Mundialmente se nos conoce por nuestros vinos. Al menos así lo confirma el Estudio de Valor de la Marca Chile, dado a conocer por Imagen de Chile este 30 de junio recién pasado, que arrojó que un 32% de los encuestados reconoce al vino como la principal fortaleza de nuestro país.
Entonces, si el vino es uno de los aspectos más positivos y diferenciadores de nuestro país, hay que saber cómo potenciar su sabor tanto a nivel general como de cada una de sus cepas. En ese sentido, las favoritas de los chilenos son Carmenere, Merlot y Cabernet Sauvignon, que son las variedades principales presentes en las estanterías de todos los supermercados Tottus del país, y ahora también de manera online a través del sitio www.tottus.cl y de la app de última milla Fazil.
“El Carmenere, el Merlot y el Cabernet Sauvignon son los caballitos de batalla de los chilenos. Son vinos estructurados y con mucho carácter”, dice Cristián Sierra, chef y dueño del restaurante Sierra, quien asegura que las mejores cepas para acompañar una carne son, precisamente, los tintos, ideales para tomar desde una carne cruda poco condimentada hasta una carne braseada.
Ahora bien, ¿qué tipo de vino tinto elegir para disfrutar con cada corte? Para el chef Cristián Sierra depende del tipo de cocción, los condimentos a utilizar y el tipo de preparación de la carne (cruda, a la olla, al sartén o a la parrilla). Aquí, su recomendación según tipo de carne:
- Para carnes a la parrilla nunca está de más un Merlot o un Carmenere, estructurado, con diversas notas y complejidades.
- Para carnes al sartén o a la plancha siempre la recomendación es un Cabernet Franc con una acidez media o un Pinot Noir.
- Para carnes a la leña con muchas horas de cocción, como cordero o jabalí, se sugieren cepas como el Syrah o un Tempranillo, los cuales pueden ser un poco más persistentes, pero limpian bien la lengua de las grasas gracias a su nivel de acidez.
- Finalmente, para carnes crudas de caza, como huanaco, ciervo o alpaca, lo ideal son los vinos ligeros como una cepa País (variedad de tinto, con color ligero y alta astringencia) o en el caso de blancos, un Moscatel o un Sauvignon Blanc bien mineral para salibar a la hora de comer y beber.
¿Y las cepas blancas?
Que los chilenos sean fans de las cepas tintas no quiere decir que no se puedan usar las blancas para acompañar las carnes. De hecho, el dueño del restaurante Sierra las recomienda para carnes poco condimentadas, tal vez crudas y generalmente de caza “como un crudo de huanaco, cuyo sabor herbáceo se complementa a la perfección con un Moscatel”.
Los vinos blancos y los espumantes también sirven para la previa. Son los que van a dar el vamos a cualquier celebración. Son ligeros y frescos, perfectos para empezar a compartir y preparar el paladar para lo que viene después. “Para el aperitivo recomiendo siempre los vinos ligeros, blancos, rosados o espumantes. Y en el caso de tintos, cepas muy ligeras como una País”.
Como consejo final y para que el vino se potencie aún más con la carne, el chef Cristián Sierra advierte que si se va a cocinar la carne con algún tipo de vino en la cocción que sea de la misma cepa con la que se quiere maridar. “Por otro lado, recomiendo tener presente la temperatura al servir los vinos, es decir, servirlos a temperatura correcta, ya que una mala temperatura, ya sea un grado más arriba o más abajo, puede arruinar por completo el maridaje y el vino en boca”, puntualiza.