Impuestos “saludables”: Hacienda detalla el impacto que puede generar el aplicarlos al tabaco, alcohol y bebidas azucaradas
La subsecretaria de Hacienda, Claudia Sanhueza, expuso ante académicos, organizaciones de la sociedad civil y funcionarios del Ministerio de Salud y Hacienda los fundamentos para aplicar los impuestos correctivos. Esta iniciativa será el tercer proyecto de la reforma tributaria y debe ingresar al Congreso durante el primer trimestre de 2023.
El tercer proyecto de la reforma tributaria tendrá que esperar hasta el próximo año para ingresar al Congreso. Se trata de la iniciativa que busca elevar los tributos a algunos “males” como el tabaco, alcohol, bebidas azucaradas y también algunos impuestos verdes que apuntan a los combustibles.
Para abordar uno de los ejes de esta propuesta, la subsecretaria de Hacienda, Claudia Sanhueza, expuso ante académicos, organizaciones de la sociedad civil y funcionarios del Ministerio de Salud y Hacienda los fundamentos para aplicar los impuestos correctivos.
En su presentación, abordó el impacto que tendrían en el comportamiento de las personas la aplicación de impuestos al tabaco, alcohol y bebidas azucaradas.
En el primer tema señaló que la evidencia internacional muestra que la elasticidad con respecto al precio del tabaco está entre -0,4 para países de ingresos altos y -0,5 para países de ingresos medios y bajos, “teniéndose que una mitad de la elasticidad está ligada a un término del consumo del tabaco y la otra mitad está ligada a una disminución en la intensidad de consumo”.
En concreto, subrayó que “si existiera un alza de 10% en el precio del tabaco, se estima que su consumo debería reducirse entre un 4% y un 5%”.
Sanhueza explicó que, para un cambio de comportamiento, es más adecuada una estructura tributaria de impuesto específico a la cantidad de cigarros/gramos de tabaco que una ad-Valoren, puesto que el principal factor de daño es la cantidad de cigarros/gramos de tabaco, y no su precio”.
El segundo eje en que profundizó es en alcoholes. En este caso, actualmente, la tasa que se aplica a licores y destilados es del 31,5% sobre el precio base, mientras que para vinos y cervezas la tasa es del 20,5% sobre el precio base.
De acuerdo a Hacienda, la evidencia internacional muestra que la elasticidad del precio del alcohol varía según el tipo de producto. Así, para el consumo de cerveza se estima en -0,93, para el de vino en -0,77 y para el de licores en -0,14. De esta manera, si existiera un alza de 10% en el precio de los alcoholes, el consumo de cerveza debería caer en 9,3%, el de vino en 7,7% y el de licores en 1,4%.
Según Hacienda, para un cambio de comportamiento es más adecuada una estructura tributaria de impuesto específico a la cantidad de gramos de alcohol que una ad-Valorem, puesto que el principal factor de daño por alcohol es la cantidad de alcohol puro en una bebida alcohólica, y no su precio ni el tipo de bebida.
Y el tercer punto que se abordó fueron las bebidas azucaradas. En este caso se mencionó que Chile ocupa un lugar destacado en la prevalencia de diabetes y obesidad infantil, teniendo además un alto consumo de bebidas analcohólicas.
Asimismo, Chile ocupó el primer lugar entre una muestra mundial de países en términos de calorías asociadas a bebidas endulzadas con azúcar vendidas per cápita por día en 2014.
En ese contexto, hoy la tributación actual a las bebidas analcohólicas es un 10% sobre el precio base, pero si la bebida tiene más de 15 gramos de azúcar por cada 240 mililitros, la tasa es del 18% sobre el precio base.
Según los datos de Hacienda, la evidencia internacional muestra que la elasticidad precio de las bebidas analcohólicas, está en torno a -0,6 y -1,2. Así, si existiera un alza de 10% en el precio de las bebidas analcohólicas, su consumo debería caer entre 6% y 12%.
Al igual que en los casos anteriores, se menciona que “un impuesto específico a la cantidad de gramos de azúcar refleja de mejor manera que el principal daño a la salud por las bebidas analcohólicas es la cantidad de azúcar, y no su precio”.
En el análisis que hace Hacienda, una vez aplicado un impuesto a bebidas analcohólicas no saludables, los precios relativos entre bebidas saludables y no saludables deberían variar, haciéndose más caras las bebidas no saludables. “Esto se puede compensar con medidas como vouchers o cupones, trasferencias directas, subsidios en precio, entrega gratuita de bebidas saludables, etc., entendiéndose que ciertos hogares pueden ver reducidas sus opciones de consumo por el alza en precio, dado un nuevo tributo”, puntualiza la presentación del Ejecutivo.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.