“En la medida que un país se desarrolla tiende a caer el número de empleo por cuenta propia”

En podcast “Tercer Tiempo” de la Asociación de AFP

Joseph Ramos, economista de la U. de Chile se mostró preocupado por la creciente informalidad laboral en el país. Hizo énfasis en cómo la productividad puede generar crecimiento económico, el cual repercute también en la posibilidad de generar mayores empleos formales y con buenas condiciones laborales.




En el quinto capítulo de “Tercer Tiempo” el invitado fue el economista Joseph Ramos, reconocido profesor de la U. de Chile, y ex presidente de la Comisión Nacional de Productividad, encargada por la Presidenta Michelle Bachelet.

Ramos fue parte del podcast de la Asociación de AFP (AAFP), que tiene como objetivo difundir información y abordar tópicos que sean de utilidad para los afiliados y pensionados, en temas como educación previsional, apoyo en trámites y servicios, así como también tener una instancia de sana conversación sobre economía y los desafíos del mercado laboral en Chile.

Escucha el podcast aquí:

El economista ha sido parte del programa de Empleo para América Latina y el Caribe de la OIT, asesorando a gobiernos de la región en materia de empleo y de remuneraciones. Actualmente es uno de los expertos que integra la mesa de formalidad laboral que impulsa la Asociación de AFP, con la CPC y a la ASECH, que entregará propuestas formales y recomendaciones próximamente.

El podcast “Tercer Tiempo”es conducido por Alejandra López, gerenta de Proyectos de la AAFP, y en cada capítulo de 30 minutos se entrevista a un especialista en temas económicos, previsionales o laborales.

-¿Cómo funciona la productividad y por qué es importante para un país?

La productividad es un concepto bien fácil que la señora Juanita intuye. Productividad quiere decir producir con eficiencia, o sea, es producir lo mismo con menos o producir más con las mismas cosas.

Por ejemplo, imaginemos dos fábricas que tienen las mismas maquinarias, los mismos equipos, la misma tecnología y cantidad de trabajadores. Típicamente la fábrica en Suecia tiende a ser más productiva que en Chile, y eso determina porque la productividad es una de las fuentes más importantes del crecimiento económico del país.

-¿Qué hace que la fábrica en Suecia sea más productiva que la que está en Chile?

Está la idea de que el chileno es flojo, que está en internet, que está comentando el fútbol, y tal vez haya algo de eso, pero no es lo principal Por cierto, una gran diferencia es que la fábrica sueca tiene más máquinas y de tecnología más avanzada que la chilena. Pero aunque ambas tengan las mismas máquinas y tecnología, la diferencia entre la productividad sueca y chilena tiene que ver con cómo se organiza la producción. Entonces, en cierto sentido es un tema de eficiencia empresarial. En segundo lugar, es la preparación de la fuerza de trabajo, porque si en un caso uno tiene trabajadores con oficios técnicos especializados y el otro, Chile, tiene entre comillas maestros chasquilla, obviamente la productividad va a ser menos aquí. Entonces, son factores como estos que inciden en la productividad.

-¿Cómo ve el desarrollo de la economía chilena, en cuanto a que hoy producimos más que en la época de nuestros padres?

En el llamado “milagro chileno”, efectivamente el nivel de vida de los chilenos más que se triplicó. En los últimos 30 años invertimos en más máquinas y en tecnologías avanzadas. Algo bien importante también es la especialización, la preparación de la fuerza de trabajo. Hoy día el trabajador chileno típico que entra a la fuerza de trabajo tiene al menos enseñanza secundaria y la mitad de ellos tienen algunos estudios superiores, cosa que en el pasado no era el caso. Todo esto elevó nuestra productividad y nivel de vida.

-En alguna entrevista anterior, dijo que es en el empleo donde más se refleja el estancamiento económico.

El empleo está estancado porque está estancada la economía. Debido a las ayudas fiscales y los tres retiros, tuvimos una fiesta en el año 2021, que dio lugar a una fuerte inflación que el año pasado en agosto llegó a un 14%. El Banco Central, naturalmente, frente a eso ha tenido que desalentar el gasto subiendo los intereses. Al elevar así el costo del crédito, ha desalentado el gasto. Ahora, idealmente uno quisiera que el gasto solo frenará el alza de precios y no la producción. Sin embargo, en la práctica no solo se frena la inflación sino suele frenarse también la producción. Por eso el estancamiento productivo este año. Naturalmente esto incide en el empleo, pues si no aumenta la producción no se necesita más mano de obra. Por eso apenas hemos recuperado el nivel de empleo prepandemia. Sin embargo, desde entonces por razones demográficas hay 400.000 personas más en edad de trabajar, pero que no están trabajando.

-¿Qué opinión tiene de cómo hoy día se mide el desempleo?

El problema no es solo la tasa de desempleo; debemos incluir esos cesantes disfrazados que están sin trabajo, pero que no buscan trabajo, pues creen que no lo encontrarán.

Pero en la medida en que la economía empieza a repuntar, estos 400.000 cesantes disfrazados comenzarán a buscar trabajo, por lo que tenemos este montón de trabajadores por absorber.

-¿Cómo ve el panorama de la informalidad en Chile, dado que hoy día uno de cada tres personas que trabajan no cotizan para pensiones?

La informalidad en Chile era mucho más alta 50 años atrás. O sea, era más de 40% porque la economía no generaba suficientes empleos asalariados, por lo que la gente tenía que trabajar por cuenta propia como fuera. En la medida que la economía avanza, se generarán más empleos asalariados. Ahora bien, siempre van a haber probablemente feriantes, taxistas, gasfiters, electricistas, etc,; los hay en Francia y Estados Unidos, y ganan buenos sueldos. El problema es ¿si están ahorrando para su jubilación o no? ¿si están cotizando para la salud o no?, Si no, como suele ser en Chile, se produce un serio problema de desprotección social y de financiamiento.

-Es parte de la Mesa de Formalidad Laboral que creó la AAFP junto a la CPC y ASECH. Qué nos puede contar de esa experiencia.

Yo creo que el desafío que tenemos es resaltar dos o tres iniciativas, las más importantes, porque si presentamos 20 ó 30 nadie nos va a hacer caso; dos o tres medidas que, sin negar la validez de las otras, ayude a centrar el esfuerzo. Porque ningún gobierno, ningún parlamento va a estar preocupado por, o puede fiscalizar, 20 o 30 cosas, pero sí dos o tres, y jugarse el pellejo por ellas.

-¿El ciclo político de alguna manera ayuda o no ayuda a poder implementarlo como política pública?

Depende mucho de en qué esté la política. O sea, yo creo que hay dos temas gordos que van a dominar la discusión por los próximos seis meses, la reforma fiscal y la reforma previsional. Si logramos meter el tema de la informalidad como parte de la reforma previsional, sensacional. Pero la reforma previsional es suficientemente compleja y polémica en sí, que no sé si sea factible. Pero ha de intentarse, pues las lagunas por informalidad son parte importante de la explicación de las bajas pensiones.

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