Los pagos por el retiro del 10% de las AFP que iniciaron en agosto, junto con una estabilización del deterioro económico y del desempleo, estarían entre las causas por la que la confianza de los consumidores repuntó a niveles previos a la pandemia, aunque continúa en terreno pesimista.
De acuerdo con el Índice de Percepción del Consumidor (Ipeco) desarrollado por el Centro de Estudios de la Universidad del Desarrollo (UDD), en agosto la confianza de los consumidores aumentó 13,0 puntos, pasando del nivel “extraordinariamente pesimista” a “muy pesimista”, al llegar a 75 puntos, su mejor registro desde septiembre de 2019, cuando estaba en 98,1 puntos.
De todas formas, el índice se mantiene muy por debajo respecto a un año atrás, ya que en los últimos doce meses ha disminuido 22,0 puntos. Esto ocurre considerando que el índice estaba en niveles altos previo a octubre de 2019, pero se desplomó tras el estallido social. Con todo, agosto se aleja del piso que tocó el índice este año en abril y mayo, cuando la confianza de los consumidores simplemente se derrumbó, llegando a los 49,6 puntos y 51,3 puntos, respectivamente.
El director del Centro de Economía y Negocios de la UDD, Cristián Echeverría, comenta que “este menor pesimismo se refleja principalmente en las percepciones de los consumidores de cómo estarán en un año más su situación económica, los ingresos totales de su hogar, y el desempleo en el país. El menor pesimismo también se refleja en las percepciones de su situación económica y del desempleo actual, en comparación con el año anterior”.
Esto, considerando que la confianza en la actualidad (índice coyuntural) avanzó 18,1 puntos, pero se mantuvo en el nivel “extraordinariamente pesimista”. Por su parte, la confianza en el futuro (índice de expectativas) también avanzó de forma marcada, ya que subió 11,1 puntos, pasando del nivel “muy pesimista” a “pesimista”.
En el detalle del índice coyuntural, se ve que el incremento se debió a un marcado avance en la percepción de la situación económica actual, ya que aumentó en 18,3 puntos. Si bien se mantuvo “extraordinariamente pesimista”, hubo una disminución de las visiones pesimistas y un aumento de las visiones neutrales y optimistas.
A esto se suma un aumento gradual en la percepción del desempleo actual, que avanzó 18,3 puntos, pasando del nivel “muy pesimista” a “pesimista”, debido a un retroceso de las visiones pesimistas y un avance de las visiones neutrales y optimistas.
Por otro lado, al analizar el índice de expectativas, se observa que el alza se debió a marcados avances de las percepciones de la situación económica futura y de los ingresos futuros, sumado a una mejora gradual en la percepción del desempleo futuro.
“En esto sin duda ha influido la estabilización del deterioro de la actividad económica y de la ocupación, así como del desempleo. También puede haber contribuido parcialmente a un menor pesimismo, el aumento transitorio de los recursos disponibles por los hogares, como resultado del retiro del 10% del fondo de pensiones, que ha sido utilizado por aproximadamente 95% del total de afiliados, principalmente para cubrir los gastos del mes y pagar deudas”, explica Echeverría.
No obstante, detalla que mientras el Ipeco “se encuentre en rangos pesimistas significa que los consumidores ven que su percepción de la actualidad en comparación con el año anterior, así como su percepción en un año más, es peor. Esto permite anticipar que el consumo y gasto de los hogares se mantendrá deprimido en el futuro inmediato mientras la ocupación y las remuneraciones no se recuperen, pues son la fuente más importante de ingresos de los hogares en nuestro país”.
El economista UC, Juan Bravo, tiene una visión similar. “El retiro del 10% de las AFP es un factor que ha permitido a las personas disponer de recursos y así poder consumir o hacer frente a compromisos, aliviando así su situación financiera, lo que puede haber contribuido a mejorar las expectativas. Sin embargo, un factor muy relevante es que gradualmente se están levantando los confinamientos, lo que permitirá retomar las actividades económicas y, por ende, empezar a recuperar el empleo”.
Bravo agrega que “el trimestre mayo-julio 2020 mostró la mayor destrucción de empleos y con los datos que conoceremos a fin de mes veremos cómo se empieza a moderar la destrucción de empleos. Así, las perspectivas de retomar las actividades y comenzar el proceso gradual de recuperación del empleo y los ingresos, son un factor clave detrás de que comience lentamente el repunte de la confianza de los consumidores”.
En tanto, el economista jefe de STF Capital, Sergio Godoy, dice que “basado en datos de alta frecuencia se observó una mejora de la economía en agosto. Especialmente, se observó más movilidad en rubros relacionadas con bienes de consumo básico y también actividades relacionadas con el ocio. Sin embargo, aunque se observa una estabilización del mercado laboral, el daño causado por la recesión es mucho y va a tomar años en mejorar”.
De este modo, señala que “es claro que el retiro del 10% ayudó al consumo privado en el corto plazo, junto a la expansión fiscal y la existencia de mucho consumo reprimido por las medidas restrictivas necesarias para enfrentar la pandemia”. Pero dice que a pesar de la mejora del Ipeco -así como el otro indicador similar como el IPEC- “todavía permanece en un nivel muy pesimista, ilustrando que la recuperación del consumo privado (y de la economía) va a ser larga y lenta. Nuestra proyección para el año del consumo privado es una caída de 6%, lo que supone un crecimiento levemente positivo en el segundo semestre”.