Bernardo Larraín: “Empresas globales, serias y responsables no dejan caer un país porque están pasando un par de años malos”

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Bernardo Larraín, vicepresidente de Colbún.

El vicepresidente y accionista de Colbún profundiza en sus críticas a la iniciativa legal que permitirá destinar recursos del sistema eléctrico a empresas en dificultades, un salvavidas para el sector renovable. “Es más sano que cada empresa asuma las consecuencias de su decisión y no que se pida una transferencia desde los consumidores a las empresas que están en dificultades”, dice. Aludiendo a compañías como Acciona y Mainstream, Larraín ironiza: “No es que estemos hablando de pequeños emprendedores que están en dificultad”.


Fue uno de los protagonistas de la semana. En el Chile Day, realizado en Londres, Bernardo Larraín, vicepresidente de Colbún, participó en un panel con el CEO de Acciona y el ministro de Energía, Diego Pardow, con quienes debatió y polemizó en torno al proyecto de transición energética que se discute en el Senado. Pero Larraín destaca, primero, otra cosa: la buena impresión que dejó Pardow entre los asistentes al evento, “por el conocimiento profundo que tiene del sector”.

En la discusión de fondo, el expresidente de la Sofofa ahonda en esta entrevista en su rechazo a uno de los puntos de la reforma legal propuesta: la reasignación de ingresos tarifarios que es uno de los salvavidas para las renovables. Larraín dice que no se puede, a través de una ley, hacer un salvataje a “empresas globales, que tomaron más riesgo, pero que tienen la capacidad para absorber las consecuencias de sus decisiones”.

El gobierno está proponiendo cambios regulatorios. ¿A quién en la industria benefician, a la energía renovable?

-Yo creo que el proyecto ley que está proponiendo el ministro Pardow de transición energética tiene varias cosas y muchas están bien orientadas. Por ejemplo, el que se empiece a instalar almacenaje es imperativo para que complemente la capacidad que hay disponible de generación solar y eólica. También es correcto que se aceleren los proyectos de transmisión.

Pero se opone a la reasignación de ingresos tarifarios, que es uno de los salvavidas para las renovables...

-La ley plantea una reasignación de esos ingresos y pone una serie de condiciones que hace que esos ingresos sean recibidos por aquellas empresas que están con dificultades financieras. Nos parece que es debatible su conveniencia, por una razón muy simple: nosotros creemos que las empresas son las que mejor pueden estimar, procesar y gestionar los riesgos y no nos parece que vayamos derivando hacia una lógica regulatoria más europea, donde todos los riesgos, el costo de eso, se traspasa a los clientes. Hoy hay 150 empresas en el mercado que han tomado distintos riesgos, lo que no nos parece sano es que cuando se materializan los riesgos se haga un cambio regulatorio para mitigar ese daño. Es más sano que cada empresa asuma las consecuencias de su decisión y no que se pida una transferencia desde los consumidores a las empresas que están en dificultades.

El ministro dijo que el proyecto no afectará las cuentas de los usuarios, que tenía un informe de expertos y le planteó que discutieran el tema, pero con cifras, con informes.

-Le encuentro razón al ministro y obviamente los que tenemos estas diferencias debemos discutirlas.

¿Qué informes tienen para asegurar que subirán los precios?

-El consultor que trabajó con el ministro hace una estimación que está llena de supuestos sobre cuál sería el impacto en el precio de la energía en el largo plazo si no se hiciera lo que propone la ley de transmisión respecto a ingresos tarifarios. Detrás de ese análisis está la siguiente concepción: que el atraso en la transmisión le genera costos a los generadores.

¿Y no es así?

-Yo tengo cierta discrepancia con esa mirada porque en un mercado donde hay 150 empresas compitiendo, nadie puede dudar que el precio que finalmente resulte de una licitación no sea un precio realmente competitivo y de mercado. Lo importante es que todos los actores que participamos de esa licitación seamos conscientes de que el mercado tiene riesgos.

En Europa, el nivel de cambio que ha tenido el precio en el mercado spot es mucho mayor que en el chileno. La virtud nuestra es que, como tenemos contratos de largo plazo con los clientes finales, tanto regulados como libres, esa volatilidad en el mercado spot no se traspasa automáticamente a los clientes, porque el generador, que tiene una mirada larga, ve que en el horizonte del contrato de 20 años habrá años malos que serán compensados con años buenos.

¿Y dejar caer a las renovables?

-No están todas las renovables en la misma condición. Hubo renovables que hicieron calzar sus proyectos con clientes en la misma zona, no apostaron a que iba a haber transmisión, ellos sabían que había un riesgo. Nadie podía sostener el año 2015, 2016, 2017, cuando algunos de estos contratos se adjudicaron, que iba a haber suficiente transmisión para toda la cantidad de proyectos que se estaban instalando en el norte.

Entonces, muchas empresas decidieron estar expuestas al mercado spot, porque sabían que en algunas circunstancias iban a tener que comprar energía al mercado spot. La implicancia debiera haber sido que si tomaron ese riesgo lo tendrían que haber cubierto y de hecho hay instrumentos financieros para cubrir eso. Otros lo hicieron.

Rafael Mateo, de Acciona, dijo que esto va más allá de eso y que es un problema estructural. Cuando se abrió el mercado a las renovables a través de los procesos de licitación, ¿no tendría que haberse hecho cargo el gobierno de que estuvieran las condiciones?

-Yo comparto el hecho de que es una falencia de nuestro sistema que se haya atrasado la transmisión, que no se haya hecho al mismo nivel que la generación. Pero hay cosas que trascienden la responsabilidad de una política energética de un gobierno, como el tema de la permisología, de conseguir las servidumbres de paso, que generan atrasos. Lo que no comparto es que los gobiernos de la época hayan ofrecido una especie de compromiso legal, porque si hubiese sido así tendría que haber estado en las bases de licitación.

Pero había proyectos de transmisión en curso, un inversionista no tiene por qué dudar que no se llevarán a cabo, más si están en los planes de obras de un gobierno.

-Un inversionista tiene el deber de que, aunque el proyecto de transmisión no dependa de él, estimar el riesgo de que se atrasara y cubrirlo. Muchos lo hicieron, se ganaron licitaciones y hoy día no están en dificultades. Lo que no es razonable es que cuando se materialicen los riesgos algunos levanten la mano y digan que merecen del Estado una compensación.

Pero ¿no ve indispensable aplicar una regulación que evite la caída y quiebra de empresas de energía renovable? El riesgo es alto de que eso pase...

-No lo sé, espero que no suceda. Acciona es una empresa global; Mainstream es una empresa global, igual Iberdrola es gigante. Es como si en Colbún, que somos una empresa más pequeña, por algún motivo nos equivocamos en una decisión de inversión levantáramos la mano y pidiéramos una compensación de la regulación.

Cuando estoy sentado en la silla de Acciona, en España, o del fondo de inversión que es dueño de Mainstream, esas cosas ocurren y yo me imagino que tienen un respaldo suficiente para decir: ‘ya, pasemos este periodo malo, hagamos un aumento de capital, conversemos con los bancos’, esperando a que esto se resuelva.

No es que estemos hablando de pequeños emprendedores que están en dificultad, eso sería eventualmente un argumento. Otro argumento sería que haya una falla sistémica y que están la mayoría de las empresas en la misma situación y, por lo tanto, si no arreglamos el problema, se va a generar un proceso de caída en cascada. Estas son empresas muy destacadas y todos esperamos que sigan compitiendo en Chile, que tomaron un poquito más de riesgo y que tienen la capacidad para absorber las consecuencias de sus decisiones.

¿Y qué pasa si tras años de pérdidas deciden irse? ¿No queda el país en un mal pie frente a los inversionistas extranjeros?

-No puedo saber qué se está analizando, si esa eventualidad es una realidad o no, lo que sí tengo certeza es que cualquier empresa, como las que he mencionado, que son empresas fuertes, globales, que son serias y responsables, no dejan caer un país porque están pasando un par de años malos.

No creo que empresas reputadas que están operando en todos los países del mundo, que tienen un compromiso de largo plazo con los países y los clientes con quienes suscribieron contratos de 20 y 30 años, dejen caer Chile por estar un par de años complicados, eso hablaría mal de ellas.

Nosotros tenemos proyectos solares en el norte que también se ven afectados y no por eso voy a dejar caer los contratos, esa no es la forma como nosotros procedemos.

Pero sí harían algunas gestiones para tratar de salvar la situación.

-Te respondo con hechos reales. A fines de la década de 2000 se acabó el gas natural y fue muy difícil para la situación financiera de las empresas, los resultados de Colbún fueron desastrosos. Lo que hicimos fue un aumento de capital y ahí sí que había un hecho exógeno que era completamente impredecible, que Argentina cerrara la llave del gas.

Pero hubo mecanismo de estabilización

-Pero nunca se traspasó valor a las empresas generadoras que estábamos con situaciones financieras muy complejas. ¿Por qué ahora va a ser distinto?

Bernardo Larraín
Bernardo Larraín, vicepresidente de Colbún.

La nueva vs. la vieja guardia

En su presentación en el Chile Day dijo que las empresas “de la vieja guardia” están haciendo más cosas que muchos de la nueva generación, pero -según las renovables- eso lo han podido hacer a costa de las pérdidas de ellas.

-Yo he escuchado a algunas personas que han dicho eso y que, dicho sea de paso, se presentan como técnicos y expertos en regulación, en circunstancias que legítimamente están siendo consultores de algunas de las empresas afectadas. Pero si nosotros tomamos compromisos comerciales con BHP, con Collahuasi, Codelco y más de 90 empresas a quienes les hemos ofrecido 4,5 terawatt hora certificado renovable, es porque tenemos tanto centrales existentes como las hidráulicas que son renovables, con proyectos en construcción para respaldar nuestros contratos. Jamás contratamos lo que no tenemos. Su argumento de que estamos comprando energía en el mercado spot se cae en 30 segundos.

Pero estos mismos técnicos dan como dato que al revisar el reporte de inyecciones y retiros publicado por el CEN se ve que los retiros de Colbún en la zona norte superan en más de 9 veces sus inyecciones en esta zona.

-No voy a entrar en ese debate, yo sólo puedo sostener con certeza que todos nuestros compromisos en el norte están respaldados por nuestra capacidad existente, más proyectos que están en ejecución. Y, si transitoriamente tenemos situaciones en que tenemos que exponernos a comprar en el mercado spot, lo hacemos en una forma muy acotada y siempre temporalmente. Estamos invirtiendo US$ 1.200 millones en el norte y queremos participar activamente en la licitación de baterías que va a hacer el gobierno, eso va a respaldar todos los compromisos que asumamos.

¿Han evaluado la posibilidad de comprar activos a empresas en problemas?

-Colbún no es un actor que preferentemente anda por la vida comprando activos en distress. Hemos hecho compra de activos en Perú y por supuesto que estamos abiertos a hacer adquisiciones de activos en Brasil para satisfacer nuestro plan de crecimiento, pero ¿hay algo malo en eso?

Usted conoce a José Manuel Entrecanales y a Rafael Mateo de Acciona. ¿No han tenido contacto por este tema, para tratar de limar asperezas?

-No. Yo le tengo admiración a Acciona, es una empresa que fue pionera en Chile en invertir en renovables, a tal punto le tengo admiración que hoy el gerente general de Colbún viene de ahí.

Estabilidad de precios

¿Por qué cree que Chile, país privilegiado por sus recursos renovables competitivos y destacado por ello en todos los rankings internacionales, no está ofreciendo tarifas eléctricas abordables por los clientes, dado que venimos con congelamientos de precios hace varios años?

-La gran diferencia del sistema chileno en comparación con el de muchas otras latitudes, es que está anclado en contratos de largo plazo, lo que ofrece estabilidad de precios. El precio en Chile versus el de distintos países europeos es más bajo y estable y en los próximos años se irán reflejando gradualmente los menores precios de generación que corresponden a las licitaciones más recientes. Sin embargo, como el sistema eléctrico se complejiza cuando las fuentes intermitentes representan una proporción mayor, es necesario incorporar más tecnología, más inversión, más respaldo de respuesta inmediata y más servicios complementarios. Ello ha generado un aumento en los llamados costos sistémicos que se traspasan directo a los consumidores. El traspaso de ingresos que corresponden a los consumidores a ciertas empresas deficitarias profundiza esa tendencia.

¿Cree que actualmente hay un equivocado diseño del mercado eléctrico?

-Siempre es pertinente revisar la legislación eléctrica. Por un lado, las licitaciones deben evolucionar para explicitar señales de localización, porque es bueno dar la señal que es mejor instalar capacidad renovable más cerca de donde se consume. Las últimas bases de licitación avanzaron en esa dirección.

También las bases deben exigir un mayor calce temporal y territorial entre las fuentes de generación y la curva de consumo de los clientes. Con estas dos medidas se lograría una menor exposición al mercado spot siempre volátil de los generadores.

Asimismo, es pertinente analizar la evolución de la regulación del mercado spot de uno de costos auditados a uno de ofertas de los generadores.

Finalmente, una regulación que incentiva la instalación de almacenaje como la contemplada en el proyecto de ley de transición, es también muy necesaria.

Lo que no es bueno es hacer cambios regulatorios contingentes que traspasan valores que les corresponde recibir a los consumidores a algunos generadores deficitarios.

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