Luego de un año tremendamente desafiante, donde el retiro parcial de la pandemia fue dejando al descubierto un sinnúmero de problemas, debemos mirar el 2023 haciéndonos cargo de ello. Algunas dificultades las hemos importado, pues el mundo entero ha atravesado un calvario sanitario de impacto negativo sobre la actividad económica. Otras, en cambio, las hemos llevado a escena nosotros mismos como país.
El piso sobre el cual estamos parados aún no da muestras de estabilidad. Una alta inflación en el contexto de una probable recesión torna complejo emprender nuevos proyectos y atender demandas sociales, por lo cual el esfuerzo que requerirá el 2023 va a ser mayor. De los muchos desafíos que nos plantea, he elegido cinco que me parecen prioritarios:
1. Retornar a las aulas. La pandemia hizo que una parte relevante de los niños en Chile no pudiera asistir a clases por motivos sanitarios. Nuestro país fue uno de los que más días de clase perdió en el mundo por este motivo y donde tristemente se hizo costumbre faltar incluso después de reabiertos los colegios. El daño que la falta de escolaridad provoca en los menores es de una magnitud inconmensurable y es difícil de recuperar, en especial cuando los afectados son de edad inicial. En un futuro cada vez más global, su ausencia hoy puede transformarse mañana en una condena a quedar siempre en desventaja con sus pares. Retornarlos a las aulas debe ser la primera prioridad.
2. Crear las bases de una nueva institucionalidad. Las autoridades políticas han llegado a un acuerdo para que durante el 2023 podamos darnos una nueva Constitución. Hay plazo definido y, además, se han acordado unas bases para que los ahora 50 consejeros constitucionales y los 24 expertos a cargo de la elaboración de la propuesta, ya no desde una hoja en blanco, redacten un texto que, esta vez sí sea “la casa de todos”. Sin embargo, el diablo está en los detalles y conseguir acuerdos de amplia mayoría continuará siendo un gran desafío. La ciudadanía estará de seguro expectante y los primeros reportes de cómo funcione el nuevo consejo serán claves para la percepción que se forme una sociedad algo cansada de la dinámica de estos procesos.
3. Resolver el futuro de las instituciones previsionales. Salud y pensiones son dos prestaciones sociales sobre las cuales pesa gran incertidumbre al comenzar el 2023. Son dos de los temas más relevantes para la calidad de vida de las personas. Las isapres, que están a cargo de financiar las prestaciones de salud de más de dos millones de afiliados y sus familias, parecen no contar hoy con tarifas que les aseguren viabilidad. Es de máxima urgencia resolverlo. Por otra parte, el proyecto de reforma de pensiones no parece hacerse cargo aún de las preferencias de la mayoría de las personas, que quieren el 6% adicional también en su cuenta individual y elegir libremente quién administre sus ahorros. La demanda por mejores pensiones es de larga data y se ha agravado por los sucesivos retiros de los fondos.
4. Revertir la tendencia de deterioro de la seguridad ciudadana. Nada parece ser más disruptivo que el sufrimiento de las personas por el flagelo de la delincuencia. El crimen organizado, la industria de la droga, la violencia y la migración ilegal parecen ser cuatro vértices de esta triste realidad que se han agravado aceleradamente. El 2023 debe ser el año en que revirtamos esas tendencias.
5. Acordar un conjunto de reglas del juego y un gasto público que fomente el crecimiento económico. En un año recesivo como probablemente será 2023, contar con certidumbre respecto del costo de capital para Chile en el largo plazo es materia de máxima relevancia. Al respecto, la reforma tributaria y la de pensiones están generando gran incertidumbre y varios de sus contenidos de ser aprobados podrían aumentarla de forma relevante. Se requieren acuerdos amplios, que se respeten en el tiempo, y que compatibilicen el equilibrio fiscal con la necesaria competitividad del sector privado, que requiere recibir los frutos adecuados de su actividad. El desafío es despejar la incertidumbre y generar un hábitat para recuperar el crecimiento, pieza vital para reactivar la economía y las prestaciones sociales.
Cualquiera de estos desafíos es ya en sí mismo una gran tarea. Para qué decir los cinco a la vez. El 2023 promete ser un año de congestión de problemas complejos. La unidad y los acuerdos serán un imperativo para abordarlos.