La columna de Claudio Pizarro: “¿Qué humanidad queremos ser?”

Congreso Futuro 2025
La columna de Claudio Pizarro: “¿Qué humanidad queremos ser?”

"Hoy vivimos un mundo acelerado, digital y altamente incierto. Los problemas ya no son solo técnicos, tecnológicos y económicos".



¿Qué humanidad queremos ser?, es la pregunta que se hizo la 14° versión del Congreso Futuro, realizada la semana recién pasada.

El foco en el rol que las humanidades -cumbre de filósofos como evento culmine- responde a las exigencias que impone un contexto de cambio tecnológico inédito, con cinco grandes desarrollos, todos los cuales ocurren en paralelo: (i) inteligencia artificial, (ii) nanotecnología, (iii) edición genética, (iv) computación cuántica y (v) neurociencia. Aunque la tecnología en sí misma no es un problema, su uso sí puede llegar a serlo, como la historia nos ha enseñado. Las tensiones actuales entre humanismo, posthumanismo y transhumanismo plantean discusiones mayores y desconocidas hasta ahora. El ser humano está exigido al máximo para superarlos.

Mientras que, la evolución de estas tecnologías es exponencial, el desarrollo ético e institucional no lo hace al mismo ritmo. Las instituciones empresariales y democráticas fueron construidas en buena parte en el siglo XX, un mundo mucho más lento, analógico y cierto; mientras que hoy vivimos un mundo acelerado, digital y altamente incierto. Los problemas ya no son solo técnicos, tecnológicos y económicos. Hoy más que nunca debemos ampliar la mirada, y el Congreso Futuro nos invita a ello. El futuro será muy tecnológico, pero, al mismo tiempo, tiene que ser muy humanista. Debemos aprender a desenvolvernos en este nuevo mundo que ya vivimos, donde la tecnología supera por lejos nuestra capacidad para usarla, considerando a todos los que nos rodean. No se trata solo de mí, sino que de nosotros.

¿Por qué es tan relevante que las humanidades jueguen un rol en nuestro futuro cercano? Porque no podemos entender lo que se nos viene solo desde la tecnología, ya que lo más importante viene por el lado del impacto de esa tecnología en nuestra convivencia. Así, el rol de las humanidades -filosofía, literatura e historia- es cada vez más relevante para enfrentar los grandes desafíos que imponen la inteligencia artificial, el cambio climático y la crisis de la democracia.

En relación a la inteligencia artificial, embebida cada vez más en nuestras actividades cotidianas, es un salto gigante hacia adelante cuando escribimos o resumimos un texto, cuando preparamos material para alumnos, clientes o proveedores; incluso para responder pruebas o hacer trabajos en la universidad (por cierto, también para corregir). El problema no es la inteligencia artificial, sino el uso que le damos, y eso requiere pensamiento crítico y capacidad analítica, a fin de responder a los grandes problemas de la humanidad con soluciones pertinentes, pero, además, con una base moral que favorezca la convivencia. Sin esto, corremos el riesgo de destruirnos, y ya conocemos horrores a lo largo de la historia reciente de los últimos 100 años.

En relación con el cambio climático y la crisis de la democracia, la tecnología ayuda a resolver esos nudos que ponen en jaque a buena parte del planeta. Sin embargo, incluso la mejor tecnología no resuelve el problema, si no tenemos acuerdos básicos para usarla de manera responsable y avanzar en soluciones inclusivas, que nos consideren a todos.

En la empresa ocurre de la misma manera: no por incorporar tecnologías digitales, los problemas fundamentales se resuelven. Para que ello ocurra necesitamos construir comunidad y aquí las humanidades son clave, si lo que buscamos es más justicia y sostenibilidad en las empresas.

Gracias Congreso Futuro por invitarnos a reflexionar en torno a cómo construimos un futuro más humano. Muy pertinente y urgente.

*El autor de la columna es profesor adjunto de ingeniería industrial en la Universidad de Chile y managing partner en CIS Consultores.

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