En busca de una vida sostenible

año 2050
Ilustración: César Mejías.

El mundo no se acaba el 2050, pero tenemos que hacer algo. Nuestro único camino es reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para aliviar la presión climática. Citando al ecologista Murray Bookchin: si la única función política de un pueblo fuese la de elegir delegados, no seríamos un pueblo, sino una aglomeración de mónadas. Querámoslo o no, la situación ya no está para esperar a otros paguen y la arreglen, todos tenemos que hacernos cargo. Y, en este sentido, hay actuar con lo que podemos: nuestro consumo.




Este año, el Banco Mundial publicó un informe titulado "Groundswell: prepararse para las migraciones internas provocadas por impactos climáticos", en el que anunciaba que en 2050 la escasez de agua, las malas cosechas y el aumento del nivel del mar obligarían a 140 millones de personas a abandonar sus países, principalmente en África y al sur de Asia. Y, sin ir más lejos, confirmó que la contaminación del aire ya mata a siete millones de personas cada año, y la ONU estima que una cuarta parte de las muertes y enfermedades que se producen en la actualidad se deben a la contaminación y el daño medioambiental. Pero quizás lo más alarmante no es que estemos muriendo, sino la cantidad de gente que nace: el informe estima que para el 2050 habrá 9.700 millones de personas en la tierra, 2.000 más que en la actualidad. Cada vez más gente, cada vez menos tierra habitable.

Ahora nuestro único camino es reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para aliviar la presión climática. Y aunque podemos creer que nuestra responsabilidad individual no es importante comparada con la que tienen las grandes industrias o el gobierno, una cosa va de la mano con la otra. Citando al ecologista Murray Bookchin: si la única función política de un pueblo fuese la de elegir delegados, no seríamos un pueblo, sino una aglomeración de mónadas. Querámoslo o no, la situación ya no está para esperar a otros paguen y la arreglen, todos tenemos que hacernos cargo. Y, en este sentido, hay actuar con lo que podemos: nuestro consumo.

https://www.latercera.com/practico/noticia/guia-utilizar-residuos-del-cafe/780030/

Alimentación

Modificar nuestra dieta es una manera de contribuir a salvar el planeta que está al alcance de todas las personas.

Para esto.

—Prefiere los alimentos de verdad y evita los productos elaborados. Si lees la etiqueta y tiene más de cinco ingredientes, ¿te parece que es un alimento?

—Prefiere productos ecológicos que fueron producidos respetando el medioambiente, esto es, que se cultivan sin fertilizantes artificiales, plaguicidas ni transgénicos.

—Prefiere los productos locales: Por un lado, uno de los grandes causantes de la emisión de dióxido de carbono y otros gases nocivos es el transporte. Por el otro, si compras vegetales y frutas que crecieron aquí mismo, estarán más frescos, habrán soportado menos frío y conservarán más nutrientes.

—Prefiere los productos de temporada: para que puedas comer esa cereza en invierno, tuvo que estar congelada durante meses.Eso supone generar varias toneladas de CO2.

—Deja la carne, come menos carne, come mejor carne. La ganadería es la responsable de la emisión del 14,5% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y de la destrucción del Amazonas. Procura que la carne que consumes (y otros derivados animales, como los lácteos) provengan de la ganadería local. También puedes plantearte el vegetarianismo o el veganismo.

—No desperdicies alimentos. Con toda la comida que se bota en el mundo podríamos alimentar a la población actual de la tierra y a los 2.000 millones más del 2050.

—Si comes pescado, hazlo de manera responsable: elige siempre el pescado de temporada que haya sido capturado en el lugar más cercano posible.

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Transporte

Además de emitir gases de efecto invernadero, los autos contaminan el aire y hacen mucho ruido. Lo más recomendable es caminar o movilizarnos en bicicleta si podemos hacerlo, así como utilizar el transporte público para reducir las emisiones que generamos al desplazarnos. En una micro cabe una cantidad de gente que habría que repartir en unos 40 autos, así que yendo en el transporte público ahorramos el combustible de cada uno de ellos, reducimos el ruido del tráfico y el smog y nos olvidamos de las responsabilidades de tener un auto. Si necesitas uno, siempre podrás arrendarlo.

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Plásticos

Escapar del plástico puede parecer imposible, porque está por todos lados, pero hay alternativas para reducir nuestro consumo. Lo primero fue dejar las bolsas plásticas, algo a lo que los chilenos nos estamos acostumbrando desde que, por ley, no las entregan en los supermercados. Lo siguiente es:

—Compra tu comida a granel llevando tu propio recipiente para transportarla.

—La próxima vez que se te rompa o pierda un tupper, compra uno de acero o de vidrio (almacenar o calentar comida en tuppers de plástico puede estar envenenándote, porque al calentar el plástico se liberan sustancias tóxicas).

—Intenta utilizar productos de higiene que no estén envasados en plástico o estén compuestos por él, como barras de jabón y cepillos de dientes de madera.

—Evita el uso de cosméticos que estén compuestos por microesferas de plástico (Polietileno, polipropileno y/o nylon). Generalmente se encuentran en productos exfoliantes. En su lugar puedes utilizar cosméticos con componentes naturales como la arcilla, cáscaras de frutos secos o semillas.

—Toma agua de la llave.

—Cómprate un filtro. Cuando compres líquido elige envases retornables, como los de vidrio.

—Olvídate de las máquinas de afeitar desechables, cámbialas por una eléctrica o una de metal con hojas reemplazables

—Evita los productos de limpieza que vienen en envases plásticos. Puedes utilizar bicarbonato, vinagre o jabón en barra.

—Cómprate un encendedor de metal y recárgalo.

—Si tienes hijos, reduce su exposición al plástico, busca mamaderas de vidrio y juguetes de madera, género, látex o caucho natural.

https://www.latercera.com/practico/noticia/guia-aprender-a-reciclar/775710/

Papel

Como con todo lo demás, lo primero es reducir nuestro consumo. Para esto podemos imprimir nuestros documentos, pasajes de avión u otras cosas por las dos caras, des-suscribirnos al correo postal no deseado (revistas gratuitas, por ejemplo) y visitar nuestras bibliotecas, donde podemos leer todos los diarios y las novedades literarias sin tener la necesidad de pagar más u ocupar espacio en nuestras casas.

Por supuesto, a veces es necesario utilizar papel y algunos documentos formales no pueden ser impresos al reverso de tu lista del supermercado. Para esas cosas, elige papel 100% reciclado, blanqueado y sin cloro, y rechaza aquellos que derivan de fibra de origen. En Chile, puedes comprar los productos de la marca Torre, que además es nacional, lo que quiere decir que sus productos no viajan miles de kilómetros para llegar a nosotros. Además, no olvides reciclar todo lo que utilices: el papel y el cartón usado sirven para volver a fabricar papel.

Ropa

Quizás has oído este dato: para hacer unos jeans se necesitan 3.000 litros de agua. Esto porque su materia prima es el algodón, cuyo cultivo ocupa el 4% del agua que se utiliza en todo el mundo para cualquier cosa. Unas zapatillas significaron 4.400 litros de agua, una camisa 1.500 y 1.000 unos calzones. Visto así, está muy claro: mientras menos compres ropa nueva, mejor. Cuida la que ya tienes, si la conservas uno o dos años más reduces sus emisiones de CO2 en un 24% (Greenpeace).

La manera de romper la espiral del consumismo es repensar nuestra relación con lo que ya tenemos: si está roto, ¿lo podemos arreglar? Si ya no nos gusta, ¿hay manera de modificarlo? Aprende costura, haz tu ropa, transfórmala, cámbiala con otras personas. Luego, si comprar es necesario:

—Prefiere la ropa de segunda mano. Un buen lugar donde encontrarla son las tiendas solidarias de Coaniquem, donde además podemos donar lo que ya no utilizamos. Hasta ahora existen cinco de estas tiendas y pueden encontrarse en: Providencia, Galería España, La Dehesa, Las Condes y Maipú.

—Si vas a comprar ropa nueva, prefiere a los fabricantes locales que confeccionan con materiales renovables, es decir, los materiales que la naturaleza va regenerando más rápido de lo que nosotros los consumimos. Entre estos podemos encontrar el algodón, el tencel, modal, las fibras de cáñamo y el bambú.

—Prefiere ropa que haya sido elaborada para tener una larga vida útil.

—Prefiere ropa que no esté hecha de telas sintéticas como poliéster o nylon. Al ser lavada, esta ropa desprende pequeñas porciones de fibras y plástico que llegan a los ríos, lagos y océanos.

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Ilustración: César Mejías.[/caption]

Tecnología

Intentar utilizar tus dispositivos electrónicos el mayor tiempo posible: mandarlos a arreglar si fallan antes que botarlos es una buena manera de extender su vida. Cuando mueran, no los tires a la basura, devuélvelos al fabricante.

Si necesitas comprar algo, en la página de Greenpeace puedes encontrar una guía verde de electrónicos.

Energía

—Utiliza bombillas LED, estas reducen el consumo energético hasta un 90% con respecto de las antiguas.

—Compra electrodomésticos de mayor eficiencia energética. Si estás pensando en cambiar alguno, hazlo: un refrigerador fabricado 1993 consume el doble de electricidad que uno moderno de alta calidad. para esto debes fijarte en que tengan la etiqueta de ahorro energético de clase A, que es la más eficiente.

—Apaga tu computador

—Desenchufa los aparatos que no estás usando, como el cargador de tu celular

—Cuando cocines: tapa la olla. Mide bien cuánta agua necesitas hervir. Remoja tus legumbres la noche anterior.

—Dúchate rápido.

—Lava tu ropa en frío y de a harta: como mínimo a tres cuartos de la capacidad de lavadora. Si el clima te lo permite, sécala al sol. No utilices electrodomésticos a pilas, consumen más energía que los conectados a la red.

—Ventila rápido: La mejor forma de ventilar una pieza es apagar la calefacción y abrir las ventanas por unos diez minutos. Eso evita que se enfríen las paredes. Nunca dejes la calefacción encendida con la ventana abierta.

—Evita el uso del aire acondicionado.

Sobre la autora:

Escritora. Autora de la novela Incompetentes (2014, La Pollera) y el volumen de cuentos Terriers (2017, Hueders).

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