Rusia está a punto de superar a Arabia Saudita en la batalla por el mercado petrolero chino
Moscú sigue ganando terreno ante el mayor comprador del mundo, mientras Riad se desploma en su intento de subir los precios. Desde el comienzo de la guerra, Arabia Saudita ha ido perdiendo cuota de mercado en China -el mayor mercado energético del mundo- gracias a que Rusia vende su petróleo con grandes descuentos.
Rusia está a punto de superar a Arabia Saudita como mayor proveedor de petróleo de China, en un cambio que muestra los límites de la influencia del reino sobre unos mercados globales que han dado un vuelco tras la guerra de Ucrania.
Desde el comienzo de la guerra, Arabia Saudita ha ido perdiendo cuota de mercado en China -el mayor mercado energético del mundo- gracias a que Rusia vende su petróleo con grandes descuentos. El recorte de la producción de Arabia Saudita a principios de mes no tuvo el efecto deseado de impulsar los precios para compensar la caída de la demanda.
El caos de los últimos días en Rusia, en los que el grupo paramilitar Wagner lanzó y luego detuvo una insurrección, ha tenido hasta ahora escasas repercusiones en el sector energético del país. Pero los inversores y analistas siguen de cerca la situación, entre otras cosas por su potencial para perturbar la delicada alianza entre Rusia y la Organización de Países Exportadores de Petróleo, liderada por Arabia Saudita.
El tira y afloja en torno a China ha sido una de las fuentes persistentes de tensión.
En abril, las exportaciones de crudo de Arabia Saudita a China se vieron temporalmente superadas por las de Rusia, pero Arabia Saudita recuperó el primer puesto. Los analistas afirman que todo apunta a que Rusia tomará la delantera y ampliará su ventaja en China en los próximos meses.
Según Kpler, proveedor de datos sobre materias primas, los envíos rusos representan ahora el 14% de los suministros chinos, frente al 8,8% anterior a la guerra. La cuota de Arabia Saudita cayó al 14,5% en los tres meses anteriores a mayo.
El cambio ha sido aún más drástico en India, donde Riad posee el 13% del mercado, frente al 20% que tenía antes de la guerra. Según Kpler, Moscú representa ahora cerca del 40% de las importaciones indias, frente al 3% antes de la guerra.
Tanto China como India son ostensiblemente neutrales en el conflicto y afirman que apoyan una resolución pacífica. Sin embargo, las ventas de petróleo a Asia hacen ganar a Rusia miles de millones de dólares que necesita para financiar su guerra.
Moscú también ha incrementado las importaciones desde China de tecnologías esenciales para su esfuerzo militar, como semiconductores y microchips. India está convirtiendo el crudo barato que recibe de Moscú en gasóleo de alto precio para Europa, donde sustituye a los productos refinados rusos prohibidos.
Mientras tanto, China acumula cada vez más petróleo ruso barato, un seguro en caso de que la economía se ponga en marcha y los precios suban. Beijing añadió unos 1,77 millones de barriles diarios a sus inventarios en mayo, la mayor cantidad desde julio de 2020, según la firma de análisis de datos petroleros Refinitiv Eikon.
La avalancha de petróleo ruso barato ha deprimido los precios globales, lo que perjudica la capacidad de Arabia Saudita para financiar su programa económico en casa. La pérdida de cuota de mercado, unida a la caída de los precios, supone un doloroso doble golpe.
La medida sorpresa adoptada por el reino a principios de este mes, de recortar un millón de barriles diarios más de petróleo, se suponía que iba a hacer subir los precios, como Arabia Saudita ha sido capaz de hacer históricamente. El recorte, durante una reunión de la OPEP, se produjo justo después de los recortes en la misma cantidad desde septiembre.
En cambio, los precios apenas se movieron. El Brent, el contrato internacional del petróleo, se ha mantenido en el mismo nivel, en torno a los US$ 75 el barril y muy por debajo de los US$ 81, el precio que, según los analistas, necesita el reino para equilibrar su presupuesto.
“Recortar la producción es fácil, pero estás cediendo cuota de mercado a otros países como Rusia”, dijo Ole Hansen, jefe de estrategia de materias primas del banco danés Saxo Bank, añadiendo que “no es fácil recuperar tu mercado”.
Hasta ahora, el plan de Arabia Saudita parece haber fracasado, advirtió, pero señaló que un aumento de la demanda china en el tercer trimestre -previsto por muchos analistas- probablemente impulsaría los precios al alza y justificaría la medida de frenar la producción.
Algunos delegados de la OPEP han argumentado que la Reserva Federal de EE.UU. tiene más poder sobre los mercados de futuros del petróleo que el bloque liderado por Arabia Saudita. Las subidas de tasas de la Reserva Federal han fortalecido el dólar, encareciendo las materias primas denominadas en la moneda estadounidense para los tenedores de otras monedas y arrastrando los precios.
Aunque los expertos afirman que la situación de Rusia como vendedor permanente a precios reducidos podría convertirse en un obstáculo a largo plazo para los valores internacionales del petróleo, también indican que la producción de Moscú está abocada a un fuerte descenso en los próximos años, a medida que se vea privada de inversiones y tecnologías occidentales.
La decisión de Arabia Saudita de recortar la producción fue seguida poco después por un aumento de los precios oficiales de venta del crudo que se despachará en julio, a pesar de que los refinadores de Asia esperaban una baja de los precios. La medida, que obliga a las refinerías asiáticas a comprar menos crudo saudí y a buscar calidades competidoras más baratas, tiene por objeto proporcionar a los mercados petroleros un suelo firme para los precios del petróleo, según las personas citadas.
Sin embargo, los contratos de futuros para los envíos dentro de un año siguen mostrando un descenso hasta los US$ 72 por barril, desde los US$ 74, una tendencia conocida en los mercados del petróleo como “backwardation”.
Algunos funcionarios han argumentado que esta estrategia probablemente fracasará, ya que el reino no tiene poder para controlar los mercados de futuros, que ahora están controlados en su mayoría por algoritmos. En el pasado, China redujo sus importaciones y agotó parte de sus reservas cuando los precios del petróleo eran demasiado altos, y podría hacer lo mismo ahora.
Antes de su prohibición generalizada en la Unión Europea, la calidad urales, el tipo de crudo más popular de Rusia, se suministraba generalmente hacia el oeste desde el Báltico y el Mar Negro. La ruta de navegación más larga hasta Asia lo hace normalmente menos competitivo que los crudos de Medio Oriente, que tardan la mitad de tiempo en llegar a Extremo Oriente.
El envío de un cargamento de urales del mar Báltico cuesta US$ 6 el barril, el doble que sus homólogos del golfo Pérsico, según la agencia de precios Argus Media. Esa diferencia se ve ahora ampliamente compensada por un descuento ruso de US$26 por barril, según la Agencia Internacional de la Energía.
Para Rusia, el aumento del volumen se ve contrarrestado por sus fuertes descuentos. Sus ingresos cayeron en mayo en US$ 1.400 millones, hasta los US$ 13.300 millones, en comparación con el mes anterior, más o menos en consonancia con la baja de los precios internacionales del petróleo.
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