-¿Cuál es su evaluación de la cuenta pública que realizó el sábado el Presidente Boric?
-El relato de la estabilización del país que primó en la antesala simplemente no era creíble, en tanto fue la propia coalición del Presidente que hizo lo posible por desestabilizar el país, con la validación de la violencia del estallido social, acusaciones constitucionales contra ministros y al Presidente Piñera, con los retiros previsionales,y un proyecto constitucional fallido que, de prosperar, hubiese sido la lápida de nuestra institucionalidad y progreso. El incremento de un 20% en el costo de vida de los chilenos los primero dos años del Presidente Boric es una herencia de los retiros que ellos mismos impulsaron. Durante su cuenta, el Presidente optó por afianzar a su 30%. Si bien tuvo algunos pasajes de buena prosa, terminó por imponerse la visión del Frente Amplio y el PC, con poca visión de futuro. En materia económica, el Presidente fue víctima de su propio cherry picking. Escogió sólo las cerezas buenas que reforzaban su relato, como los 500 mil empleos creados, pero omitió que buena parte de ellos son informales y funcionarios públicos, y que si sumamos los desempleados y el déficit de ocupados, llegamos a 1,2 millones de personas sin trabajo. Si a eso agregamos los 2,6 millones de informales, entonces llegamos a 3,8 millones de personas en total precariedad en nuestro mercado laboral. Si queremos construir un futuro mejor, no podemos contar una historia que no refleja la realidad.
-¿Qué le perece la prioridad que le asignó a la negociación multinivel o ramal? ¿Cree que esto tensionará la relación con los empresarios y la oposición?
-Es un error del porte de un buque que tensionará aún más la relación con las empresas de todos los tamaños, la oposición y miembros de su propia coalición. Las negociaciones colectivas ramales son una política añeja y que sólo terminará perjudicando a los trabajadores, pues serán las grandes empresas las que impondrán sus términos con estándares que las mipymes no podrán cumplir. Hoy la agenda laboral ya está imponiendo una carga tributaria enorme a las empresas, con costos que serán incapaces de solventar. Si sumamos en régimen la Ley de 40 horas, un eventual incremento del sueldo mínimo sobre los $600 mil y un aumento del 60% en la cotización previsional, hasta 3 de cada 10 trabajadores de las mipymes podrían perder su trabajo. Esto no es aceptable. Si queremos fortalecer el mercado laboral y mejorar los salarios el foco debe ser otro: más inversión para crear empleos formales, más flexibilidad laboral y una política agresiva para reducir la informalidad laboral y fortalecer la participación femenina.
-¿El Presidente insistió en el aumento del impuesto a la renta? ¿Cree que hay piso político para avanzar en este tema?
-No veo piso político para las reformas del gobierno. Sobre el impuesto a la renta, el propio ministro de Hacienda señaló que si se avanzaba bien en el proyecto de evasión habrían menos incentivos para subir los impuestos. Ya está bueno que quede claro que es una mala idea subir los impuestos. Tenemos que hacer todo lo contrario. Si queremos reactivar la alicaída inversión, que cayó un 5,3% el año 2023, tenemos que trazar una ruta para bajar el impuesto corporativo en un plazo de 8 años a un 22% ó 20%. Eso nos permitiría retomar niveles de crecimiento sobre el 4% y al mismo tiempo al fisco recaudar más. Pero subirle los impuestos a los profesionales es otra vez una medida que podría ser popular, porque gravará a poco más de 200 mil personas, pero facilista y que recauda menos de 0,2% del PIB. Las medidas para recaudar más requieren coraje. Esas medidas son aumentar la inversión que importa (la formación bruta de capital fijo, no la inversión extranjera directa), ajustar las cuentas fiscales reduciendo el gasto corriente y aumentando el gasto de capital, reducir la informalidad laboral y aumentar la productividad. Veo poco esfuerzo en esto.
- ¿Tensiona esto la búsqueda de consenso con la oposición en materias como la reforma de pensiones? ¿Cree que esta reforma ya no tiene viabilidad en este gobierno?
El gobierno hace rato está buscando un relato que le permita explicar el eventual fracaso de sus reformas. Eso fue muy evidente con las sucesivas declaraciones de diversas autoridades contra el sector privado, como cuando pedían que los empresarios paguen mejores sueldos, como si fuera un acto de mera voluntad, o con el reciente uso de recursos públicos para mostrar los beneficios de un proyecto de ley en plena tramitación, lo que contraviene abiertamente la ley. No veo opciones de un acuerdo, porque esto implicaría para el gobierno ceder en dos de sus líneas rojas: primero, poder decir que terminaron con las AFP, y segundo, introducir el reparto en nuestro sistema. Estoy seguro que la oposición no estará dispuesta a avanzar en esa dirección, pues significaría el inicio del fin del sistema de capitalización individual, y como consecuencia de ello, el inicio del deterioro gradual de las pensiones en nuestro país. El país no se merece un mal acuerdo. Espero que si se llega a aprobar algo, sea en base a la evidencia y a las preferencias de los ciudadanos: toda la cotización adicional a cuentas individuales, en forma más gradual para no afectar tanto más nuestro deteriorado mercado laboral, y cualquier resultado de solidaridad debe ser de cargo fiscal, sin echar mano a los bolsillos de los trabajadores. Por cierto que el gobierno no se allanará a algo así, por lo tanto, lo más probable es que las pensiones solo seguirán mejorando por el efecto de la PGU, que es la mayor reforma previsional y social desde la creación del pilar solidario.
- ¿Qué le parece que el Presidente se haya puesto como meta crecer más en su gobierno que en los últimos 8 años en promedio?
- Me parece muy bien que el Presidente se autoimponga metas de crecimiento económico. Eso significa que comprendió su importancia para el bienestar de los chilenos. Recordemos que en su programa de gobierno el crecimiento económico estaba ausente y que su coalición hizo lo posible porque nuestro país “decreciera”. En sus primeros dos años, tiene el lamentable récord de ser el gobierno con el peor crecimiento desde el retorno a la democracia, con un promedio del 1,2%, fuertemente empujado a la baja por el mediocre resultado de 2023 de 0,2%, lo que significó una caída del PIB per cápita de 0,45%. El mejor resultado para 2024 y 2025 es paradójicamente la consecuencia de que el gobierno no ha podido implementar sus malas reformas. El presidente Piñera en su segundo mandato logró un crecimiento promedio del 2,5%, con estallido social y pandemia incluidos. Por ello, el Presidente Boric debiera ser más ambicioso. Los dos primeros años ya se perdieron, pero aún hay partido por jugar. Por eso, su meta debería ser crecer al 4% y la buena noticia es que es posible hacerlo. Para eso mi modesta recomendación es hincar el diente al proyecto de permisología del SEIA. Otra recomendación es cuidar la gravosa carga que estamos imponiendo a las empresas, especialmente las mipymes, pues solo impondrán más rigideces y afectarán el empleo. Pongamos foco en reducir la informalidad. Hay buenas propuestas de muchos actores ansiosos por colaborar. Finalmente, el Presidente Boric podría dejar dos grandes legados para el país. El primero es una reforma sustantiva al sistema político, para darle mejores reglas del juego a la deliberación de políticas públicas y fomentar los acuerdos. Y en segundo lugar, una contrarreforma educacional, pero en el aula, con foco en los aprendizajes de los niños. Tendría que estar disponible para enfrentarse al gremio de profesores. El Presidente seguramente está pensando no sólo en el presente, sino también en su segura larga trayectoria política futura. Por eso, pensar en el bien de la mayoría siempre le traerá más réditos que pensar sólo en su 30%.