El duro golpe a las empresas producto de la crisis sanitaria ha logrado ser paliado en parte por la fuerte expansión del crédito. Así al menos lo muestran el último IPoM, en el cual el Banco Central advirtió también sobre la necesidad de que el marco regulatorio no afecte la expansión de las colocaciones.

En el recuadro titulado “El shock de la pandemia y la respuesta económica: evidencia de las empresas en Chile”, la entidad presidida por Mario Marcel constató que la expansión de los préstamos es algo que se ha producido a nivel global, y que en Chile se explica por las medidas del Banco Central, las garantías FOGAPE y a los ajustes regulatorios de la CMF.

De hecho, la entidad apunta a que “en todo caso, las empresas que más han visto afectadas sus operaciones han sido capaces de acceder al crédito, en especial a través de los programas FOGAPE-Covid. Además, los datos muestran que este acceso al financiamiento ha permitido mantener la continuidad operacional y reducir la contracción de la inversión”.

Según los datos entregados por el IPoM, la información de la factura electrónica muestra que, en promedio, entre marzo y julio de este año, la variación real anual de las ventas anotó una baja de 13,6%, que se compara con el aumento de 10,5% que mostró en el lapso enero 2014 -desde cuando se disponen de datos de factura electrónica- a septiembre 2019 -mes previo al inicio de la crisis social.

Las empresas con las mayores caídas de ventas pertenecen a los sectores de restaurantes y hoteles, servicios personales, vivienda y construcción. “En esto, se combinan empresas que dejan de reportar -tienen una caída de ventas de 100%- y empresas que reportan caídas superiores a 70%”.

Y si bien el Central explica que la suma de la liquidez provista por el Banco, las garantías estatales, diversos ajustes regulatorios y la “adecuada solvencia de la banca”, ha contribuido a que en esta recesión las colocaciones comerciales hayan roto su habitual comportamiento procíclico, “la evidencia también muestra que no todas las empresas han accedido al crédito y que, en muchos casos, se ha perdido la continuidad operacional. Si bien es prematuro determinar si esto corresponde a decisiones permanentes, es evidente que la actual situación implicará cierres de un número importante de empresas. La dimensión de este fenómeno solo será apreciable con mayor claridad en los meses venideros”.

“Los resultados también apuntan a que, en los últimos meses, el acceso al crédito ha mitigado la caída de la inversión. Este resultado, en todo caso, varía dependiendo del tamaño de la empresa, pues en esta coyuntura el acceso a crédito no parece afectar la inversión de las más grandes”, dice el IPoM

Por último, advierte que en adelante, la materialización de inversiones, las adecuaciones productivas en sectores que se han visto obligados a cambios profundos en su operación, y el aumento de los niveles de actividad, requerirá que el financiamiento siga presente. “Por esto, es esencial asegurar un flujo sostenido de crédito, procurando que el sistema financiero no vea deteriorados sus niveles de capitalización y liquidez, ya sea por cambios regulatorios y/o por un deterioro más marcado de la capacidad de repago de hogares y empresas. Si se diera una situación como esta, el sector financiero podría no ser capaz de sostener el crecimiento del crédito, transformándose en un amplificador de la recesión, como ha sido en otras ocasiones”, advirtió el BC en el Ipom.

Ciclo del crédito

El Central también planteó que el shock a los ingresos de hogares y empresas ha sido muy sustancial, y en ausencia de la intervención de políticas públicas igualmente excepcionales, probablemente hubiese implicado una contracción muy significativa del crédito ante el alza de riesgo de no pago. “Esto habría llevado a quiebras masivas, con cicatrices permanentes que podrían implicar varios años de pobre desempeño económico y alto desempleo”.

“En Chile, el análisis a nivel individual, muestra que un gran número de los créditos otorgados al alero de estos programas ha llegado a las empresas cuyas ventas han sido más afectadas por la pandemia (…) La disponibilidad de crédito también puede estar permitiendo que las empresas constituyan inventarios para satisfacer la recuperación de la demanda con el retiro paulatino de las medidas de confinamiento. Finalmente, el alivio a la estrechez financiera puede haber permitido un ajuste menos intenso del empleo, lo que también aminoraría el costo de la reducción de la actividad”, dice el central.