La columna de Gonzalo Larraguibel: “Potenciar el futuro: urgencias en educación en la era de la IA”
"En la era de IA los plazos son cortos e inevitables".
La Inteligencia Artificial (IA) genera oportunidades y acelera desafíos. Hace unos días, el FMI llamó a gobiernos a mejorar sus políticas de educación y capacitación, para preparar a los trabajadores para un mercado laboral en constante evolución. Esto es particularmente desafiante para Chile, no sólo por el tamaño de la brecha sino por su falta de capacidad para resolver oportunamente problemas fundamentales para la sociedad.
En el contexto de IA, donde se requiere pensamiento crítico y gran adaptabilidad, nuestro sistema educativo y mercado laboral presentan alta rigidez y estancada baja productividad. Por décadas, estudios como el de “Competencias Básicas de la Población Adulta” realizado por la Universidad de Chile, y mediciones como el Simce y Piaac, entre otras, han revelado altas tasas de analfabetismo, tanto en la etapa escolar como adulta. Lamentablemente, la mayoría de los chilenos no es capaz de entender más que textos simples, y si vemos otras competencias como las matemáticas, también nos encontramos con un déficit mucho mayor al promedio OCDE.
Mejorar la educación en sus distintos niveles parece ser un tema cada vez más urgente y prioritario. Tres ámbitos a abordar de inmediato incluyen fortalecer y hacer obligatoria la educación prescolar. Como señalaba la neurocientífica Florencia Álamos, en el Congreso del Futuro, es indispensable inculcar en los niños habilidades esenciales del siglo 21, como la colaboración, la empatía, la ética y la auto confianza. Estas se forman con más fuerza en edades tempranas e impactan para toda la vida.
Reentrenar y capacitar a personas apalancando la educación técnico profesional (TP). En la era de la IA, un gran desafío de gobiernos, gremios y empresas será recapacitar a personas que queden obsoletas en el mercado laboral y, al mismo tiempo, desarrollar habilidades necesarias en el sector productivo a través de todo su ciclo laboral. En este punto, la educación TP, uno de los mayores movilizadores sociales de Chile, podría evolucionar hacia modelos educativos encadenados. Por ejemplo, articulando la educación media y superior TP con la posterior experiencia en el puesto de trabajo, sumando espacios para la educación continua y generando un modelo potente de “life long learning”.
Fortalecer la educación apalancando la tecnología. Esto no pasa solo por nuevos currículum, sino por mejorar la gestión de los establecimientos educacionales. En esta línea, la IA hace imperativo desarrollar en los estudiantes la capacidad de aprender por su propia cuenta, mientras que al mismo tiempo ofrece nuevas herramientas para obtener un entendimiento detallado del rendimiento individual, permitiendo personalizar el aprendizaje para obtener mejores resultados.
Por lo pronto, aunque el sistema político tarde en ponerse de acuerdo y, probablemente, necesite de un pacto social para hacerlo, la sociedad civil, incluyendo gremios, sindicatos, empresas e instituciones de educación, sí se pueden movilizar para avanzar en estos cambios. En la era de IA los plazos son cortos e inevitables. ¿Usted como líder, abordará oportunamente este desafío?
*El autor de la columna es socio de Virtus Partners
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