Alto Maipo tiene dos coyunturas en el último tramo del 2021. Una buena y otra mala. La buena es que su construcción, tras casi ocho años, está concluida en un 99% y su incorporación al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) está programada para diciembre. La mala es que la empresa tiene deudas que considera difíciles de servir y por ello está intentando renegociarlas en una áspera negociación que ya ha generado los primeros roces con sus acreedores.
Hace un mes, AES Andes -dueña del 93% de Alto Maipo, el otro 7% es de la constructora austriaca Strabag- comunicó que iniciaría un proceso de negociación con sus acreedores para “alcanzar una estructura de capital sostenible en el largo plazo”, lo que debería implicar ajustes en los documentos de financiamiento firmados.
La compañía entregó en esa comunicación a sus acreedores mensajes relevantes: había actualizado el presupuesto final de construcción y su plan de negocios de largo plazo, dos cifras que fundamentó en “estudios y proyecciones preparados por independientes que analizan los precios de energía en distintos escenarios”, los que consideran el proceso de descarbonización de la matriz energética del país, el ingreso de múltiples proyectos de energía renovable y las hidrologías esperadas.
Aquellos estudios permitieron sustentar las proyecciones de negocio de Alto Maipo SpA, la filial de AES Gener a cargo del proyecto. Y esas proyecciones sorprendieron a los acreedores.
El proyecto Alto Maipo se salió de control presupuestario hace muchos años. Su inversión total asciende a US$ 3.500 millones, pero la estimación inicial era de US$ 2.050 millones. Hasta ahora, AES Andes destinará, reportó a fines de agosto, US$ 1.018 millones de inversión. Aunque en un comienzo en el proyecto participó el grupo Luksic, en 2017 vendió el 40% que tenía en Alto Maipo a través de la minera Los Pelambres.
Los acreedores, en tanto, son titulares de compromisos por US$ 1.437 millones a junio de 2021 y Alto Maipo realiza pagos trimestrales de su servicio de deuda.
Las condiciones de esos pasivos son las que están hoy en juego y las primeras aproximaciones de Alto Maipo molestaron a los acreedores. La empresa quiere rebajar tasas de interés, ampliar plazos y hasta, dice un acreedor, entregar acciones preferentes que no darán participación derechos políticos ni parte relevante de la propiedad, pero sí acceso a pagos extra si mejoraran los flujos.
Consultada la empresa, no respondió directamente ninguna de esas interrogantes y entregó la misma respuesta por escrito tres veces. “Alto Maipo acaba de actualizar sus proyecciones de precio e hidrología en diferentes escenarios en el contexto de la preparación del análisis de largo plazo de su operación y ya comenzó la comunicación de los antecedentes a sus respectivos acreedores financieros con el objetivo de encontrar una estructura de capital óptima para el proyecto en el largo plazo”, manifestó a Pulso.
Un plan de negocios pesimista
La actualización de sus proyecciones futuras, indica uno de los acreedores que conoce las negociaciones, trae solo malos augurios para Alto Maipo. Alto Maipo, dicen estas fuentes, basó sus pronósticos en un informe encomendado a la consultora especializada en temas eléctricos Systep. Mientras al inicio del proyecto, dicen los acreedores,Alto Maipo pronosticaba un Ebitda anual superior a US$ 200 millones, la cifra descendió a US$ 170 millones en 2018, cuando renegoció las deudas, y ahora caerá a US$ 90 millones anuales con el nuevo plan de negocios. Alto Maipo no quiso confirmar estas cifras.
Para estimar los ingresos de una empresa eléctrica son claves los precios futuros de la electricidad: los valores spot del sistema, que se fijan sobre la base de la operación de las centrales más caras y que, por lo general, operan a diésel. Un acreedor reclama que Alto Maipo estimó los valores con precios 2020 del petróleo, a US$ 40 el barril. Y hoy está casi en US$ 80. Aquello, apuntan, pretende bajar artificialmente los pronósticos de ingresos futuros y conseguir así una mejor posición negociadora. Alto Maipo respondió así sobre los supuestos considerados en sus comunicaciones con los acreedores: “Estudios y proyecciones solicitados por Alto Maipo a expertos independientes contienen una actualización que estiman una importante reducción en el precio de la energía en distintos escenarios, considerando la aceleración de la incorporación de múltiples proyectos renovables al sistema eléctrico nacional. A su vez, también actualiza los supuestos de hidrología en línea con la realidad de los últimos años”.
Los acreedores -grandes bancos locales e internacionales- ya buscan asesores financieros y legales para una negociación que se avecina tensa. Igual que Alto Maipo, cuyo controlador AES Gener tiene como bufete de cabecera a Claro y Cía. Los acreedores fueron representados antes por Carey y Cía., lo que podría repetirse en esta oportunidad. Para las conversaciones, dice una fuente cercana a los acreedores, Alto Maipo está trabajando con el banco de inversiones Lazard. “Esta negociación está empezando”, dice un ejecutivo de un acreedor financiero de Alto Maipo.
Los financistas del proyecto temen que AES Andes -ex AES Gener- termine abandonando el proyecto en manos de sus acreedores, pero creen que el costo reputacional de una renuncia como aquella desincentive a la multinacional. Como señal de esa desafección interpretan un cambio realizado hace una semana: la renuncia completa del directorio de Alto Maipo, que integraban el exministro de Energía Marcelo Tokman; el gerente general de AES Andes, Ricardo Falú, y el vicepresidente de operaciones de AES, Javier Giorgio.En su reemplazo de los tres asumieron Javier Dib, como presidente, y los directores Roberto Salazar y Alfredo del Carril, quienes no están entre los ejecutivos principales que AES Andes reporta a la CMF, como Falú y Giorgio.
La empresa interpretó el llamativo cambio en la mesa del megaproyecto como un nuevo ciclo. “El cambio en el directorio de Alto Maipo se relaciona con la etapa del proyecto. Como se ha informado, la construcción ya tiene un avance del 99%, por lo que se está llegando al fin de esta importante etapa”, respondió Alto Maipo a Pulso. “El cambio obedece a la pronta entrada en operación del proyecto y al inicio de una nueva etapa”, insistió la compañía.
Los acreedores recuerdan que AES ya vendió a comienzos de año, y a precio de liquidación, su molesta presencia en el complejo carbonero Guacolda. Y creen que en el caso de Alto Maipo podría tener el mismo incentivo: salir de un proyecto que solo existirá para pagar deudas y no para ganar dinero. En agosto, la firma algo de eso enunció. AES Andes, escribió en esa ocasión el gerente general Ricardo Falú, “no tiene contemplado recibir dividendos materiales de Alto Maipo, dada la deuda de esta filial”. Una certeza que, para los acreedores, nada bueno augura.