Andrónico Luksic Craig (67 años) lidera un grupo empresarial robusto y diversificado, el mayor del país. Presidente de Quiñenco, un holding que participa en CCU, Banco de Chile, Vapores, Enex y Nexans, es también un activo tuitero que suele escribir opiniones en redes. Por escrito, accedió a responder las siguientes preguntas para este especial de los 10 años de Pulso.
No parece sorprendente que se le considere una de las personas más influyentes del país. ¿A qué lo atribuye? ¿A encabezar el mayor grupo económico local?
Creo que sin duda se debe a la relevancia de las empresas que hemos formado, de las que estoy orgulloso y donde contamos con muchísimo talento y extraordinarias personas, que son las que hacen posible que sigamos avanzando. Trabajar junto a ellas es una gran responsabilidad y así lo asumo.
Tiene 573 mil seguidores y desde que abrió su cuenta ha escrito 4.210 tuits. ¿Qué mensaje le parecería hoy más relevante transmitir a la gente que sigue su cuenta?
Durante estos casi cinco años he podido dar mis opiniones a través de Twitter, aclarando inquietudes, comunicándome directamente y sin intermediarios. Ha sido un proceso que me ha aportado mucho. Creo que es importante valorar las diferencias y dialogar con respeto, eso le hace mucha falta a Chile. El mensaje que me parece relevante hoy, a dos semanas de las elecciones, es que no dejemos de votar, de ejercer con responsabilidad y a conciencia nuestro derecho.
Hace poco tuiteó: “Cambios para Chile, pero en paz”. ¿Qué cambios requiere Chile para los próximos años? ¿Qué debe incluir un nuevo pacto social?
Existen muchos problemas pendientes que hay que enfrentar y solucionar, sin validar jamás la violencia como método de presión política. Por eso escribí que se necesitan cambios, en paz. El terrorismo y el narcotráfico debemos erradicarlos. Necesitamos mejorar los sueldos, las pensiones, el acceso oportuno a buena salud y educación de calidad. También me parece necesario un diálogo más franco y efectivo con el mundo sindical. Responsablemente puedo decir que desde hace años nosotros hemos impulsado un diálogo constructivo y de respeto con los trabajadores y sus representantes, lo que no quiere decir que siempre hayamos estado de acuerdo.
¿Qué se juega Chile en noviembre y diciembre? ¿Qué tan importantes son las elecciones que vienen? ¿Lo interpreta algún candidato?
Enfrentamos una elección que ofrece proyectos de país totalmente diferentes. Creo que es fundamental que reflexionemos a conciencia sobre cuál es el Chile que realmente queremos, cuál es el camino que nos hará avanzar para lograr un país mejor para todos. Tenemos que dejar atrás ideologías que no han funcionado en ninguna parte del mundo y que sólo conllevan más pobreza y menos oportunidades.
La salida de capitales ha crecido y fuerte. ¿Hay temor o incertidumbre entre los empresarios? ¿Qué recoge en sus contactos con sus pares?
Sin duda que están saliendo capitales. Son muchas las personas que toman resguardos reaccionando a la incertidumbre que hoy existe. Nosotros y muchos otros empresarios hemos mantenido nuestros planes de inversión en Chile, reafirmado así nuestro compromiso con el país. Siempre intentaremos mirar el futuro con optimismo, pero es difícil cuando la incertidumbre crece y hay proyectos políticos sin viabilidad ni respaldo técnico.
Su último tuit de esta semana dice, a propósito de la “pesadilla” que vive La Araucanía, que “las campañas salen a vender sueños”. ¿Por qué tiene un juicio crítico de la política actual?
Me parece que ha primado la irresponsabilidad, el personalismo, el interés eleccionario. Creo que lamentablemente en el Congreso se ha perdido la capacidad de actuar por el interés superior del país. Parece que a algunos parlamentarios les da lo mismo lo que digan todos los expertos, la evidencia, los datos; están actuando de manera irresponsable, a pesar de estar conscientes que perjudican a las personas, en especial a los más vulnerables, a cambio de un supuesto beneficio electoral. Esa irresponsabilidad la pagan los chilenos, mientras esos parlamentarios quedan sin sanción.
¿Cómo se imagina Chile en diez años? ¿Es optimista o pesimista sobre lo que viene?
Aunque cueste, aunque haya razones para ser pesimista, los empresarios tenemos que seguir empujando el carro. Mi padre siempre decía “al mal tiempo, buena cara”. Yo digo, en la adversidad, pongamos el hombro y trabajemos con más fuerza por este gran país.