¿Valor contra valor? o ¿Valor que crea valor?
"Ética y ganancia, dos atributos para una misma palabra. Esta colisión suele producirse en el día a día dentro de las empresas cuando se discuten asuntos de integridad, responsabilidad social e impacto de la gestión en los asuntos ambientales, sociales y de gobierno corporativo".
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Cuando pensamos en valores de la empresa, podemos hacerlo desde la engañosa dualidad que tiene esta palabra. Los valores son aquellas guías que nos ayudan a definir lo que es correcto o no en el comportamiento de las personas, virtudes; pero en el lenguaje financiero de la empresa, valores también son todos aquellos elementos que tienen algún grado de utilidad, rédito económico o su equivalente.
Ética y ganancia, dos atributos para una misma palabra. Esta colisión suele producirse en el día a día dentro de las empresas cuando se discuten asuntos de integridad, responsabilidad social e impacto de la gestión en los asuntos ambientales, sociales y de gobierno corporativo. Es muy común ver esta incongruencia de “valor contra valor” en muchas compañías que declaran a los cuatro vientos una serie de valores, pero que se contradicen con sus comportamientos en la práctica, sobre todo cuando se trata de adoptar decisiones con evidente impacto económico que afectan el valor monetario (última línea) y también el valor de la virtud, pero de manera opuesta
Reportes de sostenibilidad idílicos donde se habla de respeto al medio ambiente y conductas socialmente responsables, pero con notorias transgresiones medioambientales o conflictos sociales ampliamente ventilados en la prensa e incluso en tribunales. Declaraciones altisonantes respecto de respeto por los trabajadores, pero con numerosas multas por prácticas antisindicales. Condena a la corrupción de la política, pero silencio profundo cuando esa corrupción ocurre entre privados o participar activamente en esquemas de defraudación.
Esta colisión de los conceptos de valor se da en los niveles directivos de la empresa. Ahí se tiende a ver estas ideas como irreconciliables y que no pueden fundirse en un mismo camino. O se actúa bajo un prisma ético y de buena práctica, o se busca la ganancia económica inmediata; pero las dos, imposible.
Cambiar este foco podría generar precisamente una ganancia de más largo plazo, más duradera, más productiva, más sustentable en el tiempo. A mí entender, un actuar ético, una generación de valor que va más allá de la mera ganancia para el inversionista sino que para todos los stakeholders de la organización -lo que se ha llamado el capitalismo de stakeholders- permite generar una adhesión y compromiso más duradero y cohesionado en torno a la compañía. Esto redundará en mayor productividad y mejor performance de sus equipos de trabajo o sus cadenas de suministros o una mayor fidelidad de sus clientes.
En otras palabras, pasamos de un esquema de “valor contra valor” a uno de “valor que crea valor”, una visión mucho más moderna de la gestión de las organizaciones. La idea de que la sustentabilidad es una cosa restringida a “lo verde” es sencillamente arcaica y es necesario que se entienda que conceptos como integridad, ética, sustentabilidad, valores o anticorrupción son en definitiva, parte de un todo. La idea es ofrecer viabilidad a las empresas sobre la base de comportamientos aceptables bajo los nuevos estándares; ya no hay espacios para algo distinto.
* La autora es Socia y Presidenta de Eticolabora - Experta en compliance, prevención de delitos y anticorrupción.