Columna de Matías Acevedo: “‘El traje’ de la consolidación fiscal”
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“Si no se toman medidas inmediatas, como las recientes recomendaciones del CFA, la verdad se terminará de revelar. No podemos esperar a que los inversionistas, las agencias clasificadoras o los organismos internacionales nos confronten con la verdad de manera estruendosa, como el niño en la fábula. Debemos materializar la consolidación fiscal que Chile requiere antes de que el mercado nos grite en el momento menos oportuno: ‘El rey está desnudo’”.
El rey, vanidoso y obsesionado con su apariencia, encargó a dos tejedores un traje único hecho con una tela mágica que solo podían ver las personas competentes. Mientras los tejedores fingían tejer en telares vacíos, el rey y sus ministros, temerosos de parecer incapaces, alababan un traje que no existía. El pueblo, igualmente intimidado, elogiaba la inexistente vestimenta. Sin embargo, un niño rompió el silencio y exclamó: “¡El rey está desnudo!”, revelando la verdad que todos habían temido admitir.
Chile es reconocido en el mundo por contar con un marco fiscal sólido, que incluye una ley de responsabilidad fiscal moderna, reglas fiscales de balance y deuda, un marco legal que permite el mejor uso de los recursos fiscales y un Consejo Fiscal Autónomo (CFA) que tiene por objeto contribuir al manejo responsable de la política fiscal.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha realizado durante años análisis periódicos sobre la sostenibilidad de la deuda pública en Chile, y los resultados han sido generalmente positivos, aunque siempre con áreas de mejora. Actualmente, nuestra deuda pública se mantiene por debajo de la mediana de los países con similar clasificación de riesgo, según la agencia Fitch Ratings. Sin embargo, la deuda está a solo 12 puntos del PIB del límite de deuda definido por el FMI y las autoridades locales, de 55 puntos del PIB.
Entonces, algunos se preguntarán: ¿En qué estamos fallando? Chile comenzó en 2007 con un nivel de deuda neta negativa (tenía más activos que pasivos), pero en un período de 18 años, la aumentó en 45,3 puntos del PIB. Este incremento es probablemente uno de los más grandes entre los países emergentes en ese lapso. Todo esto ocurrió a pesar de contar con una regla de balance fiscal, diseñada para garantizar que el país gastara en función de sus ingresos permanentes, procurando disciplina fiscal.
Chile, al igual que el rey del cuento, ha estado vistiendo un “traje” consolidación fiscal que no se corresponde con la realidad. En un reciente estudio realizado en CIES UDD, analicé entre los años 2001 y 2023 un total de 15 episodios de promesas de consolidación fiscal para determinar cuál había sido el ajuste fiscal efectivo del balance estructural. La conclusión fue que, en promedio, las promesas de consolidación no se cumplen, ya que la diferencia suele ser positiva. El grado de incumplimiento en el balance estructural es, en promedio, de 0,72 puntos del PIB, y la suma de todos los incumplimientos acumulados en este período alcanzó los 10,8 puntos del PIB.
El “traje” de la consolidación fiscal sigue siendo una promesa incumplida, la que se explica principalmente por una sobreestimación de los ingresos estructurales que alcanzó los 0,42 puntos del PIB, lo que representa el 58% del total de la brecha de consolidación fiscal (BCF). Además, se registró una subestimación de la trayectoria del gasto, alineada con la meta de balance estructural, que explica los restantes 0,3 puntos del PIB. Desde el primer déficit estructural registrado en 2008, solo se han producido dos episodios de cumplimiento de la promesa de consolidación, específicamente en los cuatrienios que terminaron en 2014 y 2015.
Si proyectamos estos resultados históricos en el mediano plazo, para el período 2025-2029, es probable que el déficit estructural se sitúe en 1,8 puntos del PIB al 2029. Este escenario sería compatible con una deuda pública cercana a los 55 puntos del PIB. Para esta proyección, se asume que el cumplimiento tributario solo recaudaría la mitad de lo prometido y que las necesidades de financiamiento anual “bajo la línea”, serían de 0,5 puntos del PIB.
Al igual que en “El traje nuevo del emperador” del afamado poeta y escritor danés H.C. Andersen, donde la verdad fue ignorada por miedo a la percepción de incompetencia, en el ámbito fiscal de Chile es urgente actuar con determinación y cambiar el rumbo de la historia.
Si no se toman medidas inmediatas, como las recientes recomendaciones del CFA, la verdad se terminará de revelar. No podemos esperar a que los inversionistas, las agencias clasificadoras o los organismos internacionales nos confronten con la verdad de manera estruendosa, como el niño en la fábula. Debemos materializar la consolidación fiscal que Chile requiere antes de que el mercado nos grite en el momento menos oportuno: “El rey está desnudo”.
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