Si se trata de replantear la agricultura para crear mejores productos con mucho menos impacto los 365 días del año a gran escala, Cristián Sjögren y Pablo Bunster, dos profesionales provenientes de la energía renovable, dejaron atrás sus trabajos para traer los campos a las ciudades.
Hace un poco más de dos años formaron AgroUrbana, startup dedicada a la agricultura vertical, que consiste en producir alimentos en capas apiladas verticalmente, en su caso utilizando luces LED y cultivo hidropónico, para entregar la luz y agua necesaria para cosechar hortalizas con una nutrición muy precisa en espacios con climas controlados.
Una tendencia que crece en ciudades donde es imposible hacer agricultura, como lo es la costa este de Estados Unidos, Medio Oriente o Japón, donde este tipo de agricultura está creciendo a una tasa anual del 25%, y se proyecta que de aquí al 2025 será una industria que va a tener un valor de US$13 mil millones.
En 2020, a pesar de que sus creadores consideran que es necesario trabajar mucho más para avanzar en un país en que prima la agricultura tradicional, han logrado ampliar sus canales de distribución. “Nuestros inversionistas y clientes están entusiasmados. Hemos visto una acogida muy positiva de los mercados” explica Bunster, quien señala que en agosto pasado comenzaron a vender sus hortalizas en Jumbo, y desde la semana pasada están en la multinacional norteamericana Walmart.
-¿El ser pionero en la región con un startup así simboliza una fortaleza?
Esa es nuestra apuesta. Con nuestra tecnología, hemos demostrado que la agricultura vertical puede ser competitiva en un país con clima mediterráneo. AgroUrbana está abriendo una nueva categoría de alimentos que es fresca, sana y local, producida en la ciudad los 365 días del año, cultivado en un 1% del suelo en comparación a cultivos tradicionales.
Escala industrial
Para Sjögren, gerente general de AgroUrbana, la agricultura vertical se transforma en una revolución significativa, debido a que su tecnología agropecuaria permite ahorros de un 99% del suelo ocupado y hasta un 95% de agua para producir la misma cantidad de vegetales, con una mejor calidad.
Si bien este método aún se encuentra en sus inicios, decidieron apostar por la región con un formato que busca no solo entender las plantas, sino que adaptarse a las nuevas exigencias de usuarios a la hora de elegir un producto en las góndolas de los supermercados.
“Las nuevas generaciones leen la etiqueta en el supermercado más que cualquier otra. La sofisticación del consumidor le está exigiendo más a los productores, y la manera que se ha hecho la agricultura hasta hoy no ha podido dar abasto a esas condiciones de consumo. Eso es parte de la puesta en valor de traer la agricultura vertical a Chile”, relata Pablo Bunster, quien ve en la startup una posible solución al automatizar la producción de alimentos.
En marzo del 2020, AgroUrbana cerró su segunda ronda de financiamiento que fue liderada por el fondo de CLIN de ChileGlobal Ventures, área de Capital de Riesgo de Fundación Chile. A la fecha, la startup suma USD 1.5 millones de financiamiento, en los que han participado fondos de Venture Capital, Family Offices y personas naturales, lo que les ha permitido llegar a una etapa avanzada de la ronda Serie A de AgroUrbana por USD $4 millones, para financiar la construcción de una granja vertical de escala mucho mayor.
Mientras tanto, el equipo científico “plant science” de AgroUrbana ha creado, adaptado e integrado tecnologías muy diversas, que operan en base a la evidencia. Los avances les han permitido vender cerca de 15 toneladas de productos, testear más de 80 variedades de hortalizas y operar 18 mil horas sin parar con una pandemia a cuestas. “La resiliencia va a pasar a ser un elemento clave de la seguridad alimentaria”, asegura Sjögren.
AgroUrbana es un caso en el continente, pero a nivel internacional se han invertido más de US$1.000 millones para potenciar la agricultura de interiores en los últimos 12 meses. “Está muy efervescente este sector porque los inversionistas ven que aporta al futuro por el lado de hacer más con menos, y también aporta resiliencia al sistema alimentario que tras la pandemia del Covid quedó al descubierto su fragilidad”, cuenta Sjögren, recordando que a mediados de junio del 2020 ocurrió el desabastecimiento momentáneo de legumbres, lo que muestra un antecedente de la importancia para aumentar la producción local.
Un desafío global ante una población que crece a tasas cada vez más aceleradas, y que de acuerdo a las proyecciones, el 2050 serán cerca de 10 mil millones de habitantes en el planeta, lo que significará aumentar en un 70% la producción actual de alimentos, casi el doble de lo que actualmente se produce en el mundo.
Al ser una industria pionera, han logrado mejorar sus procesos. “Ahora sabemos con exactitud nuestros rendimientos, calidad, costos, canales de distribución, precios, y lo más importante, la respuesta del mercado” cuentan sus creadores, frente a un modelo probado con tracción a una escala para e-commerce, venta directa por suscripción (B2C) y retail. A través del crecimiento en estas plataformas están llegando a más góndolas, y también a más platos, sea en la casa, un restaurante o un take out.
Hoy, los objetivos de la startup están en poder seguir creciendo en la región. “AgroUrbana empieza en Chile y termina en el mundo. Así nos planteamos esta aventura. Estamos demostrando que podemos hacer más con menos, en un país de ingresos medios y con una agricultura de hortalizas muy competitiva” señalan frente a definir su espacio en la industria alimenticia, partiendo sus primeros desarrollos de fruta para seguir ampliando el concepto de agricultura vertical entre más consumidores.