La columna de Matías Concha: “La base técnica de la confianza”
"Se dice que lo que realmente diferencia a las grandes naciones es la capacidad de movilizar a miles o millones detrás de un objetivo común, lo cual se logra con confianza".
Concluida la última elección, queda un aprendizaje que probablemente requiera de reflexión y tiempo para sobreponerse a un periodo en que la política ha destacado por la polarización y poca capacidad de diálogo. Hemos observado que la mayoría de las discusiones constitucionales, legales o normativas se ha centrado en posiciones divergentes en donde ambos bandos aparecen convencidos de que sus ideas o son legítimas o no han sido escuchadas cuando la votación lo que nos ha enseñado es que lo que se busca es un gran y perdurable acuerdo.
Se dice que lo que realmente diferencia a las grandes naciones es la capacidad de movilizar a miles o millones detrás de un objetivo común, lo cual se logra con confianza. Ahora bien, en momentos de polarización, ¿cómo es posible sentarme en una mesa si antes de una discusión la mirada ya está vetada? Si la diferencia es por una posición diferente puede haber matices, pero si es por una base distinta, es precisamente en este punto en donde creo importante marcar posición. Es importante destacar que si bien hay y van a haber posiciones distintas, cuando la base no es confiable, la desconfianza aumenta exponencialmente y ese tema sí se puede mejorar.
Si en algo podemos contribuir a mejorar un entorno de confianza es precisamente mejorando el estándar de aquella información crítica y sensible para tomar decisiones relevantes en materia de política pública en donde el foco cambia de “mi” convicción a la evidencia avalada por un referente como un primer paso.
En esta línea, el enfoque planteado por la Comisión Nacional de Productividad para abordar los permisos sectoriales es un buen ejemplo de construcción de juicios y propuestas de solución con una base adecuada de fundamentación técnica, en que plazos de tramitación son adecuadamente descritos junto a la identificación de oportunidades de optimización de trámites. Asimismo, todo esfuerzo en mejorar la disponibilidad de línea base ambiental, en particular el anuncio en Magallanes, es otra iniciativa que debería ir en la misma dirección.
Ahora bien, en materia tributaria, resulta muy complejo un anuncio de que las empresas podrían evadir o eludir el 51% del impuesto de primera categoría a partir de un informe cuya base técnica no ha sido adecuadamente validada. Es requerida entonces una metodología validada por expertos o alto grado de confianza para estimar fundadamente las bases para posteriormente poder discutir sobre la aplicación de la mejor política pública.
Esta dinámica sigue al momento de validar los planes de ordenamiento territorial, definiciones sobre zonificación costera, criterios para gestionar el capital natural, normas de emisión, normas de calidad primarias y secundarias, así como múltiples otros conceptos críticos para promover y ordenar la inversión y el crecimiento. En pocas palabras, la información de buen nivel y alto grado de confianza es la base para construir una política pública sostenible y así, no permitir que interpretaciones o estimaciones no suficientemente bien fundadas profundicen la desconfianza.
Si venimos de un largo y desgastante proceso caracterizado por la desconfianza, polarización y poca capacidad de acuerdos, debemos por lo menos avanzar en promover las condiciones para tener una base común confiable sobre la cual discutir. En materia ambiental, tributaria y energética es momento de transitar desde evidencia feble y juicios débilmente fundados a cada vez más altos estándares de calidad de información, idealmente avalados por entidades referentes que permitan aportar un eslabón determinante para construir y consolidar confianza.
El autor es consejero de Sofofa.
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