La moda rápida quiere reparar su imagen
Las marcas animan a los compradores a remendar sus prendas viejas en lugar de tirarlas, ante el creciente escrutinio medioambiental. Este año, Zara está lanzando servicios de reparación a escala nacional en varios de sus mayores mercados, Uniqlo está añadiendo talleres de reparación a varias tiendas y Cos, propiedad de H&M, está trabajando con una empresa emergente para ayudar a los clientes a arreglar vestidos y chaquetas dañadas.
Los minoristas de moda rápida, como H&M, Uniqlo y Zara, llevan años incitando a los compradores a adquirir cada vez más ropa nueva. Ahora, estas marcas están empujando a los consumidores a reparar también sus prendas viejas.
Esta iniciativa se produce en un momento en que la industria de la moda trata de mejorar sus credenciales ecológicas ante la presión de los consumidores y las autoridades para que reduzca su impacto ambiental. Reparar la ropa en lugar de tirarla reduce los residuos y permite utilizar menos recursos para fabricar prendas de recambio.
Este año, Zara está lanzando servicios de reparación a escala nacional en varios de sus mayores mercados, Uniqlo está añadiendo talleres de reparación a varias tiendas y Cos, propiedad de H&M, está trabajando con una empresa emergente para ayudar a los clientes a arreglar vestidos y chaquetas dañadas.
Aunque algunas marcas de gama alta llevan mucho tiempo ofreciendo la posibilidad de arreglar los productos más caros, el despliegue a gran escala de servicios de reparación es una nueva aventura para los minoristas de moda convencionales, cuyas prendas suelen ser mucho más baratas. La tendencia también podría amenazar con canibalizar las ventas de nuevos productos.
Las reparaciones y otras iniciativas de sostenibilidad son un “intento de transformarnos a nosotros mismos y al sector”, dijo Óscar García Maceiras, director ejecutivo de Inditex, propietaria de Zara, en la junta general anual de la empresa realizada en julio.
El minorista va a poner en marcha este año en Francia, Alemania y España su servicio “Zara pre-owned”, que permite a los clientes reparar, vender o donar ropa usada en las tiendas y en línea. La cadena ha anunciado que el servicio se lanzará en todos sus principales mercados antes de 2025, tras haber comenzado en el Reino Unido a finales del año pasado.
En el Reino Unido, Zara recibe las prendas para su reparación y se encarga de los pagos, pero utiliza una red de reparadores externos para realizar el trabajo. Reparar un agujero, por ejemplo, cuesta 10 libras, equivalentes a unos US$ 13.
La empresa ha afirmado que las reparaciones son fundamentales para sus esfuerzos de sostenibilidad, ya que permiten a los clientes prolongar la vida útil de sus prendas y reducir los residuos.
Según la Fundación Ellen MacArthur, una organización sin fines de lucro con sede en el Reino Unido, cada segundo se entierra o incinera en el mundo un camión cargado de textiles usados en la industria de la moda, con 92 millones de toneladas de prendas arrojadas anualmente a los vertederos. Las prendas compradas a marcas de moda rápida se tiran por término promedio al cabo de menos de un año, según la fundación.
El Parlamento Europeo aprobó en junio una nueva estrategia que insta a las empresas de moda que operan en Europa a adoptar normas medioambientales más estrictas. Los legisladores están elaborando más de una docena de nuevas leyes que exigirán a las marcas que sus procesos de producción sean más ecológicos y asuman una mayor responsabilidad por los residuos asociados a sus productos.
Otros reguladores mundiales y organismos multinacionales, entre ellos las Naciones Unidas, también han presionado para que se produzcan cambios en la industria de la moda. En el marco de una Carta de la Moda impulsada por la ONU, por ejemplo, signatarios como Gap, H&M e Inditex se han comprometido a reducir sus emisiones.
En respuesta, las marcas de moda se están interesando más activamente por el destino de sus productos después de salir de la tienda, ofreciéndose a reciclar la ropa vieja o a mantenerla en circulación remendando una rodilla o zurciendo un agujero.
Para marcas de lujo como Hermès o Louis Vuitton, las reparaciones ya se consideran un servicio esencial, y los clientes se sienten motivados para arreglar un bolso o un abrigo que potencialmente les ha costado miles de dólares.
Para las grandes marcas que venden ropa más barata, la ecuación es más compleja: es posible que los consumidores no vean mucho valor en reparar algo que no costó mucho al principio, e incluso si lo hacen, las marcas se enfrentan al reto de permitir las reparaciones a escala de mercado masivo.
La marca japonesa Uniqlo ha abierto hasta ahora 21 “Re.Uniqlo Studios” en todo el mundo, cinco de ellos en EE.UU., donde los clientes pueden pagar US$ 5 por una simple reparación o convertir sus prendas en algo nuevo.
H&M Hennes & Mauritz aseguró que alargar la vida de la ropa mediante reparaciones y otros medios “es crucial para reducir nuestro impacto ambiental”. Aunque los analistas afirman que existe el riesgo de que los esfuerzos de sostenibilidad se conviertan en un lastre para las nuevas ventas, H&M aspira a duplicar sus ventas esta década y, al mismo tiempo, reducir a la mitad su impacto ambiental.
H&M ha puesto en marcha estaciones de reparación en tiendas de siete ciudades, entre ellas París y Estocolmo. El minorista también ofrece tutoriales de reparación en línea y vende productos que incluyen parches decorativos diseñados para animar a los clientes a arreglar sus propias prendas.
“Se trata de un servicio muy apreciado allí donde lo ofrecemos”, declaró en una entrevista Helena Helmersson, directora ejecutiva de H&M. Pero para una marca asequible “es más difícil conseguir la demanda hasta el punto de que sea rentable”, dijo. En lugar de la reparación, la reventa de ropa usada seguirá siendo el principal objetivo de H&M en materia de reducción de residuos.
En el caso de la marca premium de H&M, Cos, cuyas prendas se acercan más a las de Zara en cuanto a precio, la empresa considera más viables las reparaciones. Cos tiene 254 tiendas en todo el mundo, 20 de ellas en el Reino Unido y 11 en Estados Unidos.
En mayo, Cos empezó a ofrecer reparaciones en todo el Reino Unido en colaboración con The Seam, una plataforma digital que actúa como Uber para las reparaciones de moda, poniendo en contacto a particulares o empresas con un ejército de reparadores independientes. The Seam cobra un 20% por cada reparación.
La demanda está creciendo un 20% mes a mes a medida que la tendencia de reparación cobra impulso, contó Layla Sargent, quien fundó The Seam en 2019. Los artículos reparados a través de la plataforma suelen valer 80 libras o más, detalló, aunque esa cifra está disminuyendo a medida que aumenta la aceptación.
La plataforma permite a las marcas ofrecer reparaciones sin crear su propia capacidad para ello, sostuvo Sargent. “A menos que dispongan de un gran taller lleno de personal cualificado, se encontrarán rápidamente con un cuello de botella”, explicó.
La demanda de reparaciones se ha disparado en los últimos años, a medida que mucha gente se aficiona a la idea de consumir y desperdiciar menos, señala Alex Brinck, una reparadora londinense que consigue trabajo a través de The Seam.
Brinck, especializada en prendas de punto y que trabaja desde su casa, suele cobrar entre 15 y 200 libras por trabajo.
Una tarea reciente consistió en acortar un vestido de cóctel de Gucci de 3.000 libras con incrustaciones de cristal. Los trabajos de poco valor “son difíciles de justificar económicamente, pero siguen siendo importantes moralmente”, aseguró.
Las marcas de moda merecen que se les reconozca el mérito de experimentar con las reparaciones, pero para reducir significativamente su huella medioambiental tendrán que formar a miles de nuevos reparadores capaces de satisfacer la demanda, afirmó Brinck.
“Todos los días recibo solicitudes de todo el mundo: de Hong Kong, de Estados Unidos...”, agregó Brinck, “lo que demuestra lo escasas que son estas habilidades”, concluyó.
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