¿El viaje o el destino?
"Todos sabemos que los objetivos importantes intimidan. Todos hemos sentido miedo al enfrentarnos a un desafío desconocido, con riesgos a veces impredecibles. El “algún día lo haré” no deja de perseguir tus sueños y, dependiendo del premio, te animarás o no a hacer ese viaje".
Hace algunos años tuve la posibilidad de hacer uno de los viajes familiares que mis hijos recuerdan con mayor cariño. Fuimos a Hawaii. Además de Oahu, la isla principal, donde se encuentra Honolulu, su capital, queríamos visitar la famosa isla de Maui. Una de las excursiones más recomendadas en los folletos y en Internet era una llamada «Road to Hana».
Me llamó la atención que la atracción turística tuviera ese nombre. ¿ Qué era Hana y qué había allí tan espectacular, que justificara manejar más de 6 horas para ir a verla?
Entre las cosas que leí antes de tomar la decisión de aventurar a mi familia a esa experiencia, me encontré con varios posts en distintos blogs que alertaban sobre lo dificultoso del camino hacia Hana. Uno decía textualmente que era la quinta carretera más peligrosa del mundo, con caminos muy angostos y curvas cerradas, entre otras cosas, razones suficientes para mi para justificar el temor que comencé a sentir mientras más investigaba.
Todos sabemos que los objetivos importantes intimidan. Todos hemos sentido miedo al enfrentarnos a un desafío desconocido, con riesgos a veces impredecibles. El “algún día lo haré” no deja de perseguir tus sueños y, dependiendo del premio, te animarás o no a hacer ese viaje.
Un estudio de Harvard descubrió que los seres humanos gastamos cerca del 50% de nuestro tiempo pensando en el pasado y en el futuro, en vez de focalizarnos en el presente, en lo que podemos hacer aquí y ahora mismo para mejorar y aumentar nuestro estado de felicidad. Es normal pensar así, castigándonos por lo que hicimos mal o soñar sobre nuestros posibles ideales estados futuros. Si en vez de eso, en vez de pensar en ese gran objetivo, en mi caso «llegar a Hana», pensamos en pasos más pequeños, que nos permitan actuar hoy, sin espera, veremos que lograremos muchos más resultados. Algunos les llaman small wins, pequeñas ganancias que rompen la inercia y que han demostrado ser lo más poderoso para crear el impulso necesario al cambio que estamos buscando.
¿Y qué fue de Hana? Nos animamos a ir. Hana tiene solo 9 kilómetros cuadrados y, según el último Censo del año 2019, apenas vivían ahí unas ochocientas personas. ¿Cosas interesantes para ver? Seguro que encontrarás una lista en internet. Nosotros no estuvimos más de media hora recorriéndola antes de decidir emprender el regreso. ¿Valió la pena el viaje?
Ese viaje es una maravilla, de 84 kilómetros, con vistas sorprendentes, flores de todo tipo, estrechos puentes, playas de arena negra, acantilados y decenas de cascadas increíbles que fuimos detenidamente contemplando en las más de 600 curvas que tiene el camino. La actividad era el viaje, no el destino.
En la vida, recuerda que todo es un tema de actitud. Aunque todo parezca ir mal y no resulte en el logro de tu objetivo, al menos lo intentaste y habrás ganado la experiencia para tu siguiente desafío. Haber realizado ese viaje sí importa y es también una muy buena razón para celebrarlo.
* El autor es fundador de Mapcity, advisor/director de empresas y autor de “Piensa al reves "
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