Cómo avanzar hacia la descentralización de las ciudades

santiago

Establecer cuatro macrozonas administrativas, el fortalecimiento de las autoridades locales y desarrollo de políticas autónomas, son clave para enfrentar la falta de independencia de las regiones. Movilidad y transporte, desigualdad, integración social y desarrollo urbano son algunos de los sectores más afectados por este problema.




Establecer cuatro macrozonas administrativas, el fortalecimiento de las autoridades locales y el desarrollo de políticas autónomas, son las claves para enfrentar la centralización en administración de las ciudades.

"La planificación de la gestión de las ciudades y áreas metropolitanas se caracteriza por un fuerte centralismo en la toma de decisiones y un amplio nivel de fragmentación de las iniciativas y proyectos de carácter sectorial. Esto afecta la capacidad de construir una visión integrada y debilita la eficiencia del Estado", señala Luis Eduardo Bresciani, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU).

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Las causas que provocaron la centralización que afecta al país han sido objeto de recurrentes debates, pero es prácticamente un consenso entre los expertos que se debe, principalmente, a factores políticos y culturales. Por ejemplo, muy tempranamente tras la independencia del país se conformó un Estado unitario, como entidad organizadora y planificadora.

"Chile necesita macrozonas para establecer la diferenciación que tenemos a nivel territorial. Este último obliga a que las políticas públicas no sean iguales en cada zona. Por ejemplo, no se puede establecer el mismo salario mínimo de Arica en Magallanes, lo mismo en materia de pensiones, beneficios sociales, etc", afirma Carlos Bianchi, senador por la circunscripción 19 de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, miembro de la bancada regionalista.

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Por ello, es fundamental realizar un catastro con cada una de las realidades de las ciudades y núcleos urbanos del país. "Toda política pública tiene que ir de la mano con las diferentes geografías que tienen las 15 regiones. Y en ese escenario, sería deseable proponer a lo menos cuatro macrozonas para aplicar estas políticas públicas. Esto es necesario para el crecimiento y desarrollo más igual y equitativo", asegura Bianchi.

Esta división sería: norte, centro, centro-sur y sur. "Lo más sencillo es avanzar con lo que se tiene y lo que se va a implementar con las nuevas leyes. Generar más organismos técnicos e instituciones, por lo general, no destraba más la descentralización. Hay que empoderar lo que existe, más que buscar otros mecanismos", manifiesta Paulina Henoch, investigadora de LyD.

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Para avanzar en esa línea, el CNDU ha venido trabajando en una serie de propuestas para avanzar hacia una administración menos centralizada en lo que se refiere a decisiones de vivienda y urbanismo.

Por ejemplo, propuso la reasignación de las potestades y recursos desde el nivel nacional hacia las ciudades, concentrándose fuertemente a nivel metropolitano, pues gran parte de la población habita en estas zonas.

Tomando esta realidad, la nueva Ley Orgánica de Gobiernos Regionales establece y norma la estructura, organización, funciones y competencias, de estas entidades públicas, apelando a la administración descentralizada de las regiones.

"Las mayores complejidades y conflictos se concentran en las zonas metropolitanas. Los próximos tres años son críticos respecto a la implementación de la reciente reforma a la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales que permitirá que esto suceda", destaca Bresciani.

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Entre otros, este nuevo marco permitirá promover, además de regular actividades y/o servicios en materia de vialidad, medioambiente, agricultura, industria, comercio, turismo, comunicaciones y salud.

Además, fomentará la competitividad, inversiones y financiamiento para la ejecución de proyectos y obras de infraestructura de alcance regional.

"Si durante los próximos años no hay una transferencia efectiva de potestades y recursos desde el nivel nacional hacia las ciudades, es muy probable que los actuales conflictos no se resuelvan", asegura Bresciani.

Respecto a los sectores que se ven más afectados por la centralización en la administración de las ciudades, los expertos comentan que son tres: movilidad y transporte, desigualdad y necesidad de integración social, además de resiliencia frente a los riesgos naturales.

"Se requiere que las realidades, definiciones de metas y prioridades sean tomadas a nivel local. Eso sólo se puede lograr si existen medidas, mecanismos e instituciones en las regiones que permitan transmitir cuál es el rumbo a seguir. Es distinto un campamento que está en el norte que uno ubicado en el sur, sobre todo por el tema de los migrantes. Son otras realidades", comenta Henoch.

Desde el punto de vista urbano, también es clave la descentralización de la generación de planos reguladores, definiciones de corredores y zonas de conectividad.

"Tanto en lo urbano como en vivienda, el camino es el mismo. La única forma de avanzar en ese sentido es conformar equipos técnicos con las competencias adecuadas para llevar a cabo en regiones las mismas solicitudes que realizan a nivel central", señala la investigadora de LyD.

Siguiendo esta estrategia, se genera un cambio de paradigma en el modo en que se administran las ciudades. "Al aplicar estas políticas públicas de descentralización, lo que estamos logrando es que cada gobierno regional pase a ser un verdadero gobierno y no una mera administración. Hoy tenemos representantes que no tienen la autonomía como para poder determinar en temas económicos, bordes costeros, transporte público, etc", afirma Bianchi.

Los expertos señalan que esto no afectaría la cohesión del Estado, pues estas acciones permitirían mejorar su administración y no limitar sus facultades. "Bajo ningún punto de vista esto tiene que ver con que este sea un Estado que no sea unitario. Aspiramos a que, en definitiva, este sea fuerte y que tenga un grado de autonomía en el traspaso de competencias respecto de cada uno de los gobiernos regionales. Esto, con gradualidad", dice Bianchi.

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