Bancos pequeños pierden frente a los grandes. Sus clientes están a punto de notarlo
Los bancos demasiado grandes para quebrar ganan depósitos. La quiebra de un par de entidades crediticias en rápida sucesión está poniendo a prueba la fe de los estadounidenses en los bancos regionales y locales que proporcionan crédito a una gran parte de los empresarios y las empresas del país.
Scott Anderson abrió al sonido del timbre una noche de marzo y encontró a su vecino de 8 años esperándolo con una bolsa de palomitas. Anderson, director ejecutivo de Zions Bank en Utah, había ayudado al niño a abrir una cuenta en su cumpleaños el año pasado.
“¿Está seguro mi dinero?” preguntó el niño, según contó Anderson en una conferencia del sector la semana pasada.
La quiebra de un par de entidades crediticias en rápida sucesión está poniendo a prueba la fe de los estadounidenses en los bancos regionales y locales que proporcionan crédito a una gran parte de los empresarios y las empresas del país.
Banqueros de todo el país recibieron llamadas y mensajes de pánico tras la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank a principios del mes pasado. Sus redes sociales se llenaron de historias de gente que trasladaba su dinero, o al menos hablaba de hacerlo. Los depósitos afluyeron a los megabancos, cuya quiebra el gobierno estadounidense evitaría casi con toda seguridad.
Los 25 mayores bancos de Estados Unidos ganaron US$ 120.000 millones en depósitos en los días posteriores a la quiebra del SVB, de acuerdo a datos de la Reserva Federal. Todos los bancos estadounidenses por debajo de ese nivel perdieron US$108.000 millones en el mismo periodo. Fue la mayor caída semanal de los depósitos de los bancos más pequeños en términos de dólares registrada hasta la fecha.
Mientras tanto, más de US$ 220.000 millones han entrado en fondos del mercado monetario en las dos últimas semanas, según datos de Refinitiv Lipper.
El pánico ha cesado, pero las oscilaciones de los depósitos podrían tener repercusiones duraderas para las comunidades atendidas por los bancos más pequeños.
Los bancos necesitan depósitos para conceder préstamos; si los depósitos caen, es casi seguro que los préstamos también lo hagan. Es más, las recientes turbulencias podrían incitar a los bancos a empezar a pagar a los depositantes tasas de interés más altas, lo que reduciría sus beneficios y disminuiría aún más su capacidad de préstamo. Además, la rapidez de las recientes retiradas de depósitos -los clientes retiraron US$ 42.000 millones del SVB en un día; Signature perdió US$18.000 millones- ha hecho que los banqueros acumulen efectivo.
El resultado probable, según analistas y banqueros centrales, es una contracción del crédito.
“Si perdemos esa base de depósitos en favor de los bancos del centro monetario, no podremos crecer ni prestar futuros dólares”, afirma Brian Johnson, director ejecutivo de Choice Bank de Dakota del Norte. “Las comunidades no pueden crecer y las empresas no pueden obtener ganancias”, indica.
Johnson sostiene que los banqueros y los productos de Choice pueden competir con los de los megabancos, pero que el prestamista nunca tendrá el estatus de “demasiado grande para quebrar” que promete proteger a los depositantes de las pérdidas.
Los prestamistas ya estaban retrayéndose antes de las recientes turbulencias. En una encuesta realizada en enero por la Reserva Federal entre altos funcionarios de crédito, casi el 44% de los bancos declaró haber endurecido las normas de concesión de préstamos a pequeñas empresas en los tres meses anteriores.
Brad Griffith dijo que Huntington National Bank aumentó una línea de crédito a su empresa de ingeniería y diseño de software con sede en Ohio a US$350.000, desde US$65.000, en enero de 2022. En noviembre, el banco pidió a Griffith que cerrara una línea de crédito separada de US$125.000 de JPMorgan Chase & Co, que tenía el primer derecho de retención sobre los activos de su empresa, Buckeye Innovation. La medida permitiría a Huntington colocarse al frente de la línea de reembolso.
“Creo que lo correcto es que sean precavidos, pero no hay nada en mi negocio que les hubiera dicho recientemente que tuvieran que preocuparse”, señaló Griffith. Dijo que no había recurrido a ninguna de las dos líneas de crédito desde antes de la pandemia.
Un representante de Huntington aseguró que el banco “seguirá prestando a los clientes de pequeñas empresas en cualquier entorno económico”.
La quiebra de SVB y, más tarde, de Signature, hizo que los clientes temieran que sus bancos pudieran ser los siguientes.
Jim Ryan, CEO de Old National Bancorp, recibió un mensaje de texto de un antiguo cliente: “¿Qué está pasando? ¿Está seguro mi dinero?”.
“Sí, como lo ha estado durante los últimos 188 años”, respondió el CEO del banco de Indiana, que data de 1834 y tiene US$ 47.000 millones en activos.
Laurie Stewart, por su parte, se enteró por la página de Facebook de un vecino de que una clienta de la entidad crediticia que dirige, Sound Community Bank, en el estado de Washington, había retirado su dinero y lo guardaba en su casa. Stewart desempolvó la publicidad de los días de la pandemia para recordar a los clientes que estaban a salvo.
Dan Robb, director del Jonesburg State Bank, se apresuró a asegurarse de que cajeros y telefonistas supieran qué decir a los nerviosos clientes de este banco comunitario de las afueras de St. Louis. En la iglesia, la semana siguiente al colapso del SVB, se rezó por los banqueros del país.
Los empleados del Valley National Bank de Nueva Jersey llamaron o mandaron mensajes de texto al 75% de sus clientes empresariales en las 48 horas siguientes a la quiebra del SVB para asegurarles que sus depósitos estaban a salvo, relató el director general Ira Robbins.
Estados Unidos tiene miles de bancos pequeños y medianos, un vestigio de cuando las leyes prohibían a los bancos operar más allá de las fronteras estatales.
El número de bancos pequeños ha disminuido en más de 9.000 en las últimas tres décadas, en gran parte debido a fusiones. Cuando desaparece el banco local, la gente y las empresas de sus comunidades a menudo se encuentran con que el crédito también desaparece.
Brian Kilcup decidió hace tiempo abrir cuentas bancarias separadas en distintos bancos regionales para su familia de empresas de construcción, saneamiento y otros negocios en Albuquerque, N.M.
Tras la quiebra del Silicon Valley Bank, mantuvo el dinero de sus empresas en los bancos, pero trasladó los saldos superiores al límite de US$250.000 del seguro de la FDIC (Federal Desposit Insurance Corporation) a cuentas de corretaje en Charles Schwab Corp. que invierten en activos seguros, como facturas del Tesoro. Dice que no le interesan los megabancos.
“No entienden a las pequeñas empresas y no parece importarles”, afirma Kilcup. “Ni siquiera se enteran cuando te vas, son tan grandes”, agrega.
Kevin Fromer, CEO del Foro de Servicios Financieros, que representa a ocho de las mayores instituciones financieras, dijo que el grupo representa un tercio de todos los préstamos a las pequeñas empresas.
“Confiamos en que los bancos de todos los tamaños del sistema financiero estadounidense estén bien posicionados para seguir apoyando a las empresas y a la economía en general”, sostuvo Fromer.
Abe Bergman abandonó JPMorgan hace décadas por bancos más pequeños que ofrecían un trato más personal. La quiebra el 12 de marzo de su prestamista de toda la vida, Signature Bank, le hizo volver.
“Todos sabíamos en el fondo que sólo había US$ 250.000 de seguro de depósitos, pero no era algo que nos preocupara nunca”, aseguró Bergman, corredor de hipotecas comerciales. “Yo era la persona que creía que todo estaba bien con Signature. No quiero estar en esa posición de nuevo “, añadió.
Las empresas retiraron sus depósitos de los bancos regionales en volúmenes mayores de lo normal durante la semana posterior a la quiebra de SVB. El promedio semanal de los saldos de los depósitos comerciales cayó un 2,16% durante la semana que finalizó el 18 de marzo, según Curinos, un proveedor de datos bancarios y consultora. Esta cifra triplica la media semanal de salidas de depósitos comerciales registrada entre el 1 de enero y el 11 de marzo.
Los saldos de los depósitos comerciales cayeron otro 1% la semana pasada.
Los megabancos no han dejado de ganar cuota de mercado de depósitos desde la crisis financiera. Los dos más grandes, JPMorgan y Bank of America Corp., tienen juntos casi una cuarta parte de los depósitos del país. Sin embargo, muchos bancos comunitarios siguen siendo competitivos en su territorio local, donde los bancos más grandes carecen de sucursales y de una conexión local.
Estos bancos son “el corazón y el alma de los préstamos a las pequeñas empresas”, alertó Rebel Cole, profesor de finanzas en la Florida Atlantic University.
Los bancos con menos de US$ 10.000 millones en activos representaban casi el 43% de los pequeños préstamos a empresas pendientes a finales de 2022, según el análisis del profesor Cole de los datos bancarios federales. Los 13 mayores bancos, por el contrario, representaban menos del 23% de los préstamos a pequeñas empresas, gran parte de los cuales representan saldos de tarjetas de crédito, indicó.
Los préstamos a las pequeñas empresas nunca se recuperaron realmente después de la crisis financiera de 2008, dijo el profesor Cole, añadiendo que los préstamos de menos de US$100.000 han sido particularmente difíciles de conseguir.
“Si empezamos a ver que las empresas retiran sus depósitos de los bancos comunitarios con menos de US$ 10.000 millones en activos, eso afectará directa y negativamente a los préstamos a las pequeñas empresas”, alertó Cole.
La quiebra del Silicon Valley Bank sacudió a Joel Morrow, director ejecutivo de una empresa de productos naturales para mascotas. Había estado en contacto con este banco y otros cuatro para obtener una línea de crédito de US$ 250.000 y un préstamo de US$ 250.000 de la Administración de Pequeñas Empresas. Los bancos más grandes, dijo, suelen ser lentos o no responden.
“Las pequeñas empresas se van a ver asfixiadas”, acusó Morrow, cuya empresa de siete años de antigüedad, Prana Pets, emplea a seis personas. “El acceso al capital va a ser más difícil y complicado”, agregó.
Los bancos más pequeños están reescribiendo sus libros de jugadas para tener en cuenta el cambio dramático en el comportamiento del cliente que presenciaron en SVB y Signature. Los movimientos en los dos bancos se produjeron en horas, no en días ni semanas, una consecuencia imprevista de la confluencia de las redes sociales y la banca por smartphone. Los ejecutivos creen ahora que deben prepararse para el peor de los casos.
Eso significa aumentar los préstamos disponibles contra activos y aumentar el efectivo disponible, en algunos casos, según los ejecutivos bancarios, para cubrir el 100% de sus depósitos no asegurados.
Varios bancos han recurrido a un nuevo programa de préstamos de la Reserva Federal destinado a ayudarlos a cubrir las retiradas de fondos. Los préstamos de la ventana de descuento del banco central, el prestamista de última instancia, alcanzaron un promedio diario récord en la semana que terminó el 22 de marzo, superando la crisis financiera de 2008.
Es probable es que los bancos preocupados por la fuga de depósitos acaparen ese financiamiento, en lugar de tratar de ampliar sus carteras de préstamos, dijo Mark Fitzgibbon, jefe de investigación de servicios financieros de Piper Sandler.
“Siempre que el sector adopta una mentalidad de búnker, los préstamos se ralentizan”, planteó. “Eso no es bueno para la economía”, añadió.
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