El plan de EE.UU. para suavizar las sanciones a Venezuela y permitir a Chevron bombear petróleo
El acuerdo propuesto exigiría a Caracas iniciar conversaciones con los opositores políticos, con el objetivo de celebrar elecciones libres en 2024. Si el acuerdo se lleva a cabo y a Chevron, junto con las empresas de servicios petroleros de Estados Unidos, se les permite trabajar de nuevo en Venezuela, sólo pondría una cantidad limitada de nuevo petróleo en el mercado mundial en el corto plazo.
El gobierno de Biden se está preparando para reducir las sanciones al régimen autoritario de Venezuela con el fin de permitir que Chevron Corp. reanude el bombeo de petróleo allí, allanando el camino para una potencial reapertura de los mercados estadounidenses y europeos a las exportaciones de petróleo de Venezuela, según personas relacionadas con la propuesta.
A cambio del significativo alivio de las sanciones, el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro reanudaría las conversaciones suspendidas durante mucho tiempo con la oposición del país para discutir las condiciones necesarias para celebrar elecciones presidenciales libres y justas en 2024, señalaron las personas. Además, Estados Unidos, el gobierno de Venezuela y algunas figuras de la oposición venezolana han elaborado un acuerdo que liberaría cientos de millones de dólares en fondos estatales venezolanos congelados en bancos estadounidenses para pagar las importaciones de alimentos, medicamentos y equipos para la maltrecha red eléctrica y los sistemas municipales de agua del país.
Por su parte, funcionarios estadounidenses aseguraron que los detalles aún se están discutiendo y advirtieron que el acuerdo podría fracasar, ya que depende de que los principales ayudantes de Maduro reanuden las conversaciones con la oposición de buena fe.
“No hay planes para cambiar nuestra política de sanciones sin pasos constructivos por parte del régimen de Maduro”, dijo Adrienne Watson, representante del Consejo de Seguridad Nacional.
Si el acuerdo se lleva a cabo y a Chevron, junto con las empresas de servicios petroleros de Estados Unidos, se les permite trabajar de nuevo en Venezuela, sólo pondría una cantidad limitada de nuevo petróleo en el mercado mundial en el corto plazo.
Venezuela fue una vez un importante productor de petróleo, bombeando más de 3,2 millones de barriles al día durante los 90, pero la industria estatal ha colapsado en la última década debido a la falta de inversión, la corrupción y la mala gestión. En su momento, las sanciones impuestas por el gobierno de Trump perjudicaron aún más la producción y obligaron a las empresas occidentales a abandonar el país.
Cualquier cambio en la política de EE.UU., que haga volver a las compañías petroleras occidentales, enviaría una señal psicológica al mercado de que hay más oferta en camino, señalaron las fuentes. La noticia de un posible acercamiento de Estados Unidos a Venezuela surge justo cuando los países de la OPEP+, liderados por Arabia Saudita y Rusia, acordaron reducir la producción en respuesta a la caída de los precios del petróleo, lo que enfureció al gobierno de Biden.
Sin embargo, el acercamiento a Venezuela, que cuenta con algunas de las mayores reservas de petróleo del mundo, podría servir como una estrategia a más largo plazo para Estados Unidos y los países europeos que tratan de asegurar nuevas fuentes de energía mientras la guerra de Rusia en Ucrania se prolonga y trastorna los mercados de materias primas, sostuvo Francisco Monaldi, un experto en energía de América Latina de la Universidad de Rice.
“Si los precios del petróleo bajan, todo esto podría cambiar”, aseguró Monaldi. “Pero por ahora, esta es su obsesión” agregó.
El acuerdo entre Estados Unidos y Venezuela, cuyos términos se espera que se refuercen a fin de mes, es la última señal de que Washington está dispuesto a reducir la campaña de presión contra el gobierno de Maduro que heredó del gobierno de Trump.
Ahora, hay potenciales trampas. La propuesta está avivando la furia entre algunos de los enemigos más estridentes del régimen, que dicen que la estrategia permitiría a Maduro mantener su control autoritario sobre el país con pocas concesiones. Por otra parte, podría ser impopular entre algunos en el gobierno de Maduro.
“Dentro del régimen, tienes a los de línea dura que son muy críticos con el giro neoliberal de Maduro”, señaló Geoff Ramsey, director del programa de Venezuela en la Oficina de Washington para América Latina. “Y dentro de la oposición, tienes actores que están muy interesados en hacer todo lo posible para continuar con el gobierno interino”, explicó.
A su vez, algunos líderes de la oposición venezolana dijeron que el dinero fresco podría incentivar a Maduro, cuyo gobierno en los últimos años ha eludido las sanciones de Estados Unidos mediante la venta de su crudo pesado a China y otros compradores asiáticos con grandes descuentos.
El representante de Chevron, Ray Fohr, no comentó sobre el acuerdo propuesto, pero dijo que en Venezuela “tenemos inversiones dedicadas y una gran fuerza de trabajo que dependen de nuestra presencia”. Comentó también que la compañía cumple con el actual marco de sanciones.
Ali Moshiri, un exejecutivo de Chevron que supervisó la expansión de las operaciones de la empresa en América Latina y trabajó estrechamente con funcionarios venezolanos, indicó que el cambio del gobierno de Biden parece reflejar la presión política que ha surgido con el aumento de los precios de la energía y la escasez de suministros mundiales.
“Tiene mucho sentido que el equipo de Biden relaje algunas de las sanciones hacia Venezuela, para permitir que múltiples recursos nos ayuden a bajar los precios de la energía”, señaló Moshiri, quien estima que el país podría alcanzar 1,5 millones de barriles diarios de producción en dos años si Chevron y otras empresas llegan a trabajar libremente.
Las conversaciones entre funcionarios de EE.UU. y Venezuela han estado en marcha en silencio desde al menos marzo, pero cobraron impulso cuando el país latinoamericano liberó el sábado a seis ciudadanos estadounidenses y a un residente permanente de EE.UU. que habían sido encarcelados allí. A cambio, Estados Unidos liberó a dos hombres -sobrinos de la primera dama venezolana Cilia Flores- que habían sido condenados por tráfico de drogas.
Un funcionario estadounidense comentó que el intercambio creó algunas “nuevas oportunidades” entre las dos partes que no existían hace una semana.
Las empresas de Wall Street y los inversores estadounidenses también llevaban meses presionando al gobierno de Biden para que levantara las sanciones con el fin de recuperar miles de millones de dólares en deuda y cerrar acuerdos comerciales con Caracas. Las sanciones más duras llegaron en 2019, cuando Estados Unidos y decenas de sus aliados declararon que el líder opositor Juan Guaidó era el presidente legítimo de Venezuela. Su movimiento, sin embargo, no logró derrocar a Maduro, y la mayoría de los países ahora tratan abiertamente con el gobierno de Maduro.
Por su parte, el representante de Guaidó no hizo comentarios. El líder de la oposición ha dicho que no tuvo nada que ver con el reciente intercambio de prisioneros y se opone a la disminución de la presión sobre Maduro.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE.UU., que administra las sanciones contra Venezuela, se está preparando para emitir una o más licencias para que Chevron ejecute sus cuatro proyectos petroleros de empresa conjunta existentes con la compañía petrolera estatal, Petróleos de Venezuela SA, o PdVSA. El acuerdo de Chevron con Venezuela le otorga un control operativo total y consta de unas 1.000 páginas, según fuentes relacionadas con el documento.
Con Chevron a cargo de todos los aspectos de los proyectos, y con la autorización de EE.UU. para exportar petróleo, Venezuela podría recuperar la relevancia en el mercado petrolero de la que gozaba a principios de la década del 2000, cuando era uno de los principales exportadores de crudo a EE.UU. El país exporta ahora unos 450.000 barriles al día y podría duplicar esa cifra en cuestión de meses, según personas relacionadas con la industria petrolera de Venezuela y que son optimistas sobre sus perspectivas.
El Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado no hicieron comentarios al respecto. Tampoco hubo una respuesta por parte de la compañía petrolera estatal de Venezuela y su Ministerio de Información, con respecto a los correos electrónicos recibidos pidiendo información.
Entre los proyectos potencialmente importantes en Venezuela se encuentra el yacimiento de gas en alta mar de Perla, operado por Repsol SA de España y ENI SpA de Italia. Shell también está supervisando el progreso de un posible acercamiento entre Estados Unidos y Venezuela para implementar un acuerdo preliminar de gas en alta mar frente al este de Venezuela que abastecería una planta de licuefacción en la vecina Trinidad y Tobago, según personas relacionadas con la compañía.
Ahora bien, los proyectos de gas son especialmente relevantes en el mismo momento en que Europa intenta sustituir el suministro de gas cortado de Rusia de cara al invierno.
“Podría producirse un efecto dominó en cuanto a la puesta en marcha”, aseguró Monaldi, que es venezolano. Pero añadió que los yacimientos petrolíferos están tan deteriorados por la falta de inversión que Venezuela tendría dificultades para aumentar significativamente la producción en los próximos dos años, incluso con la ayuda de empresas extranjeras.
“No creo que sea relevante para los mercados energéticos, en general, a corto y mediano plazo”, concluyó Monaldi.
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