La Fed se prepara para reducir los estímulos en medio de más dudas sobre la inflación

(FILES) In this file photo taken on September 30, 2021 US Federal Reserve Chairman Jerome Powell testifies before the House Oversight And Government Reform Committee hearings on oversight of the Treasury Department's and Federal Reserve's Pandemic Response, on Capitol Hill in Washington, DC. - Despite a risk that high inflation in the United States could persist, it would be "premature" to raise borrowing rates and risk slowing the economic recovery, Federal Reserve Chair Jerome Powell said October 22, 2021. (Photo by SARAH SILBIGER / POOL / AFP)

La ampliación de las presiones sobre los precios podría poner a prueba la hipótesis "transitoria" del presidente Jerome Powell.


Los funcionarios de la Reserva Federal están listos para cerrar su programa de compra de bonos de US$ 120.000 millones al mes en noviembre, pero las preguntas sobre qué tan pronto se desvanecerán las presiones inflacionarias están creando más inquietud dentro del banco central.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, y altos funcionarios han restado importancia a las preocupaciones de este año de que un aumento en los precios durante la desigual recuperación post pandemia conduciría a una inflación permanentemente más alta. Los aumentos de precios más notables se han relacionado con los artículos más afectados por el cierre y la reapertura de la economía, pero hay indicios de que la inflación proviene de un conjunto más amplio de productos y servicios.

En las últimas semanas, los funcionarios han dicho que todavía creen que el resultado más probable es que la inflación baje por sí sola a medida que se resuelven los problemas de la cadena de suministro. Sin embargo, las recientes declaraciones públicas muestran que mantienen ese punto de vista con algo menos de convicción que antes.

Por ahora, la reunión de política monetaria de la Fed del 2 al 3 de noviembre sigue centrada en cambiar el interruptor para comenzar a reducir, o disminuir, las compras de activos más adelante en el mes. Powell ha logrado un amplio consenso entre los funcionarios sobre un plan para eliminar gradualmente su programa de estímulo de la pandemia para el próximo junio, reduciendo las compras en US$ 15.000 millones cada mes.

Los funcionarios no quieren alimentar el estímulo monetario comprando activos cuando ya creen que la economía necesita tasas de interés más altas, lo que significa que quieren completar la reducción antes de subir las tasas.

“Creo que es hora de disminuir los estímulos, y no creo que sea hora de aumentar las tasas”, afirmó Powell en una conferencia virtual la semana pasada.

El diseño de la reducción ya refleja una línea de tiempo más rápida debido a una mayor inquietud por la evolución de la inflación. A principios de este año, la Fed dejó a los inversionistas con la impresión de que reduciría las compras de bonos en enero próximo y que el proceso podría tardar casi un año en completarse.

El aumento de las tasas de vacunación y los casi US$ 2,8 billones (millones de millones) en gastos federales aprobados desde diciembre han producido una recuperación como ninguna otra en la memoria reciente. Los llamados precios subyacentes o básicos (bienes y servicios) que excluyen las volátiles categorías de alimentos y energía subieron un 3,6% en agosto respecto al año anterior, utilizando el indicador preferido de la Fed.

Los mercados de bonos estadounidenses han comenzado a reflejar las expectativas de aumentos de las tasas de interés por parte de la Fed el próximo año. La semana pasada, la probabilidad de al menos dos subidas de tasas para finales del próximo año se elevó al 75%, según los precios del mercado de futuros seguidos por CME Group. Lo que es superior al 20% de probabilidad que existía al término de la reunión de la Fed del mes pasado.

El viernes, Powell no refutó ni afirmó esas expectativas, lo que podría ser coherente con el primer aumento de tasas de interés de la Fed en septiembre próximo. “Básicamente, creo que nuestra política está en un buen lugar. Creo que el mercado generalmente entiende dónde estamos y qué está pasando”, afirmó. “No estoy bendiciendo todos los precios de los activos ni nada por el estilo”.

Mientras se ejecuta la reducción de estímulo, los funcionarios de la Fed buscarán una mejor lectura sobre el grado en que la pandemia ha perturbado los mercados laborales y los patrones de gasto, y hasta qué punto se revertirán.

Por ejemplo, la pandemia impulsó drásticamente el gasto en bienes y redujo la demanda de servicios. Los funcionarios de la Fed creen que la composición del gasto debería revertirse, lo que provocaría que los desequilibrios —y la inflación— se moderen. Pero si la demanda de bienes aumenta permanentemente, eso podría requerir tasas de interés más altas para enfriar la economía.

En su reunión de noviembre, es probable que los funcionarios también continúen un debate sobre cuánto tiempo deben esperar para la validación de cuándo creen que las presiones sobre los precios se desvanecerán por sí solas antes de ordenar, si es necesario, un giro hacia una política más restrictiva.

En un testimonio ante el Congreso el mes pasado, Powell afirmó que era “frustrante” que los cuellos de botella de la cadena de suministro no estuvieran mejorando. Luego, en la conferencia virtual del viernes pasado, afirmó, “las limitaciones del lado de la oferta han empeorado en algunos casos ... y ahora estamos recibiendo una presión al alza sobre la energía”. Concluyó: “Ahora, los riesgos son claramente de cuellos de botella más largos y persistentes y, por lo tanto, de una inflación más alta”.

Las declaraciones reflejaron el cambio gradual más reciente en la caracterización de Powell sobre las perspectivas de inflación.

A finales de agosto, Powell explicó su razonamiento de por qué pensaba que los aumentos repentinos de precios se desvanecerían, es decir, que la pandemia tendría un comienzo, un medio y un final. Dado eso, cualquier desequilibrio entre la oferta y la demanda asociado con la pandemia se aliviaría, llevando la inflación de regreso al objetivo del 2% de la Fed.

Powell detalló cinco factores que respaldaban su opinión. Entre ellos se incluyen la ausencia de presiones inflacionarias de base amplia, así como una esperada desaceleración en el aumento de los precios de los artículos que habían experimentado una alta inflación este año, como los autos usados y otros bienes duraderos. Afirmó que la Fed actualizaría su perspectiva basándose en “evidencia que respaldara o socavara” esa hipótesis.

En los dos meses transcurridos desde entonces, los datos de inflación han socavado ligeramente esos dos argumentos. Un informe del Departamento de Trabajo sobre la inflación en septiembre apuntaba a un aumento de las presiones sobre los precios. Mientras tanto, los precios de algunos productos que parecían moderarse este verano boreal, incluidos los autos usados, están volviendo a subir.

Los funcionarios de la Fed están sopesando dos riesgos. Debido a que la política monetaria funciona con retraso para enfriar la demanda, no quieren desacelerar la economía en el mismo momento en que los cuellos de botella de la oferta hayan disminuido, por ejemplo, porque más trabajadores hayan regresado a la fuerza laboral. Esto podría conducir a un crecimiento e inflación indeseablemente lentos.

Powell dijo que sería prematuro aumentar las tasas “ahora con el efecto y la intención de desacelerar el crecimiento del empleo cuando hay buenas razones para esperar ... que disminuyan las restricciones de oferta”.

El segundo riesgo es que incluso si Powell y sus colegas tienen razón en última instancia sobre la moderación de los precios de ciertos bienes, las empresas y los consumidores podrían esperar precios más altos en el futuro. Los funcionarios se refieren a esto como el “desanclaje” de las expectativas de inflación, y están monitoreando de cerca las encuestas a los consumidores y las medidas de compensación de la inflación basadas en el mercado para detectar signos de ello.

“Si seguimos viendo una inflación del 4% o en esa área la próxima primavera (boreal), entonces creo que tendremos que reevaluar la velocidad con la que estaríamos pensando en subir las tasas de interés”, afirmó el gobernador de la Fed, Randal Quarles, la semana pasada.

El presidente de la Fed de Richmond, Tom Barkin, dijo que los cuellos de botella en el suministro han creado un comportamiento potencialmente inflacionario por parte de los gerentes de compras de los grandes retailers al llevarlos a priorizar un inventario confiable de bienes en lugar de precios más bajos. “Si estás negociando por Walmart en este momento, solo quieres tener el suministro. Esa es una gran diferencia con respecto a donde solían estar”, afirmó Barkin el viernes.

Algunos funcionarios de la Fed también han dicho que la legislación sobre gastos que se está considerando en el Congreso podría agregar demasiado estímulo a la economía. “No creo que necesitemos más estímulos a la demanda en este momento”, afirmó Barkin.

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