Un retorno hacia su tendencia ha registrado el consumo privado en los quintiles de menores ingresos. Esa es la conclusión que el Banco Central sostiene en el recuadro Evolución reciente del consumo privado, contenido en el Ipom publicado este martes.
Según el BC, “en los últimos años el consumo privado ha mostrado un comportamiento alejado de sus patrones históricos”, pero a partir de 2022 su participación en el gasto agregado ha experimentado una disminución, y “a inicios de 2023, tuvo una caída que superó lo previsto, la que se interpreta como un adelanto de la baja prevista hacia niveles coherentes con su tendencia habitual”.
El emisor realizó un análisis en base a información de Transbank sobre transacciones en establecimientos comerciales utilizando tarjetas de crédito y débito; e información de la encuesta Casen sobre ingreso medio de los hogares. En ese estudio, detectó que “los datos dan cuenta de que, tras el estallido social, la caída del consumo fue algo más intensa en el sector de servicios que en el de bienes”, y que “el inicio de la pandemia presionó fuertemente a la baja el consumo de servicios, altamente dependiente de la movilidad y del contacto personal”.
“De hecho, esto provocó un cambio del orden de 10 puntos porcentuales en la participación de bienes y servicios dentro del consumo privado. A nivel de quintiles, la mayor caída se dio en el de ingresos más altos —quintil 5—, que es el mayor consumidor de servicios”, dice el recuadro.
Sin embargo, el BC apuntó a que la fuerte inyección de liquidez que provino de los retiros de ahorros previsionales y de las transferencias fiscales “provocó un alza importante del consumo en los quintiles de menores ingresos, llevando el gasto a niveles muy por sobre su tendencia. El mayor gasto se concentró principalmente en bienes, menos afectados por las restricciones sanitarias y con mayor participación en la canasta habitual de hogares de menores ingresos”.
No obstante, el agotamiento de la liquidez, una política monetaria restrictiva y la normalización de los apoyos fiscales a los hogares “llevaron a una caída del consumo de los hogares de menos ingresos, y en particular del consumo de bienes, que solo hacia la segunda mitad de 2022 ha vuelto a niveles cercanos a los de su tendencia”.
Así, “en lo más reciente, el consumo del quintil de menos ingresos continúa mostrando una tendencia negativa. A su vez, el consumo de los quintiles de ingresos medios y más altos se ha estabilizado o incluso ha comenzado a retornar hacia sus niveles de tendencia”.