No cuenten con China para salvar a la economía mundial

Travelers from China arrived at Ngurah Rai International Airport in Bali, Indonesia, last month after direct flights resumed. FIRDIA LISNAWATI/ASSOCIATED PRESS
Viajeros procedentes de China llegaron al aeropuerto internacional Ngurah Rai de Bali (Indonesia) el mes pasado, tras la reanudación de los vuelos directos. Foto: FIRDIA LISNAWATI/ASSOCIATED PRESS

Los primeros indicios sugieren que la recuperación económica del país se dejará sentir sobre todo en el sector de servicios. Así, es probable que el repunte de China tras años de confinamientos de Covid-19 sea muy diferente de las anteriores. Y para muchas partes del mundo, advierten los economistas, podría ser menos potente de lo que esperan los gobiernos y las empresas.


El mundo cuenta con la recuperación económica de China para impulsar el crecimiento mundial y mantener a raya la recesión. Pero no lo crean.

Es probable que la recuperación de China tras años de confinamientos de Covid-19 sea muy diferente de las anteriores. Y para muchas partes del mundo, advierten los economistas, podría ser menos potente de lo que esperan los gobiernos y las empresas.

Históricamente, China ha dependido de los estímulos públicos y de las grandes inversiones para salir de las crisis. Esa combinación ayudó a sacar a la economía mundial del estancamiento tras la crisis financiera de 2008.

Esta vez, China está muy endeudada, su mercado inmobiliario está en crisis y gran parte de la infraestructura que necesita el país ya está construida. Como resultado, su última reactivación estará liderada por los consumidores, que se están deshaciendo de casi tres años de restricciones de salud pública y prohibiciones de viajar, después de que el gobierno desmantelara abruptamente su política de tolerancia cero hacia el Covid-19.

Covid testing booths transformed into food stalls in Suzhou, China, Jan. 25.
Cabinas de pruebas de Covid transformadas en puestos de comida en Suzhou, China, el 25 de enero. FOTO: QILAI SHEN/ BLOOMBERG NEWS

Los datos muestran que la gente vuelve a aventurarse a salir y comprar en las grandes ciudades, y hay indicios de que lo peor del brote de Covid en China podría haber quedado atrás. Al igual que sus homólogos estadounidenses, los consumidores chinos ahorraron dinero durante los cierres. Pero la confianza de los consumidores sigue siendo baja. Mientras los chinos más ricos abren sus carteras, muchos otros prefieren ahorrar a gastar.

Los primeros indicios sugieren que los mayores efectos de la recuperación de China se dejarán sentir en el interior, más que en el exterior. Los datos oficiales, incluidas las encuestas empresariales, las ventas y las cifras del transporte público, dan cuenta de que el mayor crecimiento provendrá de las industrias de servicios, como restaurantes, bares y viajes.

Esto significa que, aunque la aceleración de China es una buena noticia para el frágil crecimiento mundial, sobre todo porque EE.UU. y Europa van a ralentizarse, los efectos directos de su reactivación serán probablemente menos pronunciados en otros lugares que en las expansiones impulsadas por estímulos del pasado.

“China producirá una fuerte recuperación económica, pero la repercusión del crecimiento en el resto del mundo será mucho más moderada en este ciclo debido a la naturaleza del repunte económico”, afirmó Frederic Neumann, economista jefe para Asia de HSBC.

Según algunos analistas, es improbable que la economía estadounidense se vea muy beneficiada, ya que su exposición a las industrias de servicios chinas es limitada. El crecimiento estadounidense podría incluso verse afectado si la reapertura de China aumenta la demanda de energía y eleva los precios mundiales de la energía, lo que agravaría las presiones inflacionistas.

Según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía china crecerá un 5,2% en 2023, superando con diferencias el 1,4% de EE.UU. y el 0,7% de la zona de la moneda común europea, formada por 20 países.

El FMI predice que China representará alrededor de un tercio del crecimiento mundial este año, frente al 10% de EE.UU. y Europa juntos. Con ello, China recuperaría la cuota que tenía en los cinco años anteriores a la pandemia, según los datos del FMI. En 2022, cuando EE.UU. creció un 2,1%, la economía china creció un 3%, su segundo peor resultado desde la muerte de Mao Zedong en 1976. La cuota de China en el crecimiento mundial se hundió hasta el 16%.

“Es muy importante que China repunte este año, porque se espera que Estados Unidos y Europa sufran una fuerte desaceleración”, declaró Hoe Ee Khor, economista jefe de la Oficina de Investigación Macroeconómica de Asean+3, una organización de investigación económica que ofrece asesoramiento político y asistencia técnica a las economías del este y el sudeste asiáticos. “Proporciona el apoyo que falta entre esos tres pilares”, añadió.

Los chinos más ricos podrían ayudar a impulsar la economía mundial con el gasto en artículos de lujo europeos y vacaciones en lugares como el sudeste asiático. El fabricante suizo de relojes Swatch Group AG declaró en enero que, basándose en el repunte de las ventas que experimentó en China inmediatamente después de la reapertura, espera un año récord de ingresos, favorecido por las ventas en China, Hong Kong y Macao a medida que se reanuden los viajes.

Bernard Arnault, presidente y director ejecutivo del gigante del lujo LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton SE, señaló a analistas y periodistas el 26 de enero que las tiendas de Macao están llenas. “El cambio es espectacular”, afirmó.

“Esto es un serio problema para todos”, dijo el mes pasado David Calhoun, director ejecutivo de Boeing Co, en una llamada con inversores, describiendo la reapertura de China como “un gran acontecimiento en la aviación”. Aseguró que la empresa se propone volver a poner en el aire los aviones parados y tiene esperanzas en nuevas entregas a China, ya que las compañías chinas necesitarán los aviones 737 MAX de Boeing para satisfacer la recuperación de la demanda de vuelos.

A shopping complex in Sanya, China, Jan. 25.
Un complejo comercial en Sanya, China, el 25 de enero. FOTO: ALESSANDRO DIVIGGIANO/REUTERS

Otras empresas se muestran más circunspectas. Durante la pandemia, los hogares chinos recibieron muchas menos ayudas fiscales de su gobierno que los trabajadores de las economías avanzadas, y muchos consumidores siguen preocupados por la debilidad del mercado laboral y la persistente caída del sector inmobiliario.

Por otro lado, el director ejecutivo de Colgate-Palmolive Co. Noel Wallace, indicó a los analistas a finales del mes pasado que, a pesar de la euforia por la reapertura, las ventas de artículos para el hogar de la empresa en China siguen siendo escasas. “China es una gran interrogante”, advirtió.

Yum China Holdings Inc, que gestiona cadenas de restaurantes como Kentucky Fried Chicken y Pizza Hut en China, dijo que vio un repunte en las ventas durante las recientes fiestas del Año Nuevo Lunar, pero se muestra cautelosa sobre las perspectivas. “Aunque se están produciendo todas estas mejoras, también somos cautos en cuanto a la relación calidad-precio y la prudencia en el gasto”, declaró Joey Wat, director ejecutivo, en una reunión telefónica con analistas realizada el 7 de febrero.

En años anteriores de crecimiento impulsado por el estímulo, cuando China invirtió dinero en bienes inmuebles, infraestructura y fábricas para dar un giro a su economía, su voraz demanda de materias primas y maquinaria se dejó sentir en todo el mundo: entre los fabricantes de herramientas de Alemania, los productores de cobre de América Latina, los fabricantes de excavadoras de Japón y los productores de carbón de Australia.

En 2009, China creció un 9,4% gracias a un paquete de estímulo de US$ 586.000 millones, proporcionando un poderoso contrapeso a las economías avanzadas duramente golpeadas por la crisis financiera mundial.

Los economistas de Goldman Sachs calculan que la reapertura de China añadirá un punto porcentual al crecimiento económico mundial este año, principalmente a través de la mayor demanda de energía, el aumento de las importaciones y los viajes internacionales. Los mayores beneficiarios serán probablemente los exportadores de petróleo y los vecinos asiáticos de China.

Los modelos de Oxford Economics implican un menor impulso al crecimiento mundial. La consultora afirma que si el Producto Interno Bruto chino crece un 5% este año con el fin de las restricciones del Covid, eso elevaría el crecimiento mundial a sólo el 1,5%, una ganancia de 0,2 puntos porcentuales en comparación con su previsión anterior.

Goldman Sachs estima que el efecto directo de la reapertura de China sobre el crecimiento de EE.UU. será ligeramente negativo, tal vez restando alrededor de 0,04 puntos porcentuales al crecimiento de 2023, ya que el efecto del encarecimiento del petróleo compensa cualquier aumento de las exportaciones o los turistas. Sin embargo, Estados Unidos y otras economías menos expuestas a la reapertura podrían beneficiarse de efectos indirectos, si la reactivación de China impulsa el comercio mundial y la actividad empresarial en general o contribuye a facilitar la financiación de hogares y empresas.

Ahora bien, aunque su crecimiento repunte bruscamente, la economía china sigue teniendo problemas de fondo. Los gobiernos locales están sobrecargados de deudas, lo que limita su capacidad para financiar el gasto en infraestructura. China ha tomado medidas para alentar el sector inmobiliario, como la relajación de las restricciones a los préstamos a los promotores inmobiliarios sobrecargados, pero no se espera que estas políticas reviertan pronto la caída de las ventas de viviendas en el país, porque la caída de los precios hace que las familias sigan siendo cautelosas a la hora de comprar una casa, dijo Tommy Wu, economista jefe para China de Commerzbank AG. Esto limitará el apetito de China por materias primas como el mineral de hierro.

Otros objetivos políticos podrían arrastrar la demanda china de importaciones. Beijing desea producir en el país bienes de capital más sofisticados, en lugar de comprarlos a Japón y Alemania, y ha puesto freno a industrias contaminantes como la siderúrgica para cumplir sus objetivos climáticos.

La producción de acero cayó un 2,1% en 2022 respecto al año anterior, y las importaciones de mineral de hierro descendieron un 1,5%. BHP Group Ltd., la mayor minera del mundo por valor de mercado, sostuvo en enero que espera que China sea una fuerza estabilizadora para la demanda de materias primas en 2023. Pero no predice un repunte de las tasas de crecimiento prepandémicas y afirma que la producción china de acero probablemente se estancará en esta mitad de la década, después de lo que posiblemente fue el peak de producción en 2020.

Olivier Ponti, vicepresidente de ForwardKeys, una consultora que rastrea los datos del sector de los viajes, afirma que, aunque los vuelos nacionales en China han repuntado rápidamente, pasará algún tiempo antes de que los vuelos a Europa y Estados Unidos empiecen a acercarse a los niveles prepandémicos.

En enero, el número de vuelos a destinos fuera de China continental fue aproximadamente el 15% de lo que fue en 2019. Los destinos más populares están relativamente cerca, como Macao, Hong Kong, Tokio y Seúl.

Por ahora, los viajeros chinos a Tailandia, un destino popular, son en su mayoría gente de negocios o turistas independientes acomodados. Los funcionarios tailandeses dicen que esperan un lento repunte de visitantes a medida que se abran más rutas aéreas y se reanuden los viajes en grupo, pero que podrían pasar años antes de que las llegadas vuelvan a los niveles que tenían antes del Covid.

La contribución de China a la economía mundial dependerá, en última instancia, de la durabilidad del consumo chino. Por ahora, aunque los hogares chinos acumularon US$ 2,6 billones en ahorros frescos el año pasado, menos del 30% del dinero está disponible para gastar de inmediato. El resto está guardado en cuentas de ahorro a largo plazo. El mercado laboral sigue siendo débil y la crisis inmobiliaria merma la riqueza de los hogares.

La recuperación del consumo será “superficial y efímera”, según Logan Wright, director de investigación de mercados chinos de Rhodium Group, una empresa de investigación con sede en Nueva York. Wright predice que, tras un rápido repunte del crecimiento en torno al segundo trimestre, la recuperación del consumo perderá fuerza rápidamente.

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