El lunes 6 de enero, la directora ejecutiva de la fundación Horizonte Ciudadano, Valentina Quiroga, sostuvo un almuerzo con la expresidenta Michelle Bachelet en el marco de su visita a Chile durante sus vacaciones.
En la cita -en la que también participó el resto del directorio de la organización fundada por la exmandataria- conversaron, entre otras cosas, sobre la actualidad del país, el estallido social, el proceso constituyente y el plebiscito del 26 de abril. En ese sentido, en esta entrevista, la exsubsecretaria de Educación revela que la hoy alta comisionada para los derechos humanos de las Naciones Unidas les pidió que desde la fundación busquen la unidad de la centroizquierda de cara al proceso y trabajen por fortalecer la participación ciudadana.
"Como chilena, está mirando el proceso esperanzada de que funcione y que le dé una oportunidad histórica a Chile de profundizar la democracia", dice.
Su fundación y otras 15 más lanzaron un comando por el "apruebo". ¿Qué intentan plasmar?
Nosotros lanzamos esta plataforma con el propósito de que el proceso constituyente tenga a la ciudadanía como protagonista y adquiera la mayor legitimidad social. Esa es la convicción que orienta nuestras decisiones como fundación y eso requiere pensar cómo se incorpora la participación ciudadana bajo una nueva Carta Fundamental, pero también preocuparse de esa participación durante el proceso constituyente. Esto es una iniciativa que surgió de varias conversaciones entre las instituciones y fue un acuerdo entre todos.
En la plataforma hay personas desde la DC al FA, incluyendo al PC, algo que los partidos no lograron institucionalmente. ¿Cómo ve eso?
Nosotros vemos con optimismo, en general, que se están empezando a articular varias iniciativas y confiamos en que van a confluir. Vamos a trabajar para que tengamos unidad y por eso estamos en este esfuerzo colectivo con las otras instituciones.
Ustedes almorzaron con la expresidenta durante sus vacaciones. ¿Ha tenido un rol dentro de esa búsqueda de la unidad en el proceso constituyente? ¿Se los planteó?
Las conversaciones con la Presidenta son reservadas, pero ella desde el rol que ejerce, de hecho, ha estado mirando Chile, lo que fue públicamente conocido. Tuvimos un informe y una visita de su oficina y, por lo tanto, desde el punto de vista institucional, ella claramente está ejerciendo un rol en materia de DD.HH. Obviamente, en la conversación en general compartimos impresiones y la Presidenta nos entregó lineamientos para trabajar por la unidad de nuestro sector en el proceso constituyente y fuertemente por fortalecer la participación ciudadana, especialmente la de los jóvenes. Básicamente, fue eso.
¿Ella les pidió que desde el bacheletismo buscaran esa unidad en el proceso?
O sea, nosotros, desde que se creó la fundación, hemos trabajado con ese ánimo. La diferencia es que hoy tenemos al frente un desafío político mayúsculo y, por lo tanto, hay que madurar esa unidad, pero al mismo tiempo hay que trabajar, porque el plebiscito tiene fecha.
Antes se había dicho que ella estaba pendiente de la situación de Chile. ¿Les comentó que también está mirando el proceso constituyente?
Las conversaciones con ella obviamente son privadas. Y como chilena, al igual que todos nosotros, está mirando el proceso esperanzada de que esto funcione, que le dé una oportunidad histórica a Chile de profundizar la democracia y de encantar también a las nuevas generaciones con este proceso.
El proceso constituyente se planteó justamente en su gobierno, pero luego se estancó. ¿Cree que les faltó impulsarlo con más fuerza?
La Presidenta fue tremendamente visionaria en el programa de gobierno que empujó en su segundo mandato, planteó un programa ambicioso y, de hecho, recibimos varios comentarios burlescos sobre la obsesión con el programa. El texto era tremendamente exhaustivo, no se quedaba en titulares, a diferencia de los programas de gobierno como, por ejemplo, el que vemos hoy. Sin embargo, como coalición fallamos. La Presidenta fue tremendamente visionaria al levantar el proceso para una nueva Constitución y por razones, yo diría, más de orden político dentro de la coalición y también, obviamente, de una oposición que atornilló al revés fuertemente, no se tuvo la fuerza suficiente como para empujar un proceso como ella originalmente lo había imaginado.
¿Y si el programa se hubiese llevado a cabo se habría evitado la crisis?
Eso es como hacer ciencia ficción, es difícil saber qué es lo que hubiese ocurrido si las decisiones hubiesen sido distintas. Lo importante hoy es que el país, por una u otra razón, no las tomó y hay que hacerse cargo del presente mirando al futuro.
¿Cómo ha visto a los partidos de la ex Nueva Mayoría en el proceso constitucional?
Pensamos que ha faltado generosidad para poder trabajar mancomunadamente en torno a propósitos compartidos. Efectivamente, hay diferencias de opinión o políticas y lamentablemente a veces esas diferencias son las que terminan primando y limitando que como oposición podamos estar a la altura. Sin embargo, somos optimistas, creemos que se están haciendo varios esfuerzos en esa dirección y tenemos la impresión de que esto va finalmente a madurar y esa unidad se va a lograr.
¿Y cómo ve a una derecha donde hay sectores que estarían decantando por el "rechazo"?
Por eso planteamos que el resultado del plebiscito no está garantizado. Nosotros creemos que políticamente, más allá de ser de izquierda o derecha, sería muy complejo para Chile caer en el rechazo, porque cerraría la oportunidad única que significa trabajar por una nueva Constitución. Perder esa oportunidad desde el punto de vista histórico sería tremendamente complejo y quizás en qué podría derivar.
¿Complejo en qué sentido?
Porque sería que quedara en statu quo y, por lo tanto, qué haces con toda esta energía, con toda la movilización. Si gana el rechazo podría derivar en situaciones muchísimo más difíciles que las que hemos estado viviendo desde el 18 de octubre. Nosotros pensamos y tenemos la convicción de que el rechazo podría llevarnos justamente a ese escenario de un mayor desgobierno, de falta de legitimidad, donde ya estamos llegando a un punto donde la democracia puede derivar en cualquier cosa. El escenario de incertidumbre y de salto al vacío podría ser infinitamente más alto si tenemos un rechazo.
El gobierno de Bachelet en un momento también tuvo el porcentaje de aprobación más bajo históricamente, aunque lograron repuntar. ¿El gobierno de Piñera tiene la posibilidad de dar vuelta ese 6% en la CEP?
Lo veo difícil, porque siguen tomando decisiones que van contra el sentido de la ciudadanía. Entonces, cuando ves que personas de derecha opinan que la razón por la cual el Presidente tiene ese nivel de rechazo es porque le faltó mano dura, es que siguen sin entender lo que está pasando. Mientras se siga errando en el diagnóstico, difícilmente se van a tomar las decisiones que la ciudadanía está pidiendo.