En un entorno donde los riesgos tanto locales como externos se han elevado, el Consejo del Banco Central, en su reunión de política financiera de este jueves, decidió mantener en 0,5% el Requerimiento de Capital Contracíclico para la banca.
El comunicado de la entidad ,señala que “este nivel se estima acorde a las condiciones macrofinancieras y de riesgo que enfrenta el sistema financiero”.
“Este entorno de riesgos releva la importancia de contar con un colchón de capital previamente constituido por parte de la banca, que aumente su capacidad para enfrentar shocks y que pueda ser liberado al concretarse un evento de estrés financiero, lo que ayudaría a mitigar sus impactos en la provisión del crédito a hogares y empresas”, sostuvo el Emisor.
En su análisis, el BC señaló que la actividad crediticia de la banca “permanece débil, explicada principalmente por factores de demanda, en un contexto donde las tasas de interés de los créditos se han ajustado a la baja, en línea con las tasas de referencia. Las colocaciones comerciales y de consumo siguen contrayéndose, pero los flujos de nuevos créditos se han estabilizado, en tanto que el crecimiento de los créditos para la vivienda sigue desacelerándose”.
Bajo este escenario, argumentó la entidad encabezada por Rosanna Costa, los bancos -tal como se indicó en la reunión del primer semestre- han continuado gestionando “el aumento del riesgo de crédito y cuenta con provisiones y capital suficiente para enfrentar eventos adversos”.
Asimismo, reconoció que “el sistema bancario ha fortalecido su base de capital en el proceso de implementación de las exigencias de Basilea III y cuenta con colchones de capital que contribuyen a aumentar la resiliencia para sostener la provisión de crédito ante la materialización de riesgos sistémicos. Entre los próximos desafíos, deberá continuar gestionando el aumento del riesgo de crédito de su cartera y continuar su preparación para la plena convergencia a Basilea III”.
Pero además de los niveles de riesgo de impagos, el Central abordó el escenario financiero externo, el cual “continúa siendo la principal fuente de riesgos para la estabilidad financiera local. Si bien se dio inicio al ciclo de normalización de la política monetaria en Estados Unidos, se ha elevado la incertidumbre asociada a las tensiones geopolíticas a nivel global y al alcance e impacto de potenciales políticas económicas y comerciales”.
Esto, ya que la anterior reunión de este tipo del Banco Central fue en mayo pasado, antes de que la Reserva Federal de Estados Unidos comenzara su proceso de baja de tasas de interés. En el intertanto también se definió la elección presidencial en Estados Unidos, con la victoria de Donald Trump, que tendría entre su plan de acción económica un aumento de aranceles en algunos productos, lo que podría impactar el comercio mundial y afectar a países como China.
El instituto emisor indicó también que persisten otros focos de riesgo, “como la permanencia de las tasas de interés de largo plazo en niveles elevados, el alto endeudamiento soberano y corporativo, en tanto se mantiene la alta valoración de los activos financieros. Todo lo anterior contribuye a mantener el riesgo de un deterioro de las condiciones financieras para las economías emergentes”.
Respecto del escenario interno, el BC señaló que las reducciones de la TPM se han traspasado a las tasas de mercado de corto plazo, contribuyendo a una evolución favorable de los indicadores financieros de hogares y empresas, aunque “las tasas de largo plazo continúan elevadas, influenciadas tanto por las condiciones de los mercados externos como por la menor profundidad del mercado de capitales local”.
Junto con ello, indicó que “continúa el proceso de recuperación de los indicadores financieros de las empresas, con heterogeneidad y rezago en aquellas de menor tamaño, en empresas de los sectores inmobiliario, construcción y comercio y también en aquellas que obtuvieron créditos Fogape durante la pandemia, en este contexto se ha elevado el impago”.