Super Mario Draghi propone un cambio radical para arreglar la economía europea

Super Mario Draghi propone un cambio radical para arreglar la economía europea

El exjefe del Banco Central Europeo y ex Primer Ministro italiano insta a la Unión Europea a liberar subsidios y flexibilizar las normas para competir con Estados Unidos y China.




BRUSELAS- Mario Draghi quiere rescatar de nuevo a Europa.

El expresidente del Banco Central Europeo, de 77 años, famoso por su promesa de “hacer lo que fuera necesario” para salvar el euro durante la crisis de la deuda europea, presentó el lunes de esta semana su receta para reactivar la lenta economía europea y reforzar su industria de defensa.

Draghi es una de las figuras más respetadas del continente y el máximo responsable de la Unión Europea (UE) le encargó el pasado septiembre la elaboración de lo que se ha convertido en un informe muy esperado en medio de la creciente preocupación por el retraso económico de Europa respecto a Estados Unidos y China.

Draghi, cuyo apodo de “Super Mario” se popularizó después de que su promesa de 2012 de apoyar el euro ayudara a desactivar la crisis de deuda de la UE, prometió ofrecer una receta de “cambio radical” para que Europa pueda competir internacionalmente.

Su informe incluye más de 150 recomendaciones para hacer frente al retraso de la productividad europea, entre ellas una política industrial y de subvenciones mucho más agresiva, cambios en la política de competencia del bloque y una remodelación de los mercados europeos de capitales para atraer inversiones.

Es probable que el informe desencadene intensas discusiones en todo el bloque, con algunos países preocupados por la posibilidad de que Europa se vuelva demasiado proteccionista. Se produce en un momento en que las crisis políticas de Alemania, Francia y otras grandes economías europeas complican el acuerdo sobre los cambios a escala de la UE.

Algunas de las ideas que propone Draghi, como la ampliación del mercado único o la creación de una unión de capitales paneuropea para impulsar la inversión, llevan años sobre la mesa. Los 27 gobiernos nacionales de la UE no han conseguido impulsarlas.

El propio Draghi renunció como Primer Ministro de Italia en julio de 2022 tras 18 meses, en parte por la oposición a sus planes económicos e industriales nacionales.

Draghi afirmó que el fracaso en la aplicación de las reformas dejaría a Europa en una crisis existencial.

“Si Europa no puede ser más productiva, nos veremos obligados a elegir. No podremos convertirnos, a la vez, en un líder en nuevas tecnologías, un faro de responsabilidad climática y un actor independiente en la escena mundial”, dijo en el informe. “No podremos financiar nuestro modelo social. Tendremos que reducir algunas de nuestras ambiciones, si no todas”, agregó.

Draghi comentó que los países de la UE necesitan al menos entre 750.000 millones de euros y 800.000 millones de euros, equivalentes a entre US$830.000 millones y US$ 885.000 millones, de inversión adicional anual para crear una economía digital competitiva y neutra en carbono. Afirmó que la inversión pública en áreas como la innovación de vanguardia, la adquisición de defensa y la energía es fundamental para promover la inversión privada que impulsaría la productividad del continente.

La política de competencia del bloque debe cambiar para que las normas no se conviertan en un obstáculo al crecimiento económico. En su opinión, las autoridades antimonopolio de la UE deberían dar más importancia a si una fusión puede impulsar la innovación en la UE y contribuir a crear empresas competitivas a escala mundial. Según Draghi, las autoridades de la UE también deberían tratar de aligerar la carga reguladora de las empresas para facilitar su expansión.

El informe se basa en 15 años de bajo rendimiento económico europeo que los dirigentes se esfuerzan por resolver.

Según el Fondo Monetario Internacional, las 27 economías de la UE representan ahora sólo el 14% de la producción mundial en términos de poder adquisitivo, frente a más del 20% en 2000. La recuperación de Europa de la pandemia de Covid-19 ha sido mucho más lenta que la de Estados Unidos y China, y el continente ha sufrido un duro golpe económico con la invasión rusa de Ucrania, que disparó los precios de la energía.

Entre las partes más controvertidas de las propuestas de Draghi figuran la política industrial, el aumento de los desembolsos fiscales y los cambios propuestos en la política de competencia, que durante mucho tiempo se ha considerado intocable. Las disputas sobre las propuestas prometen extenderse a lo largo del nuevo mandato de cinco años de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que comienza a finales de este año.

En su intervención junto a Draghi, Von der Leyen afirmó que ya estaba trabajando para incorporar muchas de las propuestas de Draghi a sus prioridades. Sostuvo que las prioridades económicas comunes deben “financiarse con dinero europeo común”.

El argumento central de Draghi es que las dificultades económicas de Europa se agravarán a menos que consiga ser más competitiva en los sectores emergentes de las tecnologías limpias y digitales, áreas que los gobiernos chino y estadounidense subvencionan en gran medida. Indicó que Europa ya está en “modo crisis” económica.

Algunas de las propuestas de Draghi coinciden con la visión económica que suele promover Francia, uno de los países más influyentes del bloque. Incluyen un mayor papel del dinero público para apoyar a la industria nacional y esfuerzos para frenar la dependencia de otros países.

Es probable que estas ideas sean cuestionadas por muchos de los Estados miembros más pequeños del bloque, que creen firmemente en los beneficios que les ha reportado la apertura económica y el libre comercio.

“Es muy fácil ponerse de acuerdo sobre el objetivo, pero hay interrogantes sobre los métodos, los medios y las formas de alcanzarlo”, comentó Anna Stellinger, responsable de asuntos internacionales y de la UE de la Confederación de Empresas Suecas, un grupo comercial.

Según Stellinger, la UE debe salvaguardar los intereses de las pequeñas empresas en su apuesta por una normativa ambiciosa, especialmente en materia climática y de no explotación de la cadena de suministro. En su búsqueda de mercados comunes, debe tener cuidado de no perjudicar a las estructuras nacionales, como los sólidos mercados de capitales suecos.

Y tiene que encontrar el equilibrio entre ser más resistente a las perturbaciones de la cadena de suministro, como la guerra de Ucrania y la pandemia, y seguir siendo una economía abierta.

La autosuficiencia para un país como Suecia significa que “acabaríamos todos comiendo papas, y no es tan divertido”, señaló.

Draghi aseguró que Europa necesita centrarse en cerrar la brecha de innovación con Estados Unidos.

La Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, que ofrece cientos de miles de millones de dólares en desgravaciones fiscales y otras subvenciones al sector de las tecnologías limpias, ha atraído a algunas empresas europeas a trasladar sus planes de inversión a ese país.

Las fuertes subvenciones de China son también una de las principales preocupaciones de los funcionarios de la UE, que temen que la afluencia de productos de bajo precio procedentes de esa nación pueda empeorar a medida que Estados Unidos y otros países levanten altas barreras comerciales. A principios de año, el bloque anunció planes para imponer aranceles a los vehículos eléctricos procedentes de China.

Draghi abogó por un enfoque pragmático de la política comercial en el que los aranceles y otras medidas defensivas se utilicen caso por caso. Sugirió que algunos sectores de la economía europea, como la producción de paneles solares, son demasiado débiles para ser reactivados.

Hay argumentos más sólidos para proteger a las industrias que son nuevas y tienen mucho potencial o que son importantes para la seguridad y la resistencia de Europa, afirmó. Añadió que las perturbaciones comerciales de los últimos años han puesto de manifiesto los riesgos de perder la capacidad de fabricar determinados productos importantes para la seguridad del bloque.

El financiamiento de las subvenciones industriales supondría un reto, dado que los gobiernos europeos ya se encuentran en apuros financieros y se enfrentan a presiones para aumentar el gasto social y militar. Una de las soluciones propuestas, la emisión de bonos paneuropeos para financiar la inversión, se enfrenta a una fuerte oposición en Berlín y otros lugares.

Europa ha tomado medidas drásticas en el pasado, pero sólo en crisis extremas como la pandemia o la guerra de Ucrania.

“En cuanto a las recomendaciones más radicales, soy escéptico porque no veo que los Estados miembros estén especialmente dispuestos en este momento a afrontar la realidad de los desafíos”, comentó Fabian Zuleeg, director ejecutivo del Centro de Política Europea, un grupo de reflexión.

Para hacer frente a las crecientes tensiones mundiales, Draghi abogó por una mayor financiación comunitaria de la investigación en defensa, cambios en la política de competencia para permitir la consolidación de la industria y, a medida que aumente el gasto, una preferencia por la compra de productos europeos.

Los países europeos han aumentado significativamente el gasto militar en los últimos años, pero gran parte se destina a importaciones de Estados Unidos u otros países no pertenecientes a la UE.

“La seguridad es una condición previa para el crecimiento sostenible”, planteó Draghi.

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