La columna de Tomás Rau: “La micro los cría, la macro los junta”

PANORAMICAS DE ALAMEDA

"Abordar el desempleo, la burocracia en los permisos no solo es una cuestión de equidad y justicia social, sino también una estrategia inteligente para estimular el alicaído crecimiento económico y construir un futuro más próspero para todos".



En el complejo entramado económico de un país, los problemas microeconómicos a menudo actúan como piedras en el camino, ralentizando el impulso de la macroeconomía y afectando directamente el bienestar de las personas. Dos de los principales obstáculos que merecen la atención en el Chile actual son el empleo y la burocracia en la entrega de permisos, conocida como “permisología”.

El desempleo acecha la estabilidad individual y la prosperidad colectiva con repercusiones severas en la economía. En Chile, la falta de empleo parece ser no solo un fenómeno estacional sino, más preocupante aún, un problema estructural. Mientras las economías de la región ya recuperaron sus niveles de empleo pre-pandemia, nosotros seguimos con un rezago significativo en participación laboral y empleo que no parece recuperarse.

Otro aspecto crucial es la poca agilidad en la tramitación y entrega de permisos, un problema que ha alcanzado proporciones críticas según un informe de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad. La burocracia excesiva en este proceso no solo desanima la inversión y la creación de nuevas empresas, sino que también obstaculiza la expansión de las ya existentes, convirtiéndose en una camisa de fuerza para el crecimiento económico. ¿Es razonable esperar más de 11 años para la obtención de los permisos para una planta desaladora?

Estos problemas microeconómicos no son islas separadas en el mar de la economía; están interconectados y su impacto se propaga a través de las distintas capas de la estructura económica. Por ejemplo, el desempleo no solo priva a los individuos de ingresos y estabilidad, sino que también se traduce en un menor poder adquisitivo, afectando directamente la demanda agregada y, por ende, el crecimiento económico (tan esquivo en la última década). Por otra parte, la lentitud en la aprobación y entrega de permisos impide la creación de nuevas empresas y la generación de empleo, lo que también se traduce en menor inversión, un componente esencial para el crecimiento económico.

Para afrontar estos problemas, se requiere de una estrategia integral que vaya más allá de los titulares o buenas intenciones. En el caso del empleo, las políticas laborales deben dirigirse no solo a los temas estacionales, sino también a los factores estructurales. La inversión en capital humano y la capacitación de la fuerza laboral son clave para alinear las habilidades de los trabajadores con las demandas cambiantes del mercado.

En cuanto al tema de los permisos, la modernización y simplificación de los procesos son imperativas. La implementación de tecnologías que agilicen estos trámites, junto con una revisión de las normativas, es clave para liberar el potencial emprendedor y promover un ambiente propicio para la inversión. El ministro de Economía ya adelantó que se trabaja en una reforma a la permisología. Enhorabuena. Es de esperar que incluya una importante reducción de plazos y que entregue previsibilidad a los inversionistas.

Los problemas microeconómicos afectan a la fortaleza del árbol macroeconómico y como dice el título de esta columna: “la micro los cría, la macro los junta”. Abordar el desempleo, la burocracia en los permisos no solo es una cuestión de equidad y justicia social, sino también una estrategia inteligente para estimular el alicaído crecimiento económico y construir un futuro más próspero para todos. Si no, seguiremos en “free falling” como cantaba el grandísimo Tom Petty.

* El autor es profesor titular y director del Instituto de Economía UC

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