Porcentaje de chilenas cofundadoras de fintechs llega sólo a la mitad del promedio de la región
El último informe Fintech en América Latina y el Caribe, correspondiente al 2022, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo, detalla que el promedio de iniciativas fintech donde las mujeres son fundadoras o cofundadoras llegó a 40% en 2020.
La participación femenina como fundadoras o cofundadoras de fintechs está por debajo del promedio de la región. Eso se desprende del último informe Fintech en América Latina y el Caribe, correspondiente al 2022, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y dado a conocer recientemente.
Los resultados arrojan un aumento en el promedio de iniciativas fintech donde las mujeres son fundadoras o cofundadoras, pasando desde el 35% de 2018 a un 40% en 2020.
Según el informe, al desagregar este crecimiento por país, “se puede observar que hay algunos que destacan por una mejora en la participación de mujeres en las iniciativas fintec. En 2020, teniendo en cuenta los cinco mercados principales en la región, Colombia muestra el porcentaje más alto de mujeres fundadoras de emprendimientos fintech, con un 42%, seguido de Argentina, con un 35% de mujeres fundadoras y un incremento del 24% respecto al informe pasado. A poca distancia se encuentran Brasil y México, con un tercio de todas las startups fintech con mujeres en el núcleo fundador, y Chile, con el 21% de mujeres liderando en emprendimientos del sector fintech”.
Es decir que el dato de Chile (21%) está por debajo del promedio de la región (40%).
Adicionalmente, el informe destaca que el “notable el crecimiento observado en Ecuador, que fue uno de los primeros cinco países en el último informe con el 25% de representación de mujeres fundadoras y cofundadoras, y que ha crecido hasta conseguir una representación del 50% en 2020″, mientras que otro país “destacable es Perú, que también se encontraba entre los primeros cinco países en el informe pasado y que ha crecido del 45% al 52%”.
¿Pero qué explica lo que ocurre en Chile? María Ignacia Jofré, vicepresidenta de FinteChile, sostiene que “la baja participación de las mujeres en la industria fintech se debe a varios factores, entre ellos, a que se combina la baja participación en dos grandes sectores como el financiero y el tecnológico”.
Belén Sanguinetti, cofundadora y CMO de la fintech CobranzaOnline, comenta que “las razones de esta brecha son varías, en mi opinión una de las principales y más difíciles de cambiar se encuentra en la crianza. A los hombres desde muy pequeños se les habla de emprender, de generar su propio negocio, ser su propio jefe, incentivando y potenciando este desarrollo”, y a esto “se le suma la endogamia profesional, donde en un mundo liderado mayoritariamente por hombres (un 80% en Fintech) donde resulta más fácil la creación de lazos, alianzas e inversiones entre hombres similares y cercanos”.
Por su parte, Delfina Peña Bunge, cofundadora de Flöid, indica que “Chile sigue siendo bastante “old school”, y también “la banca tradicional está regida por hombres en un 80% (si no más), y esto se refleja indiscutidamente en la industria Fintech”.
De hecho, en un informe entregado por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) entregado el año pasado, se detallaba que la mediana de la participación femenina en directorios en países OCDE es de 30%, mientras que en Chile la participación de mujeres en los directorios de las empresas IPSA pasó de 15,3% al 31 diciembre 2021 a 19,4% en junio 2022. Pero en el detalle, en la industria financiera el dato es menor: en el caso de los bancos es un 8%.
Lorena Ramis, cofundadora y directora comercial de Fincloud, explica que para mejorar la situación es necesario modificar el “cómo hablamos en casa, cómo educamos a nuestros niños y cómo actuamos en nuestros trabajos. Además veo que los roles de cuidado no están equilibrados, necesitamos cuidar de nuestras familias de manera más integral”, mientras que Fernanda Juppet, CEO de Cryptomarket, plantea que es necesario profundizar “programas no sólo de financiamiento de iniciativas o proyectos en los cuales se visualice una participación al menos igualitaria de mujeres, ya sea a través de fondos públicos o privados de inversión, sino que también mediante el apoyo de mentorías y acompañamientos que permitan minimizar los riesgos de fracaso de dichas iniciativas”.
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