Feromonas: ¿pueden reducir el estrés y la ansiedad de nuestros perros y gatos?
Distintos productos se pueden encontrar en el mercado, todos con la promesa de calmar a las mascotas. ¿Son realmente efectivos? ¿Cuándo es recomendable usarlos? ¿Hay riesgos asociados? Lo responden tres veterinarias especializadas en comportamiento animal.
Andar ansiosos y estresados por la vida parece no ser sólo un privilegio del ser humano: perros y gatos, como animales sintientes que son, también deben cargar con este tipo de emociones, que incluso pueden llegar a afectar gravemente su estado de salud. Por lo mismo, parte fundamental de la tenencia responsable es preocuparse por su estado mental.
Y al igual que los humanos, el estrés y la ansiedad que las mascotas sienten muchas veces se debe a un comportamiento inadecuado, por decirlo de alguna manera. Podríamos decir que es una tontera indeseable que alguien se sienta angustiado porque la foto que subió a Instagram no se ha llenado de likes. Bueno: algo similar ocurre cuando un perro y un gato caen en la desesperación porque su cuidador sale de casa y los deja solos. Al retorno, la imagen es habitual: muebles, plantas y pantuflas todas rotas o rasguñadas, pozas de orina o un estado de excitación como si vinieran bajándose de una montaña rusa.
Cuántas alternativas habrán buscado y puesto en práctica estos tutores en Internet. Hasta que aparece el dato, la mención al vuelo de un familiar o compañero de trabajo: “¿Has probado con feromonas?”. Y antes de que la cabeza se dispare para cualquier lado, llega el aterrizaje de la pregunta: “Dicen que ayuda a calmar a los animales”.
Y, bueno. ¿Será tan así? Vamos por paso.
¿Qué son las feromonas?
Las feromonas son sustancias químicas secretadas por el cuerpo de muchos animales —incluido el humano— a través de diferentes órganos, las que luego quedan liberadas en el medio ambiente. Cuando estas son percibidas por individuos de la misma especie, pueden inducir en ellos un cambio en su comportamiento. “Al percibir feromonas maternas, por ejemplo, generará una sensación de seguridad y calma”, expone Ximena Braithwaite, médico veterinario y especialista en comportamiento canino de Sí Como No.
Ana Francisca Soto, etóloga clínica y secretaria de la Comisión Nacional de Tenencia Responsable de Mascotas del Colegio Médico Veterinario (Colmevet), explica que el efecto y el mensaje que transmiten las feromonas dependen de su tipología. “Existen feromonas sexuales —para atraer a individuos del sexo opuesto y lograr el apareamiento—, feromonas de apaciguamiento —que producen un efecto calmante—, feromonas de alarma —que alertan de un peligro—, feromonas de identificación —para marcar algo o alguien como familiar—, o feromonas territoriales —para marcar un lugar como propio—, entre otras”.
La principal fuente de producción de feromonas está en la secreción de ciertas glándulas del metabolismo, que se eliminan a través de la saliva, sudor, orina y heces. Al ser moléculas de bajo peso, “son volátiles, por lo que viajan a distancia en el ambiente”, agrega Soto.
Así es como las feromonas se mueven a través del aire hasta que algún individuo las percibe. Estas ingresan en el animal a través del órgano vomeronasal, también conocido como “de Jacobson” —ubicado entre la nariz y la boca—, o mediante la succión y el reflejo de Flehmen, un movimiento voluntario de retracción de los labios que facilita el acceso de las feromonas. “Esta información recibida se transmite al sistema nervioso, específicamente al sistema límbico, donde se procesan las emociones. Y desde la emoción deriva el comportamiento”, resume Ivana Álvarez, médico veterinaria especializada en etología clínica.
Eso puede responder a la eterna duda de por qué los perros van directamente al ano de sus pares cuando se encuentran. O por qué buscan tanto oler —e incluso lamer— la orina que dejan otros perros en árboles, postes, suelo, o lo que sea. Así que no: tu mascota no es un pequeño pervertido.
Pero volvamos a las feromonas. Dado que a través de ellas se emiten señales que causan un impacto directo en el sistema nervioso, el humano ha buscado sacar provecho de esto emulando estas sustancias de manera artificial, adhiriéndolas a diversos productos comerciales para influir en el comportamiento animal. Y una de las aplicaciones más populares es aquella que tiene por objetivo calmar a las mascotas.
Collares, perfumes, snacks de premios, esprays o incluso peluches se han fabricado en base a feromonas, principalmente para apaciguar el ánimo de perros y gatos que se sienten estresados y ansiosos. Es decir, funcionan como un calmante, un antiestrés.
¿Es recomendable el uso de feromonas en mascotas?
“En la práctica profesional, así como en varios estudios, se ha comprobado que el uso de feromonas análogas artificiales es bastante beneficioso en perros y gatos”, responde Ana Francisca Soto.
Ivana Álvarez también considera que su uso es recomendable para la modificación de conductas relacionadas con el estrés, la ansiedad y los miedos. “En general, la feromona que se comercializa busca imitar a la feromona apaciguadora, aquella que produce una madre durante la lactancia y es liberada en la leche”, explica.
Sin embargo, sería un error creer que por medio de estos productos se pueden resolver los problemas emocionales de un animal. En ese sentido, las especialistas recalcan que estos no pueden sustituir, por ejemplo, un tratamiento etológico, pero sí pueden ser parte de éste.
“En la mayoría de los casos, estos productos se usan como herramienta complementaria a una terapia etológica. Muchas veces, aparte del uso de productos naturales y terapia de modificación conductual, es necesario aplicar medicación farmacológica”, sostiene Ximena Braithwaite.
“Si una conducta logra ser resuelta con feromonas y sin consulta de un etólogo, es porque simplemente no había una patología que requería de consulta”, insiste Álvarez. En esa línea, aconseja que si se decide incorporar feromonas y luego de 15 días no hay mejoras, lo que corresponde es consultar a un profesional.
De todas maneras, la asesoría de un médico veterinario es esencial. De acuerdo a Braithwaite, en muchas ocasiones los tutores confunden enfermedades de base orgánica —como una nefropatía felina— con problemas conductuales. El inconveniente es que antes de descartar cualquier patología, “ya están comprando productos naturales para cambiar el comportamiento de eliminación inadecuada de su gato”.
¿Todos los perros y gatos reaccionan igual a las feromonas?
Todos los perros y gatos tienen el mismo sistema olfativo y receptores. Sin embargo, Ana Francisca Soto asegura que la intensidad de la respuesta a las feromonas depende de las condiciones individuales, “como el nivel de ansiedad, los estímulos medioambientales, los problemas de comportamiento o de salud asociados, entre otros”.
Ivana Álvarez es tajante: “No todos los perros y gatos responden del mismo modo a las feromonas”. La diferencia de respuesta, explica, no solo será individual sino que dependerá del problema a tratar. “En mi experiencia personal, tenemos muy buenos resultados cuando las usamos para anticiparnos a alguna situación que puede generar un problema”.
Sin embargo, cuando su uso se relaciona al tratamiento de fobias, agresividad o reactividad, la incidencia de las feromonas es más compleja de determinar. “Los tratamientos son multifactoriales, toman mucho tiempo y, en general, a la familia le resulta difícil evaluar si los cambios son por las feromonas, ya que hay muchos factores en juego”, apunta la veterinaria.
Entonces, ¿cuándo es útil el uso de feromonas?
Al igual que Ivana Álvarez, Ximena Braithwaite sostiene que el uso de feromonas puede ayudar por sí solo en algunos casos y en situaciones puntuales. ¿Cómo cuáles?
- En una mudanza.
- En la adaptación a un nuevo hogar.
- Cuando necesita acostumbrarse al paseo con correa.
- En un viaje, ya sea en auto o en avión.
- En la incorporación de un nuevo miembro a la familia.
- En una visita al veterinario.
- En un postoperatorio.
- Cuando dos perros o gatos no se llevan bien entre sí.
- En ocasiones, para tranquilizarlas cuando se quedan solas en casa.
En todos estos casos, el uso de productos en base a feromonas podría ayudar a prevenir la ansiedad, el estrés e, incluso, el miedo de los animales.
Por otro lado, se debe considerar que los productos de feromonas son exclusivos para cada especie. Los que están pensados para gatos no funcionarán en perros, y viceversa.
¿Cómo se recomienda usar las feromonas?
Es posible encontrar en el mercado una gran diversidad de productos y aplicaciones de las feromonas. De acuerdo a Ivana Álvarez, los más recomendables son:
- El espray: La veterinaria dice que éste es ideal para aplicar sobre ciertos objetos y para retocarlos a lo largo del día cuando la mascota está fuera de casa.
- El collar: En tratamientos prolongados, resulta amigable para el tutor que la difusión sea constante y, de esa manera, no dependa del espray.
- Enchufes / difusores: Para su uso en el hogar y mantener a las mascotas tranquilas. Se deben instalar en las áreas clave y que permitan que el mensaje de calma sea continuo.
Collar con feromonas para perros Adaptil
“Yo suelo recomendar la combinación de recursos, según la necesidad del animal y su familia”, comenta Álvarez. Cuando se trata del uso de feromonas maternas, Ximena Braithwaite dice que “el uso del collar es más efectivo, debido a que la liberación de éstas depende de la temperatura y, además, el animal lo lleva puesto en todo momento”.
Si bien estos productos no suelen presentar riesgos ni efectos secundarios, podría ocurrir que en algunas mascotas se produzcan reacciones alérgicas. Por ello, es fundamental no sólo seguir las instrucciones de los fabricantes sino que asesorarse por algún especialista.
Por ejemplo, en el caso del uso de feromonas en espray, Ana Francisca Soto advierte que estas “deben ser aplicadas en el ambiente, nunca directamente sobre los animales”.
Braithwaite dice que cuando su uso estará dirigido a un cachorro, se deben tomar ciertas precauciones. “Por ejemplo, debemos asegurarnos de que el collar quede lo suficientemente ajustado, sin ninguna lengüeta que cuelgue, para evitar que el cachorro la muerda”. Asimismo, si la aplicación de feromonas es a través de un difusor de enchufe, “es importante que el cachorro no pueda acceder a morderlo”.
También es importante hacer un seguimiento de los efectos que podría producir en las mascotas, de manera de reaccionar a tiempo en caso de presentarse algún problema.
Otras alternativas
No sólo las feromonas sintéticas ofrecen una opción para tratar algunos comportamientos indeseables en nuestras mascotas. Dentro de las opciones naturales aparece también el uso de fitoterapia y nutracéuticos, en las que se busca aprovechar las propiedades medicinales de hierbas y nutrientes, respectivamente.
“Personalmente tengo muy buena experiencia con fitoterapia, en casos que no llegan a necesitar psicofármacos. Se pueden usar tanto presentaciones comerciales para perros, preparados magistrales y algunos productos de venta para humanos, adaptando las dosis y la administración según el criterio del profesional”, sostiene Ivana Álvarez.
¿Y en los gatos? “El catnip o hierba gatera está recomendada, tanto en forma de planta per se o en productos comerciales que lo contengan”, responde la veterinaria. Ximena Braithwaite, no obstante, advierte que esta alternativa solo sirve en algunos felinos, ya que no todos los gatos cuentan con receptores para esta hierba.
Teniendo eso en cuenta, Braithwaite afirma que la hierba gatera podría aconsejarse más como una ayuda en la adaptación de un nuevo hogar o un nuevo integrante a la familia, “ya que puede generar un estado de felicidad y euforia, o de calma y plenitud”.
Con más certeza, Braithwaite recomienda el uso de terapia floral “en sus fórmulas personalizadas” y en conjunto con las feromonas. “Una fórmula de Flores de Bach personalizada se ajusta a lo que necesita ese individuo en particular”, asegura.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.