El estudio de uno de los Nobel de Economía 2021 que fue contra la teoría de los efectos negativos del incremento del salario mínimo en el empleo
En un paper de 1994, David Card, uno de los galardonados este año, junto con Alan Krueger, fallecido exasesor de Bill Clinton y Barack Obama, mostraron que a principios de los '90 el alza del sueldo mínimo aumentó los puestos de trabajo en Nueva Jersey. La influencia de este trabajo ha sido notoria, tanto en la comunidad de los economistas como entre líderes políticos.
En 1992 se encendían las alarmas en Nueva Jersey por un aumento del sueldo mínimo desde US$ 4,25 hasta US$ 5,05 la hora, debido a que se presumía que la medida reduciría la oferta laboral. Sin embargo, esta teoría no convencía al reciente ganador del Nobel de Economía y académico de la Universidad de California Berkeley, David Card, y a su coautor, el fallecido exasesor de Bill Clinton y Barack Obama, Alan Krueger.
Así, decidieron desafiarlas, en un estudio de campo, aprovechando el contraste que otorgaba la vecina Pensilvania, que mantenía intacto el salario mínimo y que, según la dupla, contaba con “patrones estacionales de empleo (que) son similares”, por lo que serviría como grupo de control.
El resultado de su estudio, presentado en 1994 en el paper “Salarios mínimos y empleo: un estudio de caso de la industria de comida rápida en Nueva Jersey y Pensilvania”, logró desafiar con evidencia empírica la mirada más ortodoxa que traía la economía desde los 70 al respecto y 27 años después es uno de los motivos por los cuales Card se quedó con la medalla sueca.
La investigación y sus resultados
A cada lado del Río Delawer, los investigadores consideraron un total de 410 puntos de locales de cadenas de comida rápida, como McDonard’s, Burger King y KFC, que eran las que más empleaban con sueldo mínimo en esa época y zona. Las primeras entrevistas las realizaron en enero y febrero de 1992, mientras que la segunda ronda tuvo lugar en noviembre y diciembre del mismo año.
Los cambios fueron evidentes y, sorpresivamente, con mejores resultados para el Estado que había decidido subir el sueldo mínimo. “Contrario a las predicciones centrales de un texto modelo de salario mínimo, pero consistente con los recientes estudios basados en series comparativas de grupos de panel en diferentes momentos de tiempo de mercados o empleados afectados y no afectados, descubrimos que no hay evidencia de que el aumento del salario mínimo en Nueva Jersey redujo el empleo en los restaurantes de comida rápida del Estado”, se lee en el paper.
En efecto, en los restaurantes objetos del estudio en Nueva Jersey que aplicaron el alza en los sueldos, no solo no se destruía empleo, sino que -a diferencia de lo que ocurría en Pensilvania- consiguieron en ese periodo un aumento de 13% de los puestos de trabajo.
En ese marco, son taxativos respecto a que “el alza del salario creó empleo”. Según detallan, presentaron “una amplia variedad de alternativas con especificaciones para probar la robustez de nuestra conclusión. Ninguna de las alternativas mostró un efecto negativo en el empleo”.
Por ejemplo, un año con posteridad al alza del salario mínimo, chequearon sus descubrimientos para el caso del empleo adolescente, comparando a Nueva Jersey no solo con Pensilvania, sino que también con Nueva York. “Nuevamente los resultados apuntaron a un relativo incremento del empleo para trabajadores de bajos ingresos en Nueva Jersey”, indican.
Adicionalmente, se sostiene en el estudio que “no se encontró evidencia de que el aumento del salario mínimo redujera el número de locales McDonald’s abiertos en el Estado”. Sí detallan que descubrieron que “los precios de los menús de comida rápida tuvieron un aumento relativo en Nueva Jersey, en relación a Pensilvania, sugiriendo que gran parte de la carga del aumento del salario mínimo fue traspasado a los consumidores. Sin embargo, al interior de Nueva Jersey no encontramos evidencia de que los precios aumentarán más en los locales que fueron más afectados por el salario mínimo”.
Un paper influyente
La influencia de este trabajo quedó plasmada en encuestas dirigidas a los miembros de la Asociación Estadounidense de Economistas. En 1978 el 90% de ellos estaba de acuerdo con que el incremento del sueldo mínimo reducía sustancialmente el empleo entre trabajadores de bajos ingresos, lo que cayó a 46% en el 2000.
Mas tarde, The Iniciative of Global Markets de la Universidad de Chicago condujo encuestas a economistas con la misma consulta y los porcentajes siguieron cayendo. Sobre un aumento del salario mínimo a US$ 9 la hora en 2013, el 34% creía que habría una merma en el empleo; mientras que a US$ 15 en 2015, fue el 26%.
En el Reino Unido también tuvo repercusión. De acuerdo a lo consignado por The Guardian, en 1999 el exprimer ministro Gordon Brown, y su asesor económico del Partido Laborista, Ed Balls, utilizaron la investigación para justificar su plan para un salario mínimo nacional que se introdujo en 1999. Aunque inicialmente el Partido Conservador se opuso, hoy hay un amplio consenso sobre los beneficios de dicha política.
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