Ocho vodkas para ocho momentos diferentes

Aunque aún se discute cuál es su origen —el primer registro de la palabra data de 1405, en Polonia—, el consumo del vodka siempre fue fuerte hacia el norte y este de Europa, donde más en Rusia y buena parte de la ex Unión Soviética. Por lo mismo, su fama de ser una “bebida rusa” creció rápidamente a lo largo del siglo XX, donde se hizo de fama mundial gracias a una serie de sucesos, desde la Guerra Fría hasta la globalización del cine, pasando también por la importante migración europea hacia Estados Unidos.

Sin embargo, no fue hasta los años noventa cuando varias marcas comenzaron a distribuirse y hacerse conocidas en todo el mundo, sobre todo en Norteamérica, su principal consumidor y donde todas las compañías quieren llegar. En Chile nunca ha marcado un número de consumo fuerte entre los destilados, pero está presente en cualquier bar y ya no se le considera exclusivo ni menos difícil de conseguir.

Así las cosas, vale la pena saber qué vodka comprar y cómo combinarlo (salvo que se quiera consumir solo). A continuación, un manual básico para tomar vodka. Y ojo los celíacos: este es un producto naturalmente libre de gluten, por lo que no vale la pena estresarse por conseguir los que ponen “gluten free” en su etiqueta.

Es uno de los vodkas más consumidos en Chile y el mundo, y su característica etiqueta con líneas rojas es a estas alturas casi un ícono pop. Originario de Moscú —pero con puntos de destilación en varios otros rincones de Rusia—, se produce en base a trigo y centeno. Es puro y potente, con un final en boca levemente picante. Para algunos, demasiado alcohólico, para otros simplemente perfecto. Además, en Chile suele encontrarse a precios más que convenientes.

¿Cómo beberlo? En mi opinión, lo mejor es hacerlo en un clásico vodka-tónica. A tomar nota: vaso largo, tres hielos, Stoli a gusto, un trozo de piel de limón previamente “estrujado” sobre el vaso, una buena agua tónica hasta casi completar el vaso y a disfrutar.

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Este es un vodka francés producido solamente en base a trigo y agua cristalina, un proceso que se realiza en la región de Picardy para luego, una vez realizada la destilación, llevar el producto hacia la zona de Cognac, donde se embotella, guarda y posteriormente comercializa. Para algunos, Grey Goose es el mejor vodka del mundo. No creo que sea para tanto aún, pero para un destilado que partió recién a inicios de la década del noventa, hay que reconocer que van bastante bien encaminados.

¿Cómo es este vodka? Cristalino, puro y prácticamente sin aroma alguno. En otras palabras, cumple con la antigua creencia de que un buen vodka no huele a nada y apenas sabe a algo. Bueno, algo así pasa con el Grey Goose, que por lo mismo es formidable para beberlo en un clásico vodkatini.

Vodkatini

—2 partes de vodka

—1 parte de vermú seco blanco

—1 aceituna verde sin carozo

—Hielo

Llenar con hielo una copa de martini y reservar. Mientras tanto, en el vaso de una coctelera poner mucho hielo más el vermú y el vodka. Con una cuchara revolver suavemente todo esto para que se mezclen los sabores y al mismo tiempo se enfríe todo. Finalmente, botar el hielo de la copa de Martini y en éste verter el contenido de la coctelera, previamente colado. Agregar la aceituna y servir inmediatamente.

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Una de las materias primas más utilizadas para la elaboración del vodka —sobre todo en épocas pasadas— era la papa. De hecho, mucha gente aún cree que el destilado solamente se hace en base a este tubérculo. Como sea, el asunto es que ahora existe un nuevo vodka elaborado exclusivamente con papas, único en su tipo en Sudamérica. Se llama Sirena, viene de Chiloé y está hecho en base a papa chilota y agua de vertientes de la zona.

Es un vodka potente pero muy neutro, ideal para mezclar en la coctelería, hoy tan de moda. Por ejemplo, en un Moscow Mule. ¿Cómo es esto? Un vaso grande y largo con mucho hielo, vodka hasta casi la mitad, un chorrito de jugo de limón y luego se termina de rellenar con ginger beer. Se agrega un gajo de limón, se revuelve suavemente una vez y ya está listo.

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Si bien casi siempre se asocia el vodka con Rusia, sabemos que existen otros países europeos con una larga tradición en torno a la elaboración y consumo de este destilado. Y ni hablar de Polonia, donde se supone que se originó y es también parte importante de su cultura. Justamente de ahí proviene el lujoso Belvedere, con cuatro destilaciones y una bien ganada fama de ser de los mejores del mundo, lo que lo ha posicionado de gran forma en el mercados del lujo internacional, principalmente en Estados Unidos. Es tan puro y cristalino que se recomienda beber solo, bien frío, y mejor aún comiendo delicias como ostras o caviar. Esa es su onda, puro lujo.

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A partir de los noventa, y mientras la antigua Unión Soviética se desmembraba, muchas marcas de vodka europeo le ganaron terreno a los destiladores rusos, sobre todo en lo que al segmento de lujo —o premium— se refiere. Para tratar de revertir esta tendencia, comenzaron a aparecer nuevas marcas rusas con productos destinados al lujo.

Gran ejemplo es el vodka Beluga, que fue lanzado como tal en el mercado recién a comienzos de este siglo. Con una mezcla de trigos y cebadas muy particulares, más una cuidada triple destilación, obtienen un vodka muy potente que luego irá a distintas fases de maduración en botella, las que van desde días hasta meses, dependiendo de la línea que se esté haciendo. Como todo vodka así de lujoso, también se recomienda beber solo pero bien helado. A lo más, con una rodaja de limón.

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Este vodka se va por el lado tradicional francés de utilizar uvas para su elaboración, en este caso cosechadas en la región de Charente Marítimo. Cîroc existe desde comienzos de siglo y hoy es parte del grupo Diageo, lo que explica también su fuerte presencia en importantes mercados mundiales, sobre todo en Estados Unidos.

Se trata de un vodka muy puro, con hasta cinco destilaciones, muy pensado para el mundo de la coctelería, ya que aporta toda su fuerza alcohólica sin prácticamente alterar el sabor de otros ingredientes. También sirve para cosas básicas pero exquisitas, como por ejemplo un vodka-pomelo. ¿Cómo se hace? Vaso largo con bastante hielo, una parte de vodka y dos a tres de jugo de pomelo recién exprimido. Simplemente maravilloso.

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Este vodka es casi una rareza. Primero, porque tiene su origen en Estados Unidos (país más consumidor que productor) y porque está elaborado en base a maíz orgánico, lo que convierte a Prairie en uno de los pocos vodkas del mundo —y destilados en general— en ser cien por ciento orgánico.

También se lo recomienda beber solo, aunque combina bien con las líneas de coctelería que van por creaciones más dulces, ya que aunque leve, posee ciertas notas frutales. Ahora, con agua tónica o jugo de naranja recién exprimido también resulta satisfactorio.

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Otro vodka europeo que está muy bien en sabor, aroma e incluso precio. Además, es muy versátil: se puede usar en todo tipo de coctelería, aunque también con agua tónica o —para las almas valientes— solito con hielo.

En lo personal, me parece que está perfecto para un siempre reponedor Bloody Mary. Es decir, en un vaso alto y grande se pone bastante hielo y luego se agrega vodka a gusto. Se completa hasta casi arriba con jugo de tomate y luego se agrega un toque de sal de apio, otro de pimienta negra recién molida, un chorrito de salsa inglesa y un chorrito de tabasco. Al final, siempre el jugo de medio limón sutil. Se mete una rama de apio, se revuelve y ya estamos. Desayuno de campeones.

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*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 31 de agosto de 2021. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.