-Hace 15 años, Monsanto, el otrora gigante estadounidense de transgénicos, invertía US$2 millones diarios en investigación biotecnológica. En 2016, Bayer compró la empresa en US$66.000 millones y se convirtió en la compañía más grande de agroquímicos y semillas del mundo.
La gigante alemana presente en Chile es una de las principales productoras de semillas transgénicas en una industria que sigue al alza y no le afecta la ralentización económica.
Según cifras de ChileBio, grupo que reúne a las compañías desarrolladoras de biotecnología agrícola, las exportaciones totales de semillas 2023, incluyendo convencionales y Organismos Genéticamente Modificados (OGM), fueron de US$448 millones, donde el 26,9% del total del valor exportado corresponde a semilleros de cultivos OGM. De este último total los envíos de semillas de maíz, soja y canola OGM fueron de US$101,8 millones, más US$26 millones de I+D, generando ventas por US$128 millones
Asimismo, en el mismo lapso, la superficie de terrenos plantados con semillas transgénicas también aumentaron. En la temporada 2021-2022 pasaron de 9.456 hectáreas a 12.639 hectáreas en 2022-2023.
El principal destino de las semillas genéticamente modificadas de maíz tiene es Estados Unidos. Luego sigue Sudáfrica con 20%. En cuanto a la soja, el 92% va a Estados Unidos y el 8% a Canadá.
La producción de semillas transgénicas en Chile se realiza en dos grandes zonas. La primera va desde la Región Metropolitana a La Araucanía en donde se cultiva maíz, soya y canola. La otra zona es en el valle de Azapa, en la región de Arica y Parinacota, lugar en el que agricultores se dedican a producir variedades de plantas. Aquí hay una temperatura constante de 20 grados, y hace que los productores puedan alcanzar hasta cuatro cosechas de maíz al año. Mientras que en la zona central se logre sólo una cosecha durante el verano. Pero Arica, a diferencia de lo que ocurre en la zona central, no exporta semillas, sino que aporta conocimiento científico.
Las diez comunas con mayor extensión de hectáreas con semilleros genéticamente modificados son: San Clemente (1.150,48); Los Ángeles (776); Parral (539,44); Freire (474,90); San Javier (452,60); Bulnes (434,80); Talca (430); Chimbarongo (430); Linares (360) y San Rafael (357).
Los principales actores foráneos son: Bayer, BASF, Corteva y Syngenta. Mientras que empresas chilenas como Curimapu y Tuniche también son muy relevantes. En el país existen alrededor de 20 empresas que producen semillas OGM para multiplicación y/o actividades de investigación.
En Chile se produce la paradoja de que si bien es uno de los principales productores de semillas transgénicas, todas son enviadas al exterior, y no se pueden utilizar en la agricultura interna. La Ley de Bases del Medio Ambiente N° 19.300 modificada por la ley 20.417 de 2010 establece que los proyectos de desarrollo, cultivo o explotación, en las áreas mineras, agrícolas, forestales e hidrobiológicas que utilicen organismos genéticamente modificados con fines de producción y en áreas no confinadas, es decir que no cuenten con medidas que eviten polinización cruzada con otros cultivos, deben someterse a una Evaluación de Impacto Ambiental.
Sin embargo, han pasado 14 años y la autoridad aún no dicta un reglamento que permita a productores y agricultores nacionales el uso interno de estas semillas.
Sobre este punto el SAG respondió: “Esa no es una decisión que pueda tomar el Servicio Agrícola y Ganadero, ya que es un tema que transciende a nuestras competencias, e incluso a las del Ministerio de Agricultura, y que debe ser abordado de manera multisectorial”.
Aumentos
En nuestro país existen tres modelos en la industria de transgénicos. El primero es que grandes empresas desarrolladoras, como Bayer, Syngenta y BASF tengan sus campos y produzca estas semillas. El segundo es que empresas desarrolladoras, y universidades extranjeras, contraten empresas chilenas. Y el tercer modelo está vinculado con agricultores chilenos que son contratados, por empresas nacionales o extranjeras, para llevar a cabo sus actividades.
Desde el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) explicaron que “debido a sus características geográficas y climáticas, Chile es conocido mundialmente como un país líder en producción de semillas”. “En las empresas pequeñas, medianas y grandes, así como el sector público, hay interés en realizar investigaciones de campo y multiplicar semillas de alto valor en el país, incluidas las genéticamente modificadas (GM). Estas actividades son esenciales para disminuir las pérdidas de producción en países del hemisferio norte debido a los desafíos climáticos y las enfermedades. Además, el desarrollo y la obtención de nuevos híbridos, variedades vegetales y organismos genéticamente modificados (OGM) se aceleran gracias a estas acciones”.
Miguel Angel Sánchez, director ejecutivo de ChileBio explicó que “Chile abastece el mercado de contraestación de semillas OGM (hemisferio Norte), y contribuye significativamente a reducir de la escasez de producción de semillas en el hemisferio norte y a acelerar el desarrollo de nuevas variedades de OGM de interés global”.
En ese sentido añadió que “los requerimientos de semillas OGM dependen cada temporada de cuan productiva fueron las producciones en los países del hemisferio norte (principalmente EEUU y Canadá). La sequía, como también plagas y enfermedades, van mermando las producciones, y así se generan requerimientos de semillas en contraestación a países del hemisferio sur. Mientras más son afectadas negativamente las producciones en el hemisferio norte, entonces habrá una mayor solicitud de producción de semillas OGM en Chile. Por su parte, cuando se obtienen buenos niveles de producción en el hemisferio norte, entonces de solicitan menos cantidades de semillas a países como Chile para suplir sus necesidades”.