El gerente general de Empresas CMPC, Francisco Ruiz Tagle, ya entiende portugués y comprende reuniones en ese idioma. Todos los meses -interrumpidos por la pandemia- viaja a Brasil una o dos veces y el holding realiza regularmente una reunión de comité dedicada a analizar los negocios en ese país. Es que Brasil pesa cada vez más en CMPC. Ya más de un tercio de sus activos están en ese país y todos los nuevos proyectos -compras incluidas- anunciados en 2021 se ubican ahí. No es solo su mercado interno, un país de 220 millones de habitantes, ni el tamaño de sus tierras ni las condiciones naturales de sus recursos. También es una base para competir globalmente.
Ruiz Tagle, gerente general de CMPC desde 2018, prefiere hablar de una empresa latinoamericana más que chilena o brasilera. CMPC entró a Brasil en 2009, con la compra de dos empresas. Primero, adquirió Melhoramentos Papeis en US$ 55 millones e ingresó al negocio del tissue. Luego compró en casi US$ 1.500 millones los activos forestales y de celulosa de Aracruz: la planta Guaíba. Ambos negocios no han hecho sino crecer. En tissue ya tienen el 20% del mercado y en celulosa, su negocio principal, casi pesa tanto como Chile. Y lo sobrepasará.
Pero a CMPC le faltaba su tercera línea de negocios, el biopackaging. Y la agregaron esta semana, tras cuatro meses de negociaciones. La firma pagará US$ 170 millones por los activos de Iguaçu y sumará con ello una capacidad de producción de 1.500 millones sacos de papel al año. Con ello, se ubicarán en el segundo lugar del rubro a nivel mundial, detrás de Mondi, un grupo que produce unos 5.000 millones de sacos. La compra incluye una unidad de producción de celulosa y plantaciones de pino por 1,9 millones de metros cúbicos.
“La compra significa fortalecer la posición estratégica de la compañía en el negocio del biopackaging sustentable. Los envases y embalajes sustentables son los envases del futuro”, dice Ruiz Tagle desde Curitiba, vía Zoom, donde el miércoles firmó el acuerdo.
Con esa compra, CMPC abastecerá a clientes de todo el continente con productos que demandan las industrias de la construcción, la petroquímica, los alimentos y pet foods. “El uso de estos sacos de papel, con el tema del delivery y el comercio online, también se ha acentuado”, agrega Ruiz Tagle. Un estudio de Hawkins Wright proyecta que el negocio del packaging crecerá casi 40% en una década. En contraste, la digitalización hará caer la demanda global de papel para imprimir y escribir en un 10%.
CMPC tiene tres grandes áreas. En el tercer trimestre de este año, la celulosa aportó el 50% de las ventas; el tissue, el 35%, y el biopackaging, el 15%. Pero la celulosa contribuyó con el 82% del Ebitda. Y empujó a ganancias a septiembre por US$ 447 millones, las que anticipan un muy buen 2021, quizá el mejor de la década, lo que permitió elevar el reparto de dividendos del 40% al 100 de las utilidades este año. “Objetivamente, hemos tenido un buen año, un año de recuperación en el precio, sobre todo la celulosa”, analiza Ruiz Tagle.
En esas tres grandes áreas de negocio, CMPC estaba en Brasil solo en las dos primeras. Y ahora completó su cartera. Aún resta que la autoridad de libre competencia apruebe la transacción, pero el holding cree que no habrá oposición. “Nosotros no tenemos producción de bolsas de papel en Brasil. No debiera haber problemas”, dice el gerente general. Lo mismo cree con otra transacción anunciada en septiembre, que está sujeta al análisis de las autoridades de Brasil: la adquisición de Carta Fabril, una firma que aportará 100 mil toneladas anuales de papel y 9 líneas de personal care (entre ellos, pañales infantiles y de adultos y toallas húmedas). Esa adquisición, por unos US$ 200 millones, reforzará su posición en un mercado donde ya tiene un quinto del mercado interno. “Carta Fabril agrega alrededor de 5-6 puntos de mercado”, calcula el gerente.
La celulosa: menos años, más masa
Brasil aporta el 34,83% de los activos no corrientes de CMPC. Hace diez años, en 2011, era exactamente la mitad: el 17%. En todos estos años, el holding siguió creciendo. Cuando la compraron, en 2009, Guaíba tenía una capacidad anual de 450 mil toneladas y un proyecto de ampliación millonario que debió ejecutar el grupo Matte. En 2015 inauguraron la segunda línea y la capacidad subió a 1.930.000 toneladas. Las tres plantas de CMPC en Chile -Laja, Pacífico y Santa Fe- suman 2.376.000 toneladas. Pero en agosto, CMPC anunció una inversión por US$ 530 millones para agregar 350 mil toneladas a Guaíba, un proyecto que tardará 26 meses. Y con la adquisición de Iguaçu agregó 105 mil toneladas de celulosa. Así, en 2023, Brasil será más grande que Chile para CMPC. En 9 mil toneladas. “Estamos con proyectos en Brasil que van a dejar la capacidad de producción de celulosa levemente por sobre lo que tenemos hoy día en Chile”, admite Ruiz Tagle.
El peso de Brasil obliga a una reunión mensual de alto vuelo en CMPC. Tres personas tienen un protagonismo central: su presidente, Luis Felipe Gazitúa; el director Bernardo Matte Izquierdo y un director externo, Patricio de Solminihac, el exgerente general de SQM que tras dejar la minera no metálica, el último día de 2018, fue invitado por CMPC como director de la estratégica filial CMPC Celulosa. De Solminihac ha acompañado a Ruiz Tagle en los proyectos de crecimiento. “Tenemos un comité regular mensual, que es un directorio en Guaíba en el fondo, donde atendemos distintas materias”, explica el gerente.
La celulosa en Brasil tiene una cierta ventaja competitiva que proviene de la naturaleza: si en Brasil la cosecha de eucaliptus se realiza en promedio a los 7 u 8 años, en Chile ronda los 14 a 15 años. “Eso no significa que Chile sea la mitad más productiva, porque lo que nos interesa es cuánto el crecimiento de fibra por hectárea por año (…) Pero sí Brasil tiene esta ventaja de la rotación corta, que son muy interesantes para un productor de celulosa”, agrega Ruiz Tagle.
En 2020, también en Brasil, CMPC adquirió 5,3 millones de metros cúbicos de eucaliptus, un insumo que alimentará sus expansiones futuras. Incluida una tercera planta que aun se ve lejana, pero no imposible. “Es natural que un productor de celulosa se imagine crecimientos a futuro y nosotros lo imaginamos. No tenemos masa forestal para hacer una planta ahora, pero sí hemos seguido nuestro plan estratégico de crecimiento de masa forestal en Brasil. Hemos trabajado en eso, toma años”, aclara el gerente. “Pienso que en Chile hay menos espacio para crecer en celulosa que en Brasil”, admite.
Pese a la evidencia, Ruiz Tagle quita algo de protagonismo a la apuesta atlántica de CMPC, un grupo con presencia en 10 países, pero donde Chile y Brasil suman el 91% de los activos. “Yo no diría que la prioridad de CMPC esté en Brasil. Hay que entender a CMPC como una empresa que se empezó a internacionalizar hace casi 30 años y en Brasil, en particular en los últimos 12 años, ha hecho inversiones bien relevantes. Esta es ya una compañía internacional, multinacional, que ha ido incrementando su operación en otros lados y Brasil ha sido uno de los países objetivo”, dice el ejecutivo.
De hecho, Ruiz Tagle dibuja planes en otros mercados. Por ejemplo, la expansión a otros países del negocio de las bolsas de papel, un nicho que creció tras la eliminación en Chile de las bolsas plásticas en 2019, con una producción anual de más de 70 mil toneladas. “El objetivo es llevar esto también a otros países de la región, con líneas de producción en países como Perú, México o Argentina”, dice. O crecer incluso en Estados Unidos, donde tienen clientes, pero no operaciones propias. “Ya tenemos exportaciones relevantes hacia allá y no descarto la posibilidad de crecer en Estados Unidos, con una operación, sobre todo en el negocio de los envases, que puede ser el mismo negocio de sacos (de papel), por ejemplo. Hay probablemente oportunidades interesantes que mirar en Estados Unidos”, finaliza.