Según la última Encuesta Nacional de Salud (ENS), la prevalencia de algún grado de deficiencia de vitamina D, en adultos mayores de ambos sexos, ronda el 50 por ciento. Este déficit se acentúa desde Coquimbo hacia el sur, dado que la llegada de los rayos solares disminuye según aumenta la latitud. Además, la encuesta establece que el 84 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años posee niveles insuficientes de esta vitamina.

Relevancia

Es un nutriente esencial que cumple varias funciones muy fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Marcela Cosentino es nutricionista de la Clínica Santa María, y nos explica que entre los beneficios de esta vitamina está regular la excreción de calcio y fósforo a nivel renal, incrementar la absorción de calcio a nivel intestinal, participar en la formación ósea, fortalecer el sistema inmune, contribuir al desarrollo cerebral y cumplir una importante función antiinflamatoria.

Daniela Marabolí también es nutricionista y es asesora de la marca Bioestream, empresa ecológica que fabrica superalimentos, vitaminas y otros suplementos. Ella detalla otras funciones importantes de este nutriente. “La vitamina D es una vitamina liposoluble (que se disuelve en grasa) que tiene una importante acción en la contracción muscular e impulso nervioso. También contribuye a la inmunidad, porque induce a la formación de proteínas y, por otro lado, su ingesta adecuada se asocia con un rol preventivo de algunos tipos de cáncer”, enumera.

Pero sus bondades no terminan ahí. Adicionalmente, se asocia con la prevención de diversas enfermedades crónicas como la osteoporosis, hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular, diabetes e incluso el sobrepeso y la obesidad.

¿Cómo obtiene nuestro cuerpo la vitamina D?

La vitamina D se obtiene a través de dos vías, explica Daniela Marabolí. La primera, dice ella, es por la exposición a la luz solar, mediante un proceso de sintetización que realiza nuestro organismo. Y la segunda es a través del consumo de ciertos alimentos, entre ellos pescados grasos como el salmón, jurel y atún, y en poca cantidad en la panita, queso y crema de leche. En ambos casos, para su activación se requiere de procesos por parte del hígado y del riñón, añade la nutricionista.

Marcela Cosentino agrega otros alimentos a esta lista: “la caballa, mantequilla, hongos y yemas de huevo. Además, hay disponibles en el mercado varios alimentos fortificados con vitamina D, particularmente leches y cereales”. La especialista añade también que en el caso del huevo, la yema se considera una de las fuentes más importantes de vitamina D, ya que, además de aportar colecalciferol (vitamina D3), contiene una cantidad elevada de su metabolito, la 25-hidroxivitamina D3.

Lamentablemente, la ingesta de todos estos alimentos mencionados es baja en la población y la exposición a la luz solar cada vez es menor, por lo que en muchos casos no es suficiente para cubrir los requerimientos nutricionales y esto es un problema, sobre todo en tiempos de pandemia.

Para que esta vitamina D se sintetice correctamente, los rayos de sol —en concreto los UVB (ultravioleta)— juegan un papel fundamental en el proceso. Sin embargo, en estos días en que las personas pasan más tiempo al interior de sus casas —tanto por el riesgo a contraer el covid-19 como por las bajas temperaturas—, sumado a la disminución de las horas de luz natural, se hace más difícil la opción de obtener el nutriente. La solución al problema podría estar en una dieta adecuada para paliar esta falta de exposición solar.

Vitamina D y covid-19

“Las tasas de morbimortalidad (número de personas fallecidas en el conjunto de una población) en el hemisferio norte han tendido a ser más altas que, por ejemplo, las nuestras en Chile. Hay estudios que demuestran que quizás los niveles de vitamina D juegan un rol importante”, explica la nutrióloga Karen Salvo de la Clínica Alemana. La gente del hemisferio norte estaba en invierno cuando llegó la pandemia, detalla ella, con lo cual uno entiende que estaban expuestos a tener niveles de vitamina D mucho más bajos.

Mucho se hablado de esta relación directa entre covid-19 y vitamina D. Uno de los estudios que establece este vínculo es el del Trinity College de Dublín, en Irlanda, que habla de una relación entre los niveles de esta vitamina y la capacidad inmune contra el coronavirus de una persona. Esta investigación muestra que los países situados en latitudes bajas, con clima típicamente soleado, como son España y el norte de Italia, tienen niveles bajos de concentración de vitamina D y niveles altos de deficiencia del mismo. Estos resultados coinciden con los países que han sufrido un impacto mayor del coronavirus y mayores cifras de muertos en Europa. Y por el contrario, sigue este estudio, los países situados más al norte, como Finlandia, Noruega o Suecia, tienen niveles más altos de vitamina D, pese a que su exposición a los rayos solares es menor, debido a que los ciudadanos nórdicos toman suplementos para fortificar su sistema. Estos datos también coinciden con los países europeos cuyas cifras de fallecidos e infectados por la covid-19 son menores.

No obstante, a pesar de que muchas investigaciones apuntan a esta relación directa, otros informes posteriores advirtieron que tomar altas dosis de suplementos de vitamina D no ayuda a prevenir o tratar la covid-19, afirmando que aún no hay suficientes pruebas científicas que demuestren que esta vitamina puede ser beneficiosa para prevenir o tratar el coronavirus.

Suplementos de vitamina D

La pregunta, entonces, es: ¿tomar o no tomar suplementos? Estamos en una situación anómala en estos momentos y más vale prevenir que lamentar. Lo cierto es que, con tantos meses de pandemia y cuarentenas, podemos estar carentes de vitamina D y también de otras vitaminas y nutrientes que no nos pueden faltar, insiste la nutrióloga de la Clínica Alemana. “Aquí el desafío es tener una alimentación lo más variada posible, con cítricos como naranjas y limones, frutos rojos, pescados... porque nuestro cuerpo necesita todas las vitaminas y antioxidantes en este momento” explica Karen Salvo.

Para ella, lo ideal es que ojalá nos diéramos un tiempo para exponernos al sol. En tiempos invernales no es tan fácil, pero recomienda que debiésemos hacer un pequeño esfuerzo por estar un poco en la terraza, con la ventana abierta al sol, o en el patio, si tenemos casa. Y ahora que estamos en época estival, hay que aprovechar sintetizar la vitamina D, eso sí, protegiéndose del sol como corresponde.

Aún así, si nuestra alimentación no es tan variada, y sabemos que tenemos un déficit importante de estos alimentos y de sol, es probable que un suplemento de esta vitamina nos ayude en este momento. Daniela Marabolí nos aclara que las recomendaciones del consumo de suplementos de vitamina D se generan en base al fabricante. “El requerimiento diario de vitamina D para un adulto de es de 15 ug (600 UI) y para adultos mayores de 20ug (800 UI), por lo que un suplemento debe satisfacer dicha recomendación”, agrega.

Requerimiento de vitamina D según edad

-Bebés hasta los 12 meses de edad: 400 UI.

-Niños de 1 a 13 años: 600 UI

-Adolescentes de 14 a 18 años: 600UI

-Adultos de 19 a 70 años: 600 UI

-Adultos mayores de 71 años: 800 UI

-Mujeres embarazadas y en período de lactancia: 600 UI

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