La columna de Javier Vega: “La droga de los retiros”

Es una lástima que se pierda el tiempo en la tramitación de -hasta ahora- seis iniciativas que buscan prácticamente lo mismo: habilitar un nuevo retiro de los fondos previsionales. Esta ineficiencia no se corrige por el solo hecho de refundir las iniciativas buscando una tramitación única, como es probable que ocurra en esta oportunidad.

Los retiros tienen impactos significativos en la economía y, por consiguiente, en las propias personas que buscan beneficiarse. Uno de ellos, ciertamente, es incubar presiones inflacionarias. Esto es exactamente lo que ocurrió en el pasado reciente cuando se abrió la puerta a girar de los ahorros previsionales. La inflación escaló hasta el 14,1% anual en agosto de 2022, lo que obligó al Banco Central a subir bruscamente la tasa de política monetaria para contener el exceso de gasto.

Pero los efectos inflacionarios son solo una parte de los costos que pagamos los chilenos por esta mala política pública. Un mercado de capitales menos profundo nos deja expuestos a mayor volatilidad y una menor capacidad de atenuar los múltiples shocks externos que golpean a la economía local. Parte de esa mayor volatilidad la podemos observar en el tipo de cambio, que desde el comienzo de los retiros previsionales ha oscilado con mayor fuerza, exponiéndose a rápidos cambios que dificultan la toma de decisiones en materia cambiaria. Un solo dato: la desviación estándar (que mide la dispersión de un valor en torno a su media, o su volatilidad) del tipo de cambio nominal en los últimos cuatro años se ha casi triplicado con relación a los cuatro años previos a la pandemia.

Otra consecuencia colateral de los retiros es sobre los niveles de ahorro y su impacto en la evolución de la inversión. Un menor nivel de ahorro nacional nos exige reducir el ritmo de inversión o buscar financiamiento externo. Parte del alza que tuvo el déficit en la cuenta corriente y las caídas en inversión del pasado reciente reflejan justamente este hecho.

Un último efecto es bastante obvio, pero a veces por evidente se pasa por alto. Los retiros tienen impactos directos en las tasas de reemplazo de los chilenos. De hecho, el fondo total de los chilenos en materia previsional pasó de US$215 mil millones en enero de 2021 a US$152 mil millones en octubre de 2022, para luego recuperarse en parte a US$187 mil millones en junio de este año. Es preocupante que parte de la argumentación para justificar nuevos retiros sea la falta de acuerdo en la reforma de pensiones, que busca justamente lo contrario, mejorar las cotizaciones de los trabajadores para aumentar sus niveles de pensiones en el futuro. Es decir, la amenaza si no se llega a acuerdo para mejorar los aportes de los cotizantes es permitir hacer justo lo contrario: el vaciado de sus cuentas.

Los efectos alucinógenos de los retiros, tal como en el caso de las drogas, son temporales y nocivos. Sin embargo, sus impactos negativos son devastadores y los sentirán las familias chilenas, sobre todo las más vulnerables, las que ya no tienen fondos y se verán expuestos a las lamentables consecuencias de esta mala política pública.

*El autor de la columna es socio de Mirada Externa