Biden se alista para reacomodar las piezas del directorio de la Fed y Powell no tiene asegurado su puesto
El actual presidente de la Fed es el favorito para seguir en ese puesto. No obstante, Lael Brainard, actual gobernadora de la Fed, es una de las candidatas a reemplazarlo.
Actualmente existe una vacancia en el directorio de la Reserva Federal y en pocos meses habrán otros tres puestos por definir, el del vicepresidente para la Supervisión, Randal Quarles, que caduca el 13 de octubre de este año; el del vicepresidente, Richard Clarida, que finaliza el 31 de enero de 2022, y el más importante de todos, el del presidente Jerome Powell, quien termina su actual mandato el 4 de febrero del próximo año.
Es sin lugar a dudas una oportunidad para la administración de Joe Biden, quien tendrá la posibilidad de proponer una terna que alinee al poderoso banco central de Estados Unidos con su ambiciosa agenda económica que busca, entre otras cosas, reducir la desigualdad en el país.
“El presidente se comprometerá con su equipo económico superior en un proceso cuidadoso y reflexivo para nombrar a un presidente de la Reserva Federal de manera oportuna”, dijo recientemente un funcionario de la Casa Blanca.
Si bien la Fed ya ha hecho algunos guiños en esa dirección, al describir su objetivo de empleo como “amplio e inclusivo” el año pasado, Andrew Hunter, economista para Estados Unidos en Capital Economics, cree que “aún hay margen para que la Fed haga un intento más explícito de minimizar las disparidades del mercado laboral para las minorías”, lo que abre el escenario de cara a las definiciones.
Pero la configuración de la nueva terna no obedecerá simplemente a las inclinaciones politica-económicas de los nominados. Para la administración Biden dar señales a favor de una mayor diversidad es importante y la señal de hacer esos cambios en la cúpula de la Fed, hoy dominada por hombres blancos, también puede marcar la diferencia.
Las opciones de recambio
Curiosamente la ex presidenta de la Fed, inmediata antecesora de Powell, es la que jugará un rol importante en esta determinación y aunque se desconocen las preferencias de Janet Yellen, actual secretaria del Tesoro, sí es de público conocimiento que quedó feliz con haber retenido por solo un periodo la conducción del Central, para salir a las semanas de que asumiera la presidencia Donald Trump.
Este sería uno de los factores que favorecería al ascenso de Lael Brainard, actual gobernadora de la Fed y la que suena más fuerte como un remplazo de Powell. Pero las preferencias a favor de la economista demócrata y de origen alemán, que llegó a la Fed nombrada por Barack Obama en 2014, van mucho más allá.
Si bien ha estado muy alineada con Powell en la respuesta a la crisis, siendo una aliada clave en la discusión de política monetaria que tuvo lugar el año pasado en medio de las más severas paralizaciones por la pandemia, ha sabido marcar la diferencia.
Entre otras cosas, ha sido una de las voces más críticas de las decisiones del actual presidente de la Reserva Federal que van en la dirección de flexibilizar ciertas regulaciones bancarias, promulgadas con posteridad a la crisis financiera de 2008, materia en la que coincide con el ala progresista del oficialismo.
Andrew Levin, un ex economista de la Fed, es uno de los que ha patrocinado públicamente a Brainard como la futura máxima autoridad monetaria de Estados Unidos. Esto, dentro de una terna que incluye a Sarah Bloom Raskin, una exfuncionaria de alto rango del Central y del Tesoro, para la vicepresidencia de supervisión, y a Lisa Cook, académica de la Universidad Estatal de Michigan que ha investigado las disparidades raciales y los mercados laborales, como gobernadora.
“Es un paquete que debería funcionar en conjunto”, dijo Levin a The New York Times. “Esta administración quiere enviar un mensaje de que se preocupan por todas las personas que se están escapando de las grietas”, agregó.
Un segundo periodo para Powell
Sin embargo, el actual mandamás de la Reserva Federal también cuenta con respaldos para permanecer en su puesto por cuatro años más. De hecho, de acuerdo a Hunter él es el gran favorito y por varias razones.
“Ha demostrado ser un líder muy eficaz durante la pandemia y los mercados lo considerarían un par de manos seguras. Como republicano, Powell también satisfaría el impulso de Biden por la cooperación bipartidista y debería aprobar una votación de confirmación del Senado con facilidad. Más importante aún, Powell ha sido un impulsor clave del cambio de la Fed a su nuevo marco de metas de inflación promedio y un mayor enfoque en su objetivo de pleno empleo”, detalla el analista de la consultora británica.
La posición política de la actual autoridad monetaria, que le permite lidiar en una mejor posición con los republicanos, es sin lugar a dudas una de sus grandes ventajas. De hecho, según cálculos de The Wall Street Journal, en la ratificación que se requiere en el congreso, él podría conseguir entre 65 y 80 votos, mucho más que la carta demócrata de Brainard.
“No creo que la mayoría de los presidentes, especialmente Biden, estén ansiosos por ser el que tenga un chillido partidista de una batalla de confirmación”, señaló Sarah Binder, profesora de ciencias políticas en la Universidad George Washington, quien estima que la ventaja en esta carrera todavía la tiene Powell.
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