Oxitocina: claves para liberar la hormona que hay que potenciar en cuarentena
Las mamás suelen tener la palabra indicada para los malos momentos. Al parecer, esta misma “magia” puede servirnos en tiempos de encierro: la voz de ellas al teléfono, o en una videollamada, puede tener casi el mismo efecto que un abrazo. Todo gracias a una pequeña hormona en el fondo del cerebro.
Publicado originalmente el 7 de mayo de 2020 y actualizado el 27 de abril de 2021.
En 2010, científicos estadounidenses descubrieron que cuando una niña escuchaba a su mamá por teléfono liberaba niveles de oxitocina —la hormona de enlace social y que ayuda a formar vínculos emocionales— similares a los que secretaban al estar físicamente cerca de ella.
En el experimento, que se publicó en el Journal Proceeding of The Royal Society B, trabajaron con 61 niñas de 7 a 12 años de edad, las que fueron divididas en tres grupos para resolver un problema matemático. Un grupo contaba con la presencia física de las madres, el otro con llamadas a las mamás y el último solo pudo ver el documental La marcha de los pingüinos. El nivel de liberación de oxitocina fue similar en los dos primeros grupos, según testeos de saliva y orina. La conclusión de este estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison es que no hay mayor diferencia en la felicidad que provoca ver a la mamá por videollamada que con la de abrazarla.
¿Cómo podemos generar oxitocina en tiempos donde más la necesitamos? Práctico conversó con dos especialistas de salud para aclararnos algunos aspectos desconocidos sobre esta hormona.
¿Qué es la oxitocina?
Se trata de una poderosa y pequeña molécula orgánica. “Es un neuropéptido que se produce en el hipotálamo, liberado al resto del cuerpo por la glándula pituitaria”, explica la psicóloga Solange Anuch, de Clínica Alemana. Este oligopéptido consta de solo nueve aminoácidos y tiene una doble función: una en el sistema reproductor y otra como neurorregulador en el sistema nervioso. “Su función ahí es mejorar el placer de las relaciones sociales, logra elevar nuestra motivación y nuestra felicidad, mediante la activación de los receptores cannabinoides y células del cerebro”, complementa.
¿Es la oxitocina la hormona de la felicidad?
“Se ha demostrado que la oxitocina tiene un rol modulador en una gran variedad”, dice Pedro Chana, neurólogo de la Universidad de Santiago. Agrega que “preferiría entender el accionar de esta hormona como uno de los mecanismos con que contamos los seres humanos —y en general los mamíferos— para adaptarnos mejor a las situaciones de estrés”.
Además de ser una hormona, la oxitocina es un neurotransmisor, y por lo mismo se le vincula a comportamientos relacionados con la generosidad, la confianza, la formación de vínculos, el autocuidado y la empatía. Pero eso no es todo. Ella se puede generar entre “interacciones sociales tanto en humanos como no humanos, en diferentes dimensiones de reconocimiento social, emparejamiento, comportamiento sexual, parental e incluso en situaciones de agresión”, asegura Chana. Sí, leíste bien. Estamos hablando de felicidad y de agresión en el mismo texto. Sucede que la oxitocina interviene en la regulación del miedo y puede contribuir a reaccionar ante estados de parálisis.
“La oxitocina es una hormona fundamental, ya que tiene una amplia gama de funciones en el ámbito reproductivo. En este último tiempo, además, se le ha reconocido su importancia como moduladora de la conducta”, explica Pedro Chana. “Probablemente, tiene muchas otras funciones que ahora no alcanzamos a dimensionar”.
¿Cómo podemos generar oxitocina?
No es tan fácil como llegar y producirla. Esta es “una hormona compleja”, describe Chana, ya que “tiene impacto en muchos aspectos de nuestra conducta social, modulando nuestra respuesta al estrés social”.
“Se ha visto su impacto en diferentes conductas", sigue el neurólogo. "Un ejemplo de ello es estudiando la conformación de parejas humanas, donde la administración de oxitocina intranasal tiene un importante rol en las primeras etapas de la relación romántica”. Chana también asegura que existe bastante evidencia de que la hormona "facilita la confianza interpersonal y la empatía”, mientras que, cuando se tiene una estimulación apropiada, funciona también como un catalizador de la relación entre padres y bebés.
La importancia de las interacciones sociales
La oxitocina tiene un importante rol en los comportamientos sociales y para fomentarla es fundamental hacer o propiciar instancias que promuevan cierto bienestar. La clave son las interacciones sociales con personas significativas. “Eso se ha podido evaluar gracias a la disminución de los niveles de cortisol en el organismo, que habitualmente aumentan con el estrés”, dice Solange Anuch. “Por eso recomendamos tanto estar y potenciar las relaciones sociales como mecanismo para aliviar el estrés, porque liberamos oxitocina”, reitera.
Es así como, en pleno aislamiento, las redes sociales —si se usan bien— pueden ser grandes promotoras de la hormona. “Todos esos estudios demuestran que escuchar la voz de un ser querido por teléfono o videollamada genera niveles similares de oxitocina a los que se liberan cuando se está junto a ellos, dándoles un abrazo cariñoso. No son exactamente los mismos niveles, pero sí son similares”, comenta la psicóloga.
Al parecer, todo funciona como una gran rueda, ya que “el cerebro recibe el estímulo auditivo como una recompensa, la que activa el mismo circuito que cuando esto ocurre presencialmente, conjugándose sistemas de condicionamiento y refuerzo”, explica Anuch. Todo esto se traduce en “imágenes, rostros, sonidos y olores que ayudan a ponerse en conexión, al vincular esos estímulos con el sistema de recompensa del cerebro”.
“Como neuromodulador", agrega Anuch, "tiene un importante papel en comportamientos sociales: en conectarnos con otros y generar conexiones positivas asociadas al amor, el cariño, la confianza, la compasión, la seguridad, la alegría, la fidelidad y el sexo. También mejora la cooperación con el grupo y ayuda a disminuir el estrés social”.
Comunicación, la clave de la oxitocina
El mundo se encuentra en un periodo de aislamiento pero no es la primera vez. En otros momentos históricos, como la peste negra o la gripe aviar, las cuarentenas fueron parte del antídoto para que el virus no se propagara. Hoy, a diferencia de entonces, contamos con herramientas tecnológicas que contribuyen a no sentirnos solos en un fuerte proceso de separación social.
¿Qué hacer para no sentirnos solos? En palabras simples, puedes hacer algo que te produzca una sensación reconfortante. “Brindar completa atención al otro, escucharlo con la mirada y mostrar, por ejemplo, un video donde se muestre ese rostro con esa disposición de atención y escucha, le hace muy bien a las personas”, dice Anuch. También puede ser una llamada de una figura significativa para ti, que genere cercanía a través de las palabras y el tono de voz.
“Esa persona va a activar un circuito que ya tiene marcado en su organismo y va a liberar oxitocina”, complementa la psicóloga, quien reitera la importancia de fomentar conexiones y de “usar, para sentirnos bien, todos los medios de comunicación social al alcance”.