Comprometidos con que la tasa de interés se mantendrá estable en su actual nivel, de 11,25%, hasta que la macroeconomía haya consolidado su proceso de convergencia inflacionaria hacia el 3%. Con ese espíritu sesionó el Consejo del Banco Central en su última reunión realizada en enero. Así lo demuestra la minuta publicada hoy por el instituto emisor, que reveló que la única opción analizada por el cuerpo colegiado fue justamente la mantención del tipo rector.

“A juicio del Consejo, lo que correspondía era analizar si existían señales claras de la consolidación de ese proceso”, detalla el documento dado a conocer esta mañana, que revela el acuerdo de los consejeros sobre que “aún no se avizoraba que la convergencia de la inflación a la meta de 3% estuviese consolidada”, por lo que “la única opción plausible era mantener la TPM en 11,25%”.

Cabe recordar que la Tasa de Política Monetaria (TPM) llegó en octubre al nivel actual, y en esa ocasión, el Banco Central entregó un mensaje explícito -poco habitual en la tradición monetaria- de que mantendría su nivel hasta que el estado de la macroeconomía consolidara su proceso de convergencia a la meta del 3% un plazo de 24 meses.

En su última reunión de enero, fue la segunda ocasión en que el Consejo mantuvo la tasa. S bien las condiciones globales y locales analizadas por los responsables de la conducción monetaria, estaban “en lo grueso” alineadas con el escenario planteado en su último Informe de Política Monetaria (IPoM), “había algunos aspectos que llamaban la atención”, revela la minuta.

En el plano local, destacaron que existían “algunas sorpresas al alza” en datos de actividad económica y de inflación, aunque eran “acotadas”. “Esto, sumado al tono más positivo del escenario externo, levantaba algunas dudas sobre la velocidad de ajuste de la economía y sus implicancias para la convergencia inflacionaria”, agrega la minuta.

Por otro lado, la baja del dólar en el mercado local fue analizada como “la variable que mostraba la mayor novedad”, cuya disminución del 10% en las semanas previas a la reunión del Consejo ubicaba al cruce “bastante por debajo del nivel registrado al cierre estadístico del IPoM de diciembre”.

Sin embargo, en la discusión de los antecedentes se revela el consejo al interior del ente colegiado sobre que, en dicho momento “era difícil dilucidar los impactos macroeconómicos de la apreciación del peso, incluido su efecto en la inflación, y era una tarea que debía abordarse con mayores antecedentes en el próximo IPoM”.

“Incluso, las expectativas de inflación de mercado tampoco habían reaccionado mayormente ante la apreciación de la moneda, con expectativas que seguían por sobre 3% a dos años plazo. Se añadía que los riesgos en torno al escenario inflacionario continuaban siendo importantes, con una marcada asimetría de sus costos en caso de concretarse un panorama de mayor inflación”, remarca la minuta.

Y si bien el documento da cuenta de que hubo un consejero dispuesto a sopesar la opción de “pequeña baja de la TPM en esta reunión”, el resto de los integrantes desestimó siquiera discutirla ya que “no tenía validez”.

“A su juicio, en el actual escenario, la convergencia de la inflación radicaba de forma importante en la credibilidad de la capacidad y compromiso del Banco Central con la meta de inflación de 3% en el horizonte de política de dos años. De haber dudas al respecto, solo se terminaría en un ajuste que sería mucho más costoso para la economía. La mejor forma de reducir este riesgo era tener una mayor cautela en el inicio del proceso de recorte de tasas. Esto sugería esperar hasta que se hubiera consolidado el proceso de convergencia de la inflación al 3%, pues, de otro modo, se arriesgaría pausar o, incluso, revertir el proceso de reducción de la TPM”, concluye la minuta.