Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial: “La recuperación de Chile es bastante impresionante en comparación a otros países en la región”

Martin Spicer, IFC

Martín Spicer aseguró que la institución que representa en América Latina pretende enfocar la inversión en el país en hidrógeno verde, telecomunicaciones y economía digital y la agroindustria.


La Corporación Financiera Internacional del Grupo del Banco Mundial ha estado en Chile desde 1957, participando en 148 proyectos e invirtiendo US$4.200 millones. En base al conocimiento que otorga esa larga experiencia, el actual director para América Latina, Martin Spicer, asegura que los fundamentales de Chile no han cambiado significativamente, lo que ayuda a una recuperación destacada del país tras la pandemia.

De visita en Chile por dos días, Martin se reunirá con sus clientes, empresas del sector privado a las que brindan soporte económico y asesoría en materia de productividad, inclusión y cambio climático, además de buscar nuevos horizontes en materia de hidrógeno verde, telecomunicaciones y economía digital y agroindustria.

¿Cuál es su visión sobre el momento actual de la economía chilena, considerando la recuperación postpandémica y la incertidumbre política que enfrenta?

-La economía de Chile recientemente ha crecido rápidamente, desde la caída por la crisis de la pandemia. Por otra parte, el 70% de los empleos que se perdieron durante la pandemia se han recuperado, aunque la mayoría de ellos en el sector informal, por lo que hay desafíos importante todavía en términos de la creación de empleo. Además, la inflación está comenzando a subir. En definitiva, hay desafíos y en medio de eso están las elecciones presidenciales de Chile.

Desde mi punto de vista, la recuperación de Chile es bastante impresionante en comparación a otros países en la región. Muchos se han comenzado a recuperar, pero todavía están sufriendo las consecuencias de la crisis por Covid.

Atribuyo parte del éxito del crecimiento chileno a las políticas y prácticas económicas bien establecidas durante las últimas dos pares de décadas, donde se han puesto en pie buenas instituciones, permitiendo a la economía recuperarse, aprovechando las oportunidades en exportaciones y consumo, que es lo que -según entiendo- permitió al el rápido crecimiento reciente.

Entonces, me parece que los fundamento de Chile, desde una perspectiva de inversionista, no han cambiado significativamente. Hubo una crisis por el Covid y se está en camino a la recuperación.

Hay preocupaciones sobre la desigualdad en el país que se han puesto sobre la mesa en el último par de años, lo cual es un desafío para muchos países de la región. Es por eso que estamos enfocando nuestros esfuerzos en ayudar a las compañías privadas chilenas a ser más productivas y competitivas, de manera que Chile continúe creciendo. También hay esfuerzos para conducir el problema de la desigualdad a través de la inclusión, ayudando realmente a asegurar que pequeñas empresas tengan acceso financiamiento.

¿Cuál ha sido la labor de IFC en Chile?

-Llevamos más de sesenta años activos en Chile. Desde 1957 hemos comprometido más de US$4.200 millones en financiamiento a empresas privadas en 148 proyectos. Durante ese tiempo, hemos invertido en muchos sectores diferentes, desde educación hasta energía, hasta bancos e instituciones financieras, ayudando a llevar dinero a medianas y pequeñas empresas a través de esos bancos.

Nuestros clientes son instituciones financieras bancarias, así como empresas que están haciendo cosas, produciendo cosas, como energía. En los últimos años hemos realizado muchas inversiones en el sector de la energía renovable, la energía solar en Chile, así como en el sector agrícola, donde hemos tratado de enfocarnos en la agroindustria climáticamente inteligente para ayudar a las empresas que producen alimentos a hacerlo de una manera más sostenible, para poder usar menos agua, para poder usar menos energía...

Todos estos diferentes tipos de compromisos que estamos teniendo realmente tratan de abordar los desafíos de desarrollo para Chile. Uno es aumentar la productividad y la competitividad de las empresas, por lo que estamos invirtiendo en tecnología que pueda ayudar a esas empresas a producir más con menos esfuerzo.

También estamos tratando de aportar a que Chile avance a una sociedad más inclusiva, contribuyendo a reducir la desigualdad al ayudar a aumentar el acceso a servicios y en particular servicios financieros.

¿Cómo se concreta el soporte que prestan en la actualidad?

-Durante el periodo de Covid tratamos de ayudar a nuestros clientes a lidiar con los desafíos que estaban enfrentado. Por ejemplo, hicimos una inversión de U$10 millones al Fondo Esperanza, que está clasificada como un banco social.

Lo que tratamos de hacer usualmente, a través de estructuras innovadoras en el mercado, es ayudar a las compañías a tener acceso a fondos para estos propósitos especiales y tratar de creas un nuevo mercado para inversionistas sociales interesados.

En materia de sostenibilidad climática un ejemplo son los primeros esfuerzos de energía solar en Chile, en los que estuvimos envueltos y más recientemente en inteligencia en la agroindustria. Últimamente también estamos brindando apoyo en el desarrollo del hidrógeno verde, tratando de ayudar a esas empresas a atraer el financiamiento que necesitan. Están recién partiendo y hay algún nivel de soporte estatal y de financiamiento de mercado que es necesario. Estamos tratando de juntar tácticas de financiamiento, además de asesoría para ayudar a esas compañías a empezar.

¿Cuál es el objetivo de este viaje a Chile?

-Es mi primer viaje a Chile en la posición en la que estoy hoy en IFC. Entonces, parte de la motivación es reconectar con nuestros clientes y la otra, es explorar nuevas áreas de oportunidad. Son tres áreas en las que estamos interesada. Una es justamente el hidrógeno verde, que Chile está tratando de explorar en términos de su capacidad.

La otra es telecomunicaciones en la economía digital, que es una de las formas en que puedes ayudar para aumentar la productividad y competitividad, financiando la estructura física para mejorar la conectividad y mirando cosas como los centros de datos, donde se guarda la información y se procesa. También estamos mirando cómo los bancos y otras instituciones pueden usar la economía digital para mejorar la forma en que procesan sus servicios o productos.

Finalmente, nos interesa el sector de la inteligencia climática de la agroindustria. La idea es poder ayudar a Chile a lidiar con el cambio climático, desde una perspectiva de mitigación y adaptación, tratando de ayudar a las compañías a evolucionar con menos energía y menos agua.

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