El suministro de alimentos se mantiene ajustado, mientras la decepcionante cosecha de Estados Unidos se suma a los desafíos mundiales
Los ejecutivos de la agricultura dicen que se necesitan al menos dos años de cosechas abundantes para aliviar la presión de la sequía y la guerra en Ucrania. En un informe de septiembre sobre la seguridad alimentaria mundial en 77 países de ingresos bajos y medios, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) estimó el número de personas con inseguridad alimentaria en 1.300 millones, un 10% más que en la previsión de 2021.
Este año una cosecha estadounidense mediocre está retrasando los esfuerzos para aliviar un suministro mundial de alimentos que se ha visto limitado por la guerra de Rusia en Ucrania, dijeron los ejecutivos de la industria agrícola.
Altos ejecutivos de empresas como Bayer AG, Corteva Inc, Archer Daniels Midland Co. y Bunge Ltd. anunciaron que los suministros de cultivos en todo el mundo siguen siendo escasos, y algunos señalaron que se necesitan al menos dos años más de buenas cosechas en América del Norte y del Sur para aliviar la presión. Las persistentes condiciones de sequía en Estados Unidos y en los países agrícolas de Sudamérica, junto con la incertidumbre sobre la producción de cultivos en Ucrania, están dificultando esa tarea, dijeron.
“En lo que respecta a la situación del suministro mundial de alimentos, creo que las cosas van a seguir siendo difíciles por el momento”, aseguró Werner Baumann, director general de Bayer.
Las altas temperaturas de este verano agravaron las condiciones de sequía en el oeste de Estados Unidos y en las grandes llanuras del país. El intenso calor en estados como Kansas, Nebraska y Oklahoma se instaló cuando los cultivos de maíz estaban polinizando en muchas partes del llamado “Cinturón de Cereales”, cuando las plantas necesitan más agua. Algunos cultivos de maíz también se plantaron tarde este año tras una primavera húmeda, lo que provocó algunas pérdidas de rendimiento, según los analistas agrícolas.
El 12 de septiembre, el Departamento de Agricultura de EE.UU. redujo su estimación de producción nacional de maíz a 13.900 millones de bushels, un 3% menos que su proyección de agosto y un 8% por debajo del total de 2021. Las previsiones de producción de soja de este mes han bajado un 3% respecto a la proyección récord de agosto, y un poco respecto al año anterior. La empresa de asesoramiento agrícola Professional Farmers of America Inc. recortó el mes pasado sus perspectivas de rendimiento del maíz en un 13% en Nebraska y un 22% en Dakota del Sur, en comparación con el año pasado.
Se espera que la cosecha de maíz de este año esté por debajo de los rendimientos típicos recientes en Norteamérica y Europa, lo que impedirá que 2022 sea un año de reabastecimiento de los suministros mundiales, sostuvo Chuck Magro, director ejecutivo del fabricante de semillas y pesticidas Corteva, en una presentación a los inversores esta semana.
“La expectativa actual del mercado es que los mercados mundiales de cereales y oleaginosas necesitan dos años consecutivos de cosechas normales para estabilizar la oferta mundial”, comentó Magro.
Los precios de los futuros del trigo en la Bolsa de Chicago han subido un 17% en los últimos 12 meses, mientras que los del maíz han escalado un 28% y los de la soja un 14%.
Los años de mal tiempo que han afectado a las grandes regiones productoras de cultivos, incluidas las de Sudamérica, han hecho que los suministros mundiales de cosechas se vean afectados, de acuerdo a los ejecutivos del sector. Este año, la invasión rusa a Ucrania ha interrumpido los envíos de una de las principales regiones exportadoras de granos del mundo.
Estos factores han hecho subir los precios de los alimentos, especialmente en los países más pobres. En un informe de septiembre sobre la seguridad alimentaria mundial en 77 países de ingresos bajos y medios, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) estimó el número de personas con inseguridad alimentaria en 1.300 millones, un 10% más que en la previsión de 2021.
Después de dispararse tras la invasión rusa de Ucrania a finales de febrero, los precios de las cosechas se han atenuado en los últimos meses. Un acuerdo entre Rusia y Ucrania, concluido en julio, ha permitido exportar más de un millón de toneladas de granos atrapado en los silos ucranianos a través del Mar Negro, y ha contribuido a aliviar algunas de las presiones sobre los alimentos. El temor a una posible recesión mundial también ha pesado en los mercados de materias primas agrícolas.
El director ejecutivo de Archer Daniels Midland, Juan Luciano, declaró en una conferencia de inversores realizada el 7 de septiembre que, entre marzo y agosto, Ucrania exportó alrededor del 40% de los granos que normalmente enviaría en ese periodo. En el marco del acuerdo sobre el grano del Mar Negro de este verano, el país ha enviado alrededor del 60% de lo que ha hecho en años anteriores, precisó. Para septiembre, señaló que podría mejorar aún más, hasta acercarse al 80% o 90%.
“Se ha recuperado muy rápidamente”, aseguró Luciano. “Esperemos que eso siga ocurriendo, porque creo que contribuye en gran medida a aliviar cualquier presión en el sistema alimenticio”, añadió.
Según él, se necesitarían dos o tres años de buenas cosechas en los hemisferios sur y norte para que la oferta mundial de cultivos alcance niveles suficientes.
A su vez, el acuerdo de exportación de grano del Mar Negro ha contribuido a liberar espacio de almacenamiento de grano para los agricultores ucranianos, y a proporcionarles dinero en efectivo para la cosecha del próximo año. Si no hay suficientes ventas, los agricultores podrían tener dificultades para comprar las semillas, el combustible y otros bienes necesarios para la siembra de otoño, según advirtieron ejecutivos y analistas. Empresas como Bayer han intervenido para suministrarles productos, incluido el equipo para retirar las minas de sus campos, comentó Baumann de Bayer.
El acuerdo de exportación está sometido a una nueva presión después de que funcionarios rusos advirtieran en las últimas semanas que no están satisfechos con los términos, lo que aumenta la amenaza de que Moscú pueda aprovechar el acuerdo en su creciente guerra económica con Occidente.
Por su parte, el Presidente ruso Vladimir Putin sugirió a principios de este mes que Rusia podría retirarse del acuerdo negociado por las Naciones Unidas, diciendo que Occidente se había aprovechado del corredor de cereales a costa del mundo en desarrollo. La amenaza impulsó temporalmente los precios del trigo, que habían bajado en las últimas semanas.
Los funcionarios rusos también han dicho que las partes del acuerdo que pretendían ayudar a Rusia a vender sus fertilizantes y otros productos agrícolas en medio de las sanciones, no estaban teniendo mucho efecto. Los ejecutivos del sector agrícola afirmaron que conseguir la renovación del acuerdo antes de su vencimiento, a finales de noviembre, es crucial para aliviar la presión sobre las reservas mundiales de alimentos.
“Es necesario sacar esos suministros de ahí”, manifestó Greg Heckman, director ejecutivo de Bunge, el mayor procesador de semillas oleaginosas del mundo, con sede en San Luis. “No sólo por la seguridad alimentaria mundial, sino por la calidad y para liberar el almacenamiento para la próxima cosecha”, agregó.
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