La decisión del Banco Central de mantener la tasa de interés en el mínimo técnico de 0,5% y no realizar cambios en las medidas no convencionales de apoyo a la liquidez y el crédito, fue unánime.
Así se desprende de las minutas que publicó esta mañana el emisor sobre la reunión de política monetaria del pasado 13 de mayo.
El documento consigna que el Consejo destacó la favorable evolución de los indicadores de demanda interna y actividad, que desde fines del año pasado habían venido superando las expectativas.
“Esto se daba en un contexto en que la evolución del escenario externo hasta el momento había sido favorable para Chile, dinamizando su comercio exterior y facilitando la aplicación de políticas expansivas del lado fiscal y monetario”, afirmó.
A este diagnóstico se agregaba una mejor capacidad de adaptación de las empresas a las restricciones sanitarias, un flujo positivo del crédito orientado a las empresas más perjudicadas, un volumen importante de apoyos a los hogares afectados por la caída de ingresos y un avance sustancial de la vacunación contra el Covid-19.
No obstante, se destacó que la aplicación de nuevas cuarentenas, los rezagos en la recuperación del mercado laboral y las tensiones políticas habían deteriorado significativamente las expectativas de los consumidores y, en menor medida, de las empresas.
Este negativo clima, dijo el Banco Central, había llevado a importantes ampliaciones de beneficios para los hogares y pequeñas empresas, reflejándose en un tercer retiro de ahorros previsionales aprobado en abril y en la discusión en marcha sobre ampliaciones de la cobertura y valor de las transferencias fiscales a los hogares.
“La combinación de estos factores había resultado en el alza de las tasas de interés de largo plazo de los bonos locales por encima de lo observado para los bonos del Tesoro de EE.UU”, consignó.
Pese a la evidente mejora de la actividad, de igual modo dijo que todos los Consejeros concordaron en que la incertidumbre sobre el momento de inicio del proceso de normalización seguía siendo elevada.
En particular, dijo el Central, porque si bien se estaba dando una mayor expansión de la demanda y de la actividad, para evaluar las presiones inflacionarias de mediano plazo debían considerarse también otros factores.
“Entre estos últimos, la persistencia del rezago en los sectores más afectados por la pandemia, la evolución del mercado laboral y eventuales cambios estructurales causados por la propia crisis”, afirmó.