Putin aprieta más la economía para abastecer la maquinaria bélica rusa
El Kremlin ha recurrido a la empresa privada para mantener al ejército armado en la lucha contra Ucrania, pero se enfrenta a la escasez de mano de obra y de tecnología. Putin creó un consejo especial formado por tecnócratas de alto nivel con amplios poderes para exigir a las compañías privadas que produzcan equipos para el ejército. Los fabricantes de servilletas y muebles tapizados fabrican ahora pasamontañas, botas y botiquines de primeros auxilios.
Tras una serie de derrotas en el campo de batalla en Ucrania en los últimos meses, el Presidente Vladimir Putin se enfrenta a una gran prueba en casa: movilizar la economía de Rusia para alimentar el esfuerzo de la guerra.
Funcionarios rusos han recorrido todo el país para aumentar la producción y reponer las cada vez más escasas reservas de misiles y otras municiones. Los datos presupuestarios del Ministerio de Finanzas ruso indican que los gastos de defensa aumentaron este año alrededor de un 30% con respecto a 2021, hasta situarse en torno a los US$ 78.000 millones, y se elevarán aún más el próximo año, hasta situarse en torno a los US$ 82.500 millones.
A medida que se perfilan los contornos de la economía de guerra rusa, el Estado ha obligado a algunas empresas privadas a participar. Putin creó un consejo especial formado por tecnócratas de alto nivel con amplios poderes para exigir a las empresas privadas que produzcan equipos para el ejército. Los fabricantes de servilletas y muebles tapizados fabrican ahora pasamontañas, botas y botiquines de primeros auxilios.
Pero aumentar la producción militar -y de manera rápida- es difícil, comentaron los analistas y los funcionarios occidentales. Los esfuerzos han adquirido una importancia extraordinaria, ya que la principal fuente de ingresos de Rusia, la venta de petróleo, se ha visto amenazada por los bajos precios, los embargos occidentales y un nuevo límite de precios para el crudo ruso.
“Es imposible aumentar significativamente la fabricación de armas para las fuerzas armadas rusas”, afirmó Pavel Luzin, experto en el ejército ruso y profesor visitante en la Universidad de Tufts. “Los principales retos son el déficit de mano de obra, el déficit de componentes y equipos industriales y la ineficaz estructura organizativa de las corporaciones de defensa”, detalló.
A su vez, las sanciones occidentales han limitado el acceso a algunos componentes clave de armas de alta tecnología, y los analistas militares dicen que Rusia sólo ha tenido un éxito limitado en el desarrollo de la producción nacional para sustituir las importaciones. Los fabricantes de otras industrias no pueden reajustar rápidamente las cadenas de suministro y las líneas de producción para fabricar material militar.
Al mismo tiempo, la crisis demográfica del país y el éxodo a otros países tras la invasión hacen que las fábricas de armas anden escasas de trabajadores.
Rusia ha perdido miles de tanques y vehículos blindados en los combates y ha recurrido a Irán y Corea del Norte en busca de ayuda en armamento y municiones.
“Se tarda un tiempo en aumentar la producción, incluso si se tiene una línea de producción favorable”, aseguró John Parachini, investigador principal de defensa internacional en Rand Corporation. “Lo que están produciendo en este momento no es lo que está demostrando tener éxito en el campo de batalla, que son misiles de corto alcance y aviones no tripulados”, agregó.
El conflicto en Ucrania supone “una carga adicional para algunos de nuestros productores militares”, declaró un representante del Kremlin. “Pero todas las peticiones del Ministerio de Defensa ruso se están cumpliendo al 100%. No vemos ningún problema”, afirmó.
La industria de defensa rusa quedó destrozada tras el colapso de la Unión Soviética en 1991. Putin ha intentado reconstruirla desde mediados de la década de los 2000. Renacionalizó empresas y puso la industria bajo el control de un gran holding llamado Rostec, que controla más de 800 firmas. Un informe de 2021 de la Agencia Sueca de Investigación para la Defensa describe la industria como “controlada desde arriba y financiada principalmente por el gobierno”.
Aumentar la producción militar y ayudar al ejército se ha convertido en un objetivo nacional.
“Hoy estamos construyendo nuevas fábricas en grandes cantidades... todas destinadas a las necesidades de las fuerzas armadas”, escribió Andrey Gurulev, legislador de la Duma Estatal, en su canal de Telegram en noviembre.
A finales de octubre, Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, por orden de Putin, visitó Uralvagonzavod, el mayor fabricante de tanques de Rusia, para hablar sobre la aceleración de la producción.
“Se fijó la tarea de una aplicación estricta de la orden de defensa del Estado en todos sus parámetros clave, para evitar interrupciones en el suministro de equipos fabricados”, escribió Medvédev en su cuenta de Telegram.
Un mes después, la empresa anunció que contrataría a 250 condenados para trabajar como perforadores, soldadores y operadores de grúa.
Hay indicios de que la producción para el ejército ha aumentado este año. Aunque las estadísticas oficiales no desglosan la producción de bienes para el ejército, la producción de “productos metálicos acabados” -una línea estadística que, según los analistas, incluye armas y municiones- se disparó más de un 16% en octubre con respecto al mes anterior y ha aumentado un 3,6% en lo que va de año.
Pero la industria se enfrenta a un problema de mano de obra. El complejo de producción militar, que emplea a unos dos millones de personas, carece de 400.000, sostuvo en junio el Viceprimer Ministro Yuri Borisov, según la agencia estatal TASS.
La industria de defensa rusa, mientras tanto, lucha contra la corrupción y la ineficacia. En octubre, el jefe del comité anticorrupción y el presidente del comité de defensa de la Duma rusa enviaron una petición al fiscal general del país para que investigara por qué el Departamento de Defensa no podía equipar adecuadamente a las tropas movilizadas, dado que disponía de todos los fondos para hacerlo, según los medios de comunicación estatales.
El representante del Kremlin afirmó que el complejo de producción militar cuenta con las medidas anticorrupción más estrictas de cualquier sector de la economía.
Ahora bien, el empeño de Rusia en poner públicamente la economía en pie de guerra marca un cambio. En un principio, el Kremlin trató de proteger a la población de los acontecimientos en Ucrania. Pero la decisión de Putin de movilizar a unos 300.000 hombres se vio empañada por las quejas de escasez de armas, ropa y provisiones. El propio Putin ha reconocido las deficiencias y ha pedido al Ministerio de Defensa y a otros organismos que las solucionen.
El consejo de coordinación de Putin incluye al Primer Ministro Mikhail Mishustin y al Alcalde de Moscú Sergei Sobyanin. Además de exigir ayuda a las empresas privadas, puede ejercer control sobre los precios de los suministros para el ejército y distribuir los fondos presupuestarios.
En una reunión del consejo realizada en noviembre, Putin dijo que el objetivo es “mejorar radicalmente” el ritmo de trabajo y el suministro de equipos para los soldados en Ucrania.
“Deben formarse objetivos con programas claros de producción y plazos de entrega para todo lo más necesario”, señaló el líder ruso.
En octubre, una empresa de confección de Omsk (Siberia) que fabrica mochilas escolares bajo la marca Luris, recibió una llamada de la oficina regional del Ministerio de Defensa, según el director de la empresa, Alexandr Berdnicov. El Departamento de Defensa le preguntó si podía diseñar y producir mochilas para las tropas movilizadas en poco tiempo, indicó.
“Dimos un precio muy bajo”, comentó Berdnicov. “No queríamos beneficiarnos de esto, queríamos ayudar”, dijo. “Soy un patriota de mi país”, añadió.
Las mochilas negras de 70 litros que diseñó la empresa eran más fáciles de coser que las mochilas para niños, precisó Berdnicov. Sesenta costureras dejaron de lado otros empleos y trabajaron 12 horas diarias sin fines de semana para producir 6.000 mochilas en 2 semanas y media, según Berdnicov.
Por otro lado, en San Petersburgo, Spetsmedtechnika LLC, un fabricante de equipos médicos, aumentó la producción para los soldados en el frente.
“Al igual que todo el país, nuestra vida ha cambiado por el estrés máximo que experimentamos al cumplir la orden de defensa del Estado”, declaró Yakov Sharov, subdirector de Spetsmedtechnika, en la televisión estatal rusa en noviembre. “Las enmiendas a las leyes que se han introducido en nuestro caso, por decirlo suavemente, nos estimulan y no nos permiten relajarnos”, agregó.
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