y la creación de empleo en los próximos decenios.

sequía
Los camiones aljibe distribuyen agua en la mayoría de las comunas con escasez hídrica.

Mirando a Illapel y Valparaíso

El caso más emblemático de la sequía nacional es Illapel, tras cumplir una década sufriendo esta crisis, pero que este año ha reflejado una “mayor catástrofe”, cuenta el alcalde de la comuna, Dennis Cortés, al registrar una precipitación mínima en los últimos meses. “Lo estamos viviendo a diario, con distintas dificultades e inquietudes que tiene nuestra comunidad”, dice.

Por un lado cuentan con el embalse El Bato, depósito que ayuda al regadío de todo el sector del río Illapel, que en este último tiempo funciona en su mínima capacidad. Eso ha llevado a que todo el sector agrícola de la zona haya perdido lo que ha sembrado, repitiendo la misma decisión que en Til Til. “Muchos pequeños agricultores han dejado de plantar y de producir, porque el sistema que tienen para regar prácticamente ya no les llega agua por sus canales, porque la poca que queda solo se deja para el consumo humano”, cuenta preocupado Cortés, mientras va camino a La Moneda a discutir la situación.

Si bien en las últimas semanas han aumentado las precipitaciones, la Oficina Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile ha indicado que en el caso de la región de Coquimbo el frente no produjo cambios, extendiendo el déficit hídrico hasta fin de año.

La otra cara son las áreas productivas históricas en Illapel como son la pequeña agricultura y la minería, ambas con dificultades. Los agricultores no están produciendo su tierra, ni tampoco están generando mano de obra para sus cosechas. En contraste, el alcalde Cortés sitúa las grandes agrícolas que llegan a la zona con “un costo hídrico enorme”, al existir plantaciones de paltos en muchas de las laderas, lo que genera desigualdad entre quienes hacen de este rubro su sustento, al priorizar el agua dulce para la industria y no para las comunidades.

“Los grandes al final siempre terminan solucionando sus dificultades”, manifiesta el edil, argumentando que este tipo de industrias no necesariamente generan la empleabilidad o el desarrollo económico que anhelan. La pequeña minería también requiere agua, pero se enfrentan a una regulación excesiva con los planes de cierre o de explotación, junto a una serie de elementos que no les permiten funcionar de buena forma.

Entre los efectos de la falta de oportunidades, se ha visto una constante migración forzada al trasladarse del campo a la ciudad, ya sea al centro de Illapel o a otros lugares de Coquimbo, lo que genera otras dificultades como es el déficit habitacional, con el encarecimiento de los arriendos de vivienda. “Emigran porque no hay empleo, porque justamente el empleo que daba la pequeña agricultura no se está dando”, recalca la autoridad.

Sequia Paula

Colindante con la región de Coquimbo, la región de Valparaíso también enfrenta esta situación, esta vez liderada por uno de los activistas que mayor énfasis ha hecho en la búsqueda del camino hacia el agua como derecho básico. Rodrigo Mundaca, primer gobernador electo de la zona y vocero nacional de Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la protección del Medioambiente (MODATIMA), refleja que con un poco más de mes y medio al frente del Gobierno Regional, se ha mantenido en constantes reuniones con las diferentes autoridades de las 38 comunas de la región, de las cuales 11 presentan una alta brecha hídrica. Tan solo el día de la conversación venía arribando desde el litoral de los Poetas, donde San Antonio mantiene a un 50% de su población con serias dificultades para acceder a agua potable.

Hay otras estimaciones que menciona Mundaca que hablan de aproximadamente 400 mil personas dependiendo de camiones aljibes, entendiendo que no son una solución estructural a la problemática del agua, pero sí son un paliativo para llevar el recurso. A ese grupo, se suman las más de 24 mil familias que viven en campamentos, donde no hay servicios básicos entre ellos alcantarillado y agua potable.

Todos estos efectos que provoca la carencia de agua ponen en jaque la pervivencia de las comunidades, debido al compromiso que hay particularmente con la agricultura familiar campesina, con el deterioro de la agricultura y los sistemas comunitarios de agua potable rural (APR). “Cuando uno piensa que del agua depende la vida de las personas, pero también depende la vida de los vegetales, el funcionamiento de las economías locales y la pervivencia de un ecosistema, obviamente impacta provocando migración ambiental forzada”, apunta como uno de los tantos problemas que, ahora desde un cargo público, busca encontrar una solución.

Buscando soluciones

Pablo García, hidrólogo y Miembro del Programa Hidrológico Intergubernamental de la Unesco, concibe que la falta de oportunidades es una de las múltiples caras de este fenómeno, que también va de la mano con consecuencias sociales como rompimientos familiares, estrés en las personas, desigualdad, y hasta protestas; de hecho, García dice que si no se soluciona la crisis hídrica que se vive en Chile, el próximo estallido podría ser ambiental, trayendo consecuencias políticas y de estabilidad serias, todo esto aparte del hecho de que el agua es un tema de seguridad nacional para la producción de alimentos.

En ese sentido, cada zona ha buscado formas de enfrentar este grave problema. En el caso de Til Til, se han concentrado en dos acciones. La primera tiene que ver con el acceso a la resolución sanitaria a través de la iniciativa “La cocina comunitaria”. Habilitando una sala de procesos en el centro de la comuna, que cuenta con agua potable, alcantarillado y resolución sanitaria, en la que los emprendedores locales pueden acceder a este espacio para elaborar sus productos con su marca propia, pensando en pequeños productores. “Además de entregarle el espacio, va con un programa de acompañamiento para asesorar el modelo de negocio, marketing y apertura de nuevos canales de comercialización”, señala Tomás Marín. El modelo de la cocina comunitaria es una experiencia que están visitando comunas como Colina, Lampa o Yerbas Buenas para replicarlo como una forma de enfrentar las consecuencias de la crisis.

Gobernadores regionales Valparaíso
Rodrigo Mundaca. primer gobernador regional de Valparaíso. Foto: Agencia Uno.

Otra acción es la conversación gestada por la municipalidad y la Agencia para la Sostenibilidad y el Cambio Climático (ASCC) para conformar una mesa público privada por el agua. “Pese al diagnóstico, no hay distancias formales donde se esté convocando lo público y lo privado para compartir diagnósticos respecto de la situación”, señala Giovani Calderón, director ejecutivo de la ASCC, recalcando que “el gran déficit que tiene Chile es en la implementación de políticas a nivel territorial “, por lo que los planes y medidas concretas para enfrentar la necesidad de adaptación al cambio climático deben ser el camino.

Por su parte, el alcalde de Illapel plantea que se necesita una mayor cantidad de recursos ante la urgencia y una discusión a largo plazo, planteando inversiones de gran infraestructura con embalses de cabecera, aumentar la cantidad de camiones aljibes, la mejora de accesos para llegar otros sectores rurales, junto a una nueva ley de Servicios Sanitarios Rurales, que hoy posibilita que las aguas potables rurales se hagan cargo no solo del agua, sino también de los alcantarillados.

A esto se suma la promulgación de un nuevo Código de Agua, tramitado por más de diez años en el Congreso, legislación que ha permitido que “grandes agrícolas y grandes mineras tengan acceso al agua en forma fluida, con muchas acciones en desmedro de los pequeños”. Otra situación es la de los crianceros y ganaderos de la provincia de Choapa que están viviendo la falta de agua para sus animales, prefiriendo sacrificar su fuente de trabajo para no llegar a vivir el letargo de morir por falta de agua. En esos casos, la municipalidad de Illapel trabaja en la creación de bebederos comunitarios para que, por lo menos, los pequeños emprendedores puedan salvar lo básico de su ganado.

Rodrigo Mundaca es más enfático y afirma que se debe “establecer un nuevo contrato con la naturaleza, que armonice nuestra relación y que no se considere una fuente inagotable de recursos naturales”. Si bien como gobernador cuenta con funciones administrativas y presupuestarias, los 38 alcaldes de la región le pidieron hacer gestión ante el gobierno central para que se prorroguen los decretos de emergencia y catástrofe hídrica por sequía, con la finalidad “de poder contar con recursos para poder suministrar agua vía camiones aljibes a las comunidades que están privadas del vital elemento”.

El Gobernador Mundaca, quien participó recientemente en las audiencias públicas de la Convención Constitucional en la comisión de Derechos Humanos, también pone énfasis en el clivaje constituyente, donde la organización Modatima cuenta con 6 constituyentes, donde esperan al final del proceso poder consagrar el agua como un bien común y hacer de su acceso un derecho humano, y así salvaguardar la vida de las comunidades que hoy viven una profunda crisis que crece con el paso del tiempo.

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