Asamblea Constituyente y directorios: diversidad, acuerdos y un objetivo común
Las recientes juntas de accionistas mostraron un fuerte aumento en la presencia de mujeres (aunque aún estamos muy lejos de alcanzar un porcentaje satisfactorio), lo que aporta nuevas visiones que enriquecen el diálogo.
Este fin de semana nos enfrentamos a unas elecciones que, entre otros cargos, definirá a las personas que tomarán la enorme responsabilidad de escribir una nueva Constitución.
Como sabemos, esta Convención Constituyente será paritaria y contará con representantes de los pueblos originarios, lo que se traduce de un principio fundacional de dotar a este órgano de una representatividad respecto de la sociedad a la que representa, lo que finalmente le da mayor legitimidad al proceso.
Es interesante observar cómo esta relación entre diversidad, heterogeneidad y legitimidad ha ido permeando también a los otros sectores que componen la sociedad. Las organizaciones y empresas, en este caso, son un claro ejemplo de ello.
Hay señales en esa dirección. Las recientes juntas de accionistas mostraron un fuerte aumento en la presencia de mujeres (aunque aún estamos muy lejos de alcanzar un porcentaje satisfactorio), lo que aporta nuevas visiones que enriquecen el diálogo.
Otro aspecto destacable es la mayor presencia de nombres nuevos. Si bien el tema de la diversidad en los directorios no es nuevo, y hace algunos años se viene instalando como uno de los ejes centrales para que las organizaciones sean sostenibles en el tiempo, en el último tiempo hemos visto avances concretos que reflejan una mayor conciencia sobre la importancia de la heterogeneidad de perfiles.
Así como esperamos que esa heterogeneidad sea la fuente de un diálogo enriquecedor y fructífero en el debate constituyente, lo mismo ocurre al interior de las empresas. La capacidad de aunar visiones distintas y llegar a acuerdos se convierte en un círculo virtuoso que propicia una mejor toma de decisiones, al mismo tiempo que legitima la labor del directorio.
¿Es un desafío? De eso no cabe duda: llegar a acuerdos entre personas que tienen visiones, orígenes, trayectorias, géneros y edades diversas requiere de un proceso más complejo que hacerlo entre perfiles similares.
¿Tiene valor? Absolutamente. El diálogo entre personas distintas que, sin embargo, tienen un objetivo común enriquece la discusión, lo que se traduce en un mejor resultado final.
Así como este lunes estaremos pendientes de quiénes nos representarán en la Asamblea Constituyente, es importante que las organizaciones le den la relevancia a la diversidad que requiere componer un directorio. Según los datos recientes, vamos bien encaminados.